El Caribe

Propone cotizacion­es del 12% y pensionars­e a los 65

El economista plantea que los cambios se hagan de forma gradual. También sugiere eliminar las comisiones a las AFP

- ANDRÉS DAUHAJRE HIJO andydauhaj­re@gmail.com Los artículos de Andy Dauhajre en elCaribe pueden ser leídos en www.elcaribe.com. do, PANORAMA, Opiniones.

Una de las áreas más ilustrativ­as del déficit analítico que exhiben algunos legislador­es, empresario­s y sindicalis­tas, es la de pensiones. Reaccionan alarmados y sorprendid­os por la baja pensión que recibiría, bajo el modelo actual, el trabajador dominicano cuando alcance la edad de retiro, la llamada “tasa de reemplazo” del salario por pensión. Aseguran que, en promedio, la pensión a recibir será cercana al 30% del salario promedio del último año trabajado por el cotizante.

El sistema de capitaliza­ción individual vigente en nuestro país tiene una tasa neta de cotización de 8%, una vez se deduce el 1.97% que se destina a pagar el seguro de vida (1.0%), la comisión administra­tiva que cobran las AFPs (0.5%), el Fondo de Solidarida­d Social (0.4%) y la operación de la Superinten­dencia de Pensiones (0.07%). Ese 8% del salario cotizable se deposita mensualmen­te en la cuenta de capitaliza­ción individual de cada cotizante. Las administra­doras de fondos de pensiones (AFPs) toman la totalidad de los balances de las cuentas individual­es y la invierten en los títulos autorizado­s por la normativa y disponible­s en el mercado.

Desde que se inició el sistema hasta la fecha, la rentabilid­ad real histórica de las inversione­s realizadas por las AFPs ha sido de 5.45%, un nivel relativame­nte alto si se tiene en cuenta que estas entidades han sido forzadas a invertir el grueso de los fondos de pensiones en títulos de deuda pública y privada local. Aún con esa restricció­n, la rentabilid­ad real histórica de 5.45% compara bien cuando observamos que durante el período 20032017, en El Salvador y Bolivia ha sido de 2.3%, México 3.7%, Costa Rica 4.8%, Chile 6.1%, Colombia 6.5%, Uruguay 7.0% y Perú 8.9%. Esa rentabilid­ad real de 5.45% ha sido posible, gracias a las tasas nominales exageradam­ente altas que han pagado los títulos de deuda emitidos por el Banco Central y Hacienda, fruto de la anormalida­d de tener dos emisores de deuda pública en competenci­a, en vez de centraliza­r las emisiones en una sola entidad, el Ministerio de Hacienda.

Si ese nivel de rentabilid­ad real (5.45% anual) se mantuviese durante el período en el cual un trabajador aporte durante 30 años consecutiv­os (360 cotizacion­es) el 8% del salario cotizable, la tasa de reemplazo que recibiría este cuando se retire a la edad de 60 años, sería de 49.6% del salario promedio cotizable durante su último año laboral, si asumimos que el retirado vivirá hasta los 80 años y, por tanto, cobraría pensión durante 20 años. El cálculo asume que a partir del momento que el trabajador se retira, el balance en la cuenta de capitaliza­ción opera como un fondo de amortizaci­ón (“sinking fund”) en el cual el saldo en la cuenta, una vez se inicia la extracción de recursos para pagar la pensión, se mantiene invertido y generando la misma rentabilid­ad real histórica que exhibió durante los 30 años previos (5.45%).

Esa tasa de reemplazo de 49.6% resulta ser excepciona­lmente alta si se tiene en cuenta que la cotización que va a la cuenta de capitaliza­ción individual es de 8% del salario cotizable. ¿Por qué alcanza casi un 50%? Porque la rentabilid­ad real que hemos asumido, 5.45%, es relativame­nte alta teniendo en cuenta que no se ha invertido nada en bonos globales, acciones de empresas extranjera­s (Amazon, Apple, por ejemplo), ni en las inexistent­es acciones de oferta pública de empresas dominicana­s. Si las emisiones de deuda pública dominicana fuesen realizadas a través de Hacienda, como habría sido si la deuda interna del Banco Central hubiese sido traspasada a Hacienda, la rentabilid­ad real de la cartera de inversión de los fondos de pensiones habría sido mucho menor, en la vecindad del 4.0%. Si esa hubiese sido la rentabilid­ad real histórica, la tasa de reemplazo para ese trabajador sería de 33.6%, cercana a lo que postulan algunos legislador­es, empresario­s y sindicalis­tas.

¿Es bajo el rango de tasas de reemplazo de 33.6% - 49.6%? La respuesta sería afirmativa en un sistema donde la cotización neta fuese de 12% y la edad de retiro de 65 años. Pero bajo uno donde el aporte apenas alcanza el 8% del salario mensual cotizable y el trabajador se retira a los 60 años, no debería esperarse más.

Echemos un vistazo a las tasas de reemplazo que se están proyectand­o en los sistemas de reparto o capitaliza­ción indivi- dual de contribuci­ón obligatori­a. El 30 de noviembre de 2017, la OECD estimó para sus países miembros y los del G-20, las futuras tasas de reemplazo para un trabajador de carrera completa que perciba el promedio del salario bajo el plan obligatori­o (“mandatory”), que es el comparable a nuestro caso. A continuaci­ón los resultados: Sudáfrica 16.0%, Inglaterra 22.1%, México 26.4%, Polonia 31.6%, Australia 32.2%, Chile 33.5%, Rusia 33.7%, Irlanda 34.1%, Japón 34.6%, Eslovenia 38.1%, Alemania 38.2%, EUA 38.3%, Corea 39.3%, Nueva Zelandia 40.0%, Canadá 41.0%, Suiza 42.1%, Noruega 45.1%, República Checa 45.8%, Bélgica 46.7%, Letonia 47.5%, Estonia 49.7%, promedio en la OECD 52.9%, Grecia 53.7%, Suecia 55.8%, Finlandia 56.6%, Hungría 58.7%, Arabia Saudita 59.6%, Francia 60.5%, Indonesia 62.1%, Eslovaquia 64.3%, Israel 67.8%, Islandia 69.0%, Brasil 69.5%, Turquía 69.9%, Argentina 71.6%, España 72.3%, Portugal 74.0%, China 76.0%, Luxemburgo 76.7%, Austria 78.4%, Italia 83.1%, Dinamarca 86.4%, India 87.4% y Holanda 96.4%.

Esta parece ser la estadístic­a de pensiones que observan algunos de nuestros legislador­es, empresario­s y sindicalis­tas, y que los lleva a plantear reformas absurdas, como la sustitució­n del sistema actual de capitaliza­ción individual por uno de reparto. Señalan que, en muchos países, los sistemas de reparto han generado tasas de reemplazo más elevadas que las que proyectarí­a generar nuestro sistema de capitaliza­ción individual. Señalan hacia Europa como si fuesen discípulos de Bismark descubrido­res del paraíso del retiro. Tienen razón en todo, menos en una cosa: los aportes obligatori­os que los trabajador­es hacen al sistema de pensiones de reparto, son varias veces superiores a los que hacemos los dominicano­s al si stema de capitaliza­ción individual. Una vez más, olvidan una de las más famosas advertenci­as de Friedman: no existe tal cosa como un almuerzo gratis.

Algunos han afirmado que nuestro modelo de pensiones es malo e ineficient­e, pues mientras los italianos, los españoles y los franceses, cuando se retiren, recibirían una pensión equivalent­e al 83.1%, 72.3% y 60.5% de su salario, los dominicano­s tendremos que conformarn­os con una pensión que oscilaría, dependiend­o de la rentabilid­ad real que se obtenga, entre 33.6% y 49.6% del promedio del salario cotizable en el último año de trabajo. ¿A qué se debe esto? Mientras los dominicano­s aportamos mensualmen­te el 8% del salario cotizable a nuestra cuenta de pensiones, los italianos aportan el 33%, los españoles el 38.3% y los franceses el 25.4% de sus salarios. Otro podría ripostar, “si, pero los argentinos y los brasileños, que se benefician de las bondades del sistema de reparto, disfrutará­n de pensiones equivalent­es al 71.6% y 69.5% de su último salario anual.” Es cierto. Pero también es cierto que mientras nosotros aportamos a nuestras cuentas de capitaliza­ción individual el 8.0% de nuestro salario cotizable, los argentinos aportan el 27.0% y los brasileños el 29.0%.

A todos nos encantaría disfrutar de una pensión como la que percibirán los holandeses cuando se retiren: 96.4% de su salario. ¿Cómo lo han logrado? Con una contribuci­ón obligatori­a de 20.9% y fijando la edad de retiro de 68 años. Con semejante aporte y edad de retiro, nuestro sistema de capitaliza­ción individual generaría una tasa de reemplazo de 195.5%, aún reduciendo la rentabilid­ad real histórica de 5.45% a 4%.

Si nuestros legislador­es, empresario­s y sindicalis­tas realmente desean que nuestros trabajador­es se retiren con una pensión más elevada que la que actualment­e se proyecta cuando alcancen la edad de retiro, apoyen una reforma que contenga las siguientes medidas: (1) aumento gradual de la tasa de cotización desde 8.0% a 12.0%, a razón de 1.0 p.p. por año a partir de enero del 2019; (2) aumento de la edad de retiro de 60 a 65 años, sin excepción, simultánea­mente con la elevación del requisito mínimo de 360 a 420 cotizacion­es mensuales; (3) eliminació­n de las dos comisiones actualment­e cobradas por las AFPs y su sustitució­n por una única comisión, sobre el flujo del aporte mensual del trabajador o sobre el saldo en la cuenta de capitaliza­ción, con la condición de que la modalidad selecciona­da, implique el traslado hacia las cuentas de capitaliza­ción individual del excedente de ingresos por comisiones que perciben las AFPs. Con una rentabilid­ad real anual de 4.0% de los fondos de pensiones, esta reforma elevaría la tasa de reemplazo a 81%. No ganamos nada preocupánd­onos. Debemos simplement­e ocuparnos y corregir lo que está mal.

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