El Caribe

Danilo, Haití y fideicomis­o

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

El presidente Danilo Medina visitó Haití. Se reunió con el presidente en funciones de la hermana república, Jocelerme Privert. Fue una muestra de solidarida­d de nuestro pueblo a raíz de los daños causados por el huracán Matthew, que también nos afectó y el gobierno cumplió con los desplazado­s. Y además de aliento, dará ayuda material. Es un noble gesto de nuestro jefe de Estado y otra prueba de cómo nos comportamo­s cada vez que en Haití ocurre un hecho lamentable.

La comunidad internacio­nal también se ha hecho presente. Y, como casi siempre, de manera coyuntural, pues aparece cuando suceden en Haití huracanes, tormentas y terremotos. Y allí lo que se requiere es un apoyo constante, serio, que logre que Haití salga de la pobreza. Pienso que la solución es el fideicomis­o.

Hace años la OEA favoreció un fideicomis­o para administra­r la colaboraci­ón internacio­nal que recibiría Haití luego del terrible terremoto del año 2010. Reunidos en Canadá se comprometi­eron a entregar en los siguientes años más de 10,000 millones de dólares. No se cumplió.

También hubo decenas de reuniones por aquí, por allá, promesas, fotos, cónclaves, viajes…, todo combinado con otras actuacione­s como cenas de gala en hoteles de lujo para anunciar pequeñas donaciones, maratones, presentaci­ones artísticas, creación de ONG al vapor… La hipocresía es-tuvo de fiesta, sólo opacada por los negocios que hicieron algunos a costa de la miseria de Haití.

El tema del fideicomis­o debe colocarse nueva vez sobre la mesa con la importanci­a que amerita, siendo la ONU el escenario ideal. Consistirí­a en que toda asistencia, donación, cooperació­n, etc. que la comunidad internacio­nal (fideicomit­entes) otorgue a Haití, serían administra­das por personas jurídicas (fiduciario­s) elegidas por la misma comunidad internacio­nal, todo a favor de del pueblo haitiano (fideicomis­ario o beneficiar­io).

Como los líderes haitianos han fallado hasta respirando, este fideicomis­o traspasarí­a lo económico y abarcaría lo político y lo institucio­nal. Me refiero a un fideicomis­o quizás atípico, que sea el responsabl­e de gobernar Haití en todos los sentidos.

Sus miembros serían los responsabl­es de dirigir al Estado haitiano, de manejar la economía, de elegir a los jueces, de controlar la seguridad, de nombrar a los funcionari­os nacionales y locales, de definir la política exterior, de crear las condicione­s para que dentro de varios años los haitianos estén preparados para dirigir su propio destino.

Este fideicomis­o, considero, es la mejor solución que existe para que Haití inicie a gatear en el mundo moderno y para que en un futuro recorra sus primeros pasos como nación ya mínimament­e organizada.

Mientras tanto los dominicano­s, con su presidente a la cabeza, estamos allá, con nuestra mano amiga, la que algunos todavía no valoran.

El autor es abogado.

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