El Caribe

La despedida de Mariano Germán

- MANUEL ULISES BONNELLY VEGA ubonelly@hotmail.com

Tras la última reunión del Consejo Nacional de la Magistratu­ra (CNM), fue dada la noticia de que el presidente de la Suprema Corte de Justicia decidió no someterse al proceso de evaluación que se avecina sobre todos los integrante­s del alto tribunal que han cumplido siete años en el ejercicio de sus funciones. La informació­n fue dada por el propio doctor Mariano Germán Mejía cuyo discurso del 7 de enero fue preludio del reciente anuncio.

Esta decisión no sorprende mucho, no sólo por qué se sabe que su arribo a la Suprema fue auspiciado por un sector distinto al que hoy predomina en el CNM; sino porque en los corrillos -desde el mismo inicio de esta gestión- anduvo la especie de que para él, la asunción al cargo, había sido como especie de sacrificio.

Todo el que conoce su dilatado ejercicio profesiona­l privado, sabe lo exitoso que fue desde muchos ángulos y no dejaron de expresar su asombro al ver que aceptara ese cambio que, al menos desde el punto de vista económico (honorarios profesiona­les vs. salario del puesto), era para ellos incomprens­ible.

A consecuenc­ia de su decisión, el CNM, no tendrá la necesidad de evaluar la gestión de Mariano Germán Mejía como presidente del alto tribunal debiendo limitarse, sencillame­nte, a llenar la vacante generada por su voluntad de no continuar en dirigiendo el Poder Judicial.

Por esa razón, el país no tendrá la oportunida­d de saber, de manos del órgano constituci­onalmente autorizado para ello, cual ha sido el resultado de su gestión como presidente de la Suprema Corte de Justicia y la sociedad deberá conformars­e con la opinión -claramente interesada- de los diversos actores que se relacionan de forma cotidiana con las funciones desempeñad­as por quien abandona el cargo (abogados, fiscales, jueces, etc).

Cuando se escriba la historia del actual período del Poder Judicial, lo cual deberá realizarse transcurri­do el tiempo necesario para que se haga con suficiente objetivida­d, podremos saber qué tan buena ha sido la gestión que culmina. Parafrasea­ndo al poeta Ismael De la Cerna “Solamente la historia tiene ahora el derecho a condenarlo o absolverlo..”. Mientras tanto y, por el momento, solo resta decir adiós a Don Mariano, y desearle feliz retorno al ejercicio privado, al mundo de la consulta y del litigio que de seguro le esperan con los brazos abiertos.

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