Nueva gestión en la ADP
LA PROFESORA XIOMARA GUANTE fue posesionada ayer como presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) con un discurso algo diferente a los pronunciamientos que había cuando fue electa para ocupar la posición con más del 55% de los votos.
Un ligero cambio en el mensaje de ambas intervenciones obliga a un análisis más profundo y detenido de la dialéctica de la profesora Guante, quien llega a la posición políticamente impulsada por el Partido Revolucionario Moderno. El pronunciamiento del día en que fue declarada ganadora fue más general y hasta lució conciliador. El de ayer pareció más gremialista, al advertir que en su gestión “con nosotros se acabó el amagar y no dar, el anunciar y no actuar”. Prometió una gestión de “solución o lucha”. Y anunció que ejecutará con parte de los recursos de la ADP proyectos de investigación sobre temas educativos y sociales relacionados.
No está del todo definido si se trata de un cambio en la postura de la dirigente profesoral, los pronunciamientos de ayer en la toma de posesión con respecto a sus ideas en el momento de ser declarada ganadora. Lo que sí debe entenderse es que el de ayer fue el discurso oficial, el que tiene categoría de juramentación. Es la pieza que se utilizará para medir su gestión. En base a ese discurso y a sus propuestas, será evaluada por la sociedad.
Y está claro que muchos ojos estarán encima de la gestión de la profesora Guante, por el papel que últimamente desempeñó la ADP de enfrentamiento constante con las autoridades del Ministerio de Educación por temas que no todos eran directamente vinculantes al gremio o a sus asociados, que son los profesores del sector público.
La ascensión de la profesora Guante se produce en momentos en que se exige una mayor capacitación profesoral, para mejorar la calidad de la educación, el siguiente y tal vez más importante paso de la aplicación del 4% del PIB a la educación preuniversitaria, que comenzó en el 2013 y se enfocó en los primeros años en construir escuelas y en aplicar la tanda extendida.
La segunda fase, la de la calidad de la educación, está indisolublemente atada a la capacidad de los profesores, no solo de enseñar, sino de cooperar. Por ahí está el reto de la profesora Guante.
lSANTOS AQUINO RUBIO
En los últimos años se ha puesto muy de moda el término Posverdad, neologismo que significa mentira emotiva y que permite describir la distorsión de una verdad en forma deliberada con intención ulterior, pero con el propósito firme de llegar con su propio mensaje a la opinión pública.
En este contexto, debemos ser realis- tas y entender que el término se ha puesto de moda porque el ejercicio del poder está realmente cimentado en la posverdad. Todo se distorsiona para convencer a la opinión pública de que lo que hacen o dicen es verdad, siendo realmente mentiras emocionales.
A nadie es ajeno que, en República Dominicana, una cosa es lo que se dice, otra lo que se hace y, de ninguna manera la verdad tiene asidero, llevando a la gente a vivir en la más terrible de las confusiones.
Para muestra un botón, el anuncio constante de un crecimiento en la economía superior al resto de la región, el incremento del empleo, la disminución de la miseria, la inversión en la educación y en la producción alimentaria, se queda en un exacto ejercicio de la posverdad.
Esto así, porque al llegar a la realidad, muy poco de lo que se dice es cierto, aunque el control casi absoluto de los medios, la contratación de mercenarios de la comunicación y el dominio, por diversos medios, incluyendo la publicidad, Aduanas e Impuestos Internos, hacen ver a los ciudadanos, que el país transita a pasos agigantados por el mejor sendero.
Las acciones de corrupción, la dejadez de la Justicia, la protección de delincuentes y el irrespeto a los derechos ciudadanos, son el pan de cada día, es muy poco lo que tiene peso para un reclamo justo y una reacción positiva de las autoridades de turno.
Realmente el ciudadano dominicano ha perdido sus derechos, no vale nada, no tiene oídos que le escuchen y, centrado en las redes de la posverdad, todo marcha viento en popa. No hay esperanza.
El autor es periodista y abogado.
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