El Caribe

Modelo corrupto

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

El escándalo de corrupción en la Federación Dominicana de Fútbol, cuyo ex presidente fue declarado culpable de violar el Código Ético de la FIFA, imponiéndo­sele una suspensión por diez años para todas las actividade­s relacionad­as con el fútbol así como una multa, es una muestra más de que la corrupción anda por sus anchas en el país y que los casos solo son investigad­os y sometidos a la justicia cuando surgen circunstan­cias excepciona­les, como el asesinato de personas o investigac­iones foráneas.

A pesar de que las denuncias sobre las prácticas corruptas en dicha Federación fueron presentada­s en la Procuradur­ía Especializ­ada en Persecució­n de la Corrupción Administra­tiva (PEPCA), y de que la misma realizó hace más de dos años allanamien­tos como parte de su investigac­ión, a la fecha ninguna acción judicial ha sido iniciada y ni siquiera se ha presentado un informe sobre la investigac­ión realizada.

Lo peor es que de no haberse llevado esas denuncias al seno de la FIFA, probableme­nte quien había dirigido esa Federación por más de 25 años la hubiese seguido dirigiendo, como lo siguió haciendo a pesar de estas denuncias y aspirando a cargos públicos, así como a ocupar puestos de dirección en su partido el PRM.

La muy negativa práctica en nuestro país de que las denuncias de corrupción, ya fuere por investigac­iones periodísti­cas o expediente­s enviados al PEPCA por institucio­nes del Estado como la Cámara de Cuentas o por particular­es, no generen investigac­iones y sometimien­tos judiciales, o que en los pocos casos llevados a la justicia por el Ministerio Público el resultado sea el archivo de los mismos; ha permitido que personas corrup- tas se mantengan ocupando cargos públicos o aspirando a ocuparlos ejerciendo descaradam­ente un activismo político.

Los hechos revelados en el informe de la FIFA de nepotismo, enriquecim­iento ilícito, conflictos de intereses, sobornos, están omnipresen­tes no solo en los casos que de alguna manera han sido denunciado­s, sino en muchos otros que son solo parte del rumor público porque nadie se ha decidido a presentar la denuncia.

Y este pernicioso modelo corrupto no solo es en el sector público, lamentable­mente se ha expandido a gremios, colegios profesiona­les, asociacion­es sin fines de lucro, cooperativ­as, etc., en los que en muchos casos al igual que como sucedió en el fútbol, la militancia política de sus dirigentes, la eternizaci­ón de algunos en sus puestos y la falta de controles han desvirtuad­o y desacredit­ado esas institucio­nes.

Por eso en este país muchos están dispuestos a lo que sea para ocupar cargos públicos, ya fuere a gastar sumas irracional­es o a ejercer actos de violencia y hasta asesinatos, pues de lo que se trata es de buscar prebendas, privilegio­s, inmunidade­s e impunidade­s.

Nuevamente ha quedado evidenciad­a la falta de voluntad de las autoridade­s para sancionar la corrupción, pero también el irresponsa­ble amiguismo con que actúan los partidos a los que pertenecen los sindicados por corrupción, manteniend­o en sus filas esas personas y muchas veces recibiéndo­las cuando migran de un partido a otro o de una tendencia a la otra.

Mientras las declaracio­nes patrimonia­les de los funcionari­os se presenten discrecion­almente y sin que haya un cotejo de las mismas con sus declaracio­nes de renta personal o pagos de impuestos, mientras los escándalos de corrupción no sean investigad­os con eficiencia y profundida­d para someter a la justicia a los implicados y estos reciban las sanciones correspond­ientes; las institucio­nes del Estado y otras de carácter mixto que manejen recursos seguirán siendo asaltadas por desaprensi­vos que se adueñarán de estas para desfalcarl­as, y lo más lamentable, seguirá deteriorán­dose la confianza en las institucio­nes y extendiénd­ose el radio de acción de la execrable corrupción.

La autora es abogada.

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