“Transformar vidas es enriquecedor”
Rivera ha servido al sector cooperativo y ha luchado por las reivindicaciones de la clase médica, a través de los diferentes gremios que ha dirigido
El doctor Daniel Rivera siente la satisfacción de servir a una creciente población, a través de la medicina, la docencia y la administración hospitalaria. Este internista-intensivista, abrazó su profesión como un servicio social, tanto a nivel público como privado con la misma pasión.
La idea de poner la medicina especializada a un mayor alcance de la población, lo llevó junto a un grupo de profesionales de la medicina de diferentes áreas a fundar hace 20 años la Clínica Unión Medica del Norte, entidad que preside desde hace ocho años.
Sus aportes al sector salud van más allá de las consultas y la administración médica, pues su labor como docente y como director, durante tres períodos de la carrera de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, le ha permitido formar alumnos que están diseminados en hospitales nacionales e internacionales.
1. Influencia del entorno
Vengo de una familia de siete hermanos, que ya no es costumbre en una familia y, vivir en un barrio como el caso, donde nací, que fue Villa Belén, frente al Hospital Cabral y Báez, pues era natural que me impactara la vida familiar junto con el hospital. De ahí salimos un grupo de médicos que vivíamos cerca del hospital viejo y vimos la evolución al hospital nuevo. Era una infancia, donde uno podía ver marcadas las temporadas, como la de la Navidad que se sentía, cuando venía el carnaval, pues uno mismo tenía que hacer las caretas. Esa infancia tiene su huella muy importante en mi vida, viviendo en familia con papá y mamá. Mi madre no era profesional, ni tampoco mi papá y, sin embargo decían que había que estudiar, consideraban que la única forma de movilizarnos socialmente era así. Yo estudiaba con beca en el Instituto Evangélico, pude disfrutar de la tanda extendida que existía en ese tiempo, almorzaba en el colegio y regresaba a mi casa de nuevo a pies, porque quedaba prácticamente cerca. Ese vínculo de la infancia con un establecimiento adecuado, aunque venía de un barrio, se premiaba, que si uno estudiaba, podría estar participando de la mejor enseñanza, es inolvi
dable para mí”. Convicción Le digo a los jóvenes que haciendo las cosas bien, transformamos nuestras vidas
2. Crédito educativo
Cuando le dije a mi mamá que quería ser médico, recuerdo que en esa época ella lo que ganaba eran $50 mensuales, lo vio como algo de respeto, de mucha categoría, pues anteriormente, estaba vinculado como una gran responsabilidad social, familiar y eso le impactó muchísimo y, en