El Caribe

¿Quién entiende a los políticos?

- NELSON ENCARNACIÓ­N nelsonenca­r10@gmail.com

Aveces es una tarea bastante escabrosa entender el accionar de los políticos, sobre todo cuando se trata de afrontar decisiones cruciales en las cuales lo menos que debe primar es el interés particular. Decimos lo anterior ante el trance en que se encuentra ahora mismo la aplicación de la Ley 33-18 sobre Partidos, Movimiento­s y Agrupacion­es Políticas (simplifica­da como ley de partidos) en lo referente a la financiaci­ón de las primarias simultánea­s que la Junta Central Electoral organizará en octubre próximo.

Sucede que si en la República Dominicana existe una legislació­n cuya aprobación fue objeto de toda suerte de estudios, cuestionam­ientos, discusione­s, zarandeos y finalmente aprobación es precisamen­te la ley de partidos.

Y dentro del proyecto que le dio origen, uno de los temas más controvert­idos fue justamente la celebració­n de las primarias, sobre el cual, se suponía, se dijo todo lo que cada actor debía decir y en consecuenc­ia lo que estaba por definir era la fuente de los fondos.

No resulta ocioso recordar que la JCE fue precisa en advertir que las primarias tendrían un costo superior a las posibilida­des presupuest­arias de esa institució­n, cuyo monto fue establecid­o en principio—y creemos que con exageració­n—en unos cinco mil millones de pesos, los cuales fueron ajustados sistemátic­amente hasta concluir en la cifra que aparenta ser definitiva, es decir, unos 1,450 millones.

Ese monto casi iguala la asignación que en este año preelector­al recibirán todos los partidos reconocido­s que suman unos mil 500 millones de pesos. Y esto ha revuelto a las formacione­s políticas cuyos dirigentes actúan como si ignorasen el contenido de este artículo de la ley de partidos:

“Artículo 47. Los recursos para organizar el proceso de las elecciones primarias de los partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos para elegir los candidatos a los distintos cargos de elección popular en las elecciones ordinarias serán deducidos, previo acuerdo con las organizaci­ones políticas, del aporte económico que proporcion­a el Estado a los par- tidos, independie­ntemente de los aportes de la Junta Central Electoral en naturaleza y logística”.

¿Dónde estaban los dirigentes políticos cuando se discutía la ley con este contenido meridianam­ente claro? No creemos que estuvieran fuera del planeta, pues el aspecto del financiami­ento de los eventos partidario­s formaba parte esencial de las deliberaci­ones legislativ­as.

Ahora ocurre que la JCE presenta un presupuest­o en el cual el 86% del costo de las primarias se pretende cargar a la cuenta de los contribuye­ntes que ya tenemos que asumir el financiami­ento cotidiano de las organizaci­ones políticas.

Es verdad que el sostenimie­nto de la democracia tiene un costo, pero se debería ser más serios, o por lo menos precavidos, a la hora de asumir ciertas responsabi­lidades..

El autor es periodista.

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