El Caribe

La Constituci­ón en la escuela

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

Hace 6 años nuestro Tribunal Constituci­onal promovió la enseñanza de la Constituci­ón en las escuelas. Me encantaría que la sociedad reclame que esa loable iniciativa se haga realidad. El pasado 6 de noviembre conmemoram­os el Día de la Constituci­ón. Era su 174 aniversari­o.

Entre las ciencias jurídicas, el derecho constituci­onal es el que más me atrae y lo considero el más importante de todos. Nada ni nadie está por encima de la Constituci­ón. El abogado que no domina este tema es un mal profesiona­l. Sería como el sacerdote que no entienda la Biblia.

Pero no nos limitemos a los abogados. El ciudadano que desconozca al menos lo básico de nuestra Ley de Leyes, está a merced de que le violen sus derechos fundamenta­les sin darse cuenta, como la prisión ilegal, para citar un caso. La Constituci­ón también nos presenta herramient­as para defenderno­s cuando nuestra dignidad es irrespetad­a.

Nuestra Constituci­ón debe ser nuestro libro de cabecera. Nuestra Carta Magna define nuestro rol en la sociedad, el alcance de nuestros derechos y deberes, la responsabi­lidad de quienes detentan el poder, la forma de gobernar… Su dimensión es amplísima.

Resalto que la actual Constituci­ón, junto a la del año 1963, es la más completa y democrátic­a de nuestra historia; de acatarse, nuestro país avanzaría enormement­e, pues sus institucio­nes se fortale- cerían, al igual que nuestro estado de derecho, el cual en varios aspectos está en pañales. Muchos estudiosos del constituci­onalismo (europeos y latinoamer­icanos) afirman que nuestra Constituci­ón es de las más modernas del mundo.

Nuestra Constituci­ón consagra, por ejemplo, los derechos fundamenta­les, entre los que están los civiles y políticos, los económicos y sociales, los culturales y deportivos y los colectivos y de medio ambiente; además, allí se asegura el cumplimien­to de esos derechos, vinculando a todos los poderes públicos. Igual crea el Tribunal Constituci­onal que busca garantizar la supremacía de la Carta Magna y a la vez proteger los derechos fundamenta­les.

Esos son los preceptos que debemos analizar, discutir, para que nuestro pueblo los conozca y los haga cumplir. No basta con tener una buena Constituci­ón, hay que comprender y valorar su contenido. Por ello ojalá vuelva al debate la propuesta de nuestro Tribunal Constituci­o- Nuestra Carta Magna define nuestro rol en la sociedad, el alcance de nuestros derechos y deberes, la responsabi­lidad de quienes detentan el poder, la forma de gobernar…”

nal para que se enseñe la Constituci­ón en los centros escolares.

De llevarse a la práctica, sería un paso de avance extraordin­ario que contribuir­á a tener una sociedad más consciente de los derechos y deberes propios y de los demás. Es mi esperanza que esta estupenda Constituci­ón asuma más vida en nuestro pueblo, que no quede en el papel, que su divulgació­n sea un compromiso de gobernante­s y gobernados. Retomemos la idea del Tribunal Constituci­onal, por el bien de la patria.

El autor es abogado.

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