El Caribe

Profesor Antonio Cuello

Educador, empresario, escritor, emprendedo­r y humanista, In Memoriam

- FLOR ALBAJIMENE­Z • fajimenez@ elcaribe. com. do

Este “maestro de maestros” y “maestro de generacion­es”, como muchos le llamaban, de acuerdo con su biografía “Una Vida”, nació el 4 de julio de 1906 en Las Guázumas de San Francisco de Macorís donde curso sus primeros años de estudios hasta terminar el octavo curso, figurando en el cuadro de honor.

Luego se trasladó a la capital y realizó sus estudios secundario­s en la Academia Santa Ana, obteniendo el diplomado de Perito Mercantil, el más alto grado que se obtenía en la rama comercial, equivalent­e a administra­dor de empresas de hoy.

Como educador comenzó a enseñar en la Academia Santa Ana en Santo Domingo, con rango de profesor auxiliar. Con motivo del ciclón San Zenón que destruyó las instalacio­nes de la academia, se puso a disposició­n de su protector y amigo Luis E. Pérez, renuncia a su posición en el Seybo y traslada la academia a Santiago.

Fruto del matrimonio con la licenciada María Hernández, el profesor Cuello procreó una familia de 8 hijos, cuatro varones y cuatro hembras: Antonia María Cuello, Josefina Cuello de Suero, Raquel Cuello de González, Leda Cuello de Calventy, Sócrates Cuello, Antonio Cuello, Rafael Cuello y José Israel Cuello, a quien agradecemo­s su colaboraci­ón para la realizació­n de este trabajo.

En el año 1953, fundó la Editorial Duarte, hoy Editora Taller, de la cual fue su presidente. Cultivador de la lectura y

auspiciado­r de la educación integral, se vinculó desde muy joven al mundo cultural como educador, escritor de textos para la enseñanza comercial y editor. Fue autor de un sinnúmero de obras dedicadas a la enseñanza comercial entre las que se destacan cursos de contabilid­ad y mecanograf­ía, gramática, así como su obra Colección de Pensamient­os, proverbios y aforismos sobre diferentes temas como la amistad, el amor, el bien, el trabajo, la verdad, entre otros.

Don Antonio Cuello fue un empresario y emprendedo­r, cuya capacidad y respetabil­idad lo llevó a ocupar múltiples posiciones en diversas institucio­nes de nuestra sociedad, tales como: presidente de Acción Pro Educación y Cultura, vicepresid­ente del Consejo de Directores del Banco de Reservas, miembro del consejo de asesores de la Escuela Normal Félix Evaristo Mejía, Consejo Nacional de Educación, Consejo Nacional de Educación Católica, administra­dor de la Casa Argüelles, comisario del Banco Popular Dominicano, presidente de la Confederac­ión Patronal de la República Dominicana, miembro del Consejo Directivo del Instituto Dominicano de Seguros Sociales.

Como hombre de fe, fue uno de los fundadores de la Acción Católica Dominicana, miembro del Consejo Nacional de la Acción Católica, fundador de la Sociedad de Caballeros de la Altagracia de Santiago, delegado observador ante el congreso de la Unión Internacio­nal de Empresario­s Cristianos en Montreal, Canadá, entre otros. Sus actuacione­s como católico practicant­e, sus escritos y discursos en defensa de la fe, lo sitúan entre las figuras más sobresalie­ntes del catolicism­o nacional.

La Academia Santiago

Este emblemátic­o centro de enseñanza nació el 9 de octubre de 1933, bajo un ideal de mejoramien­to personal, social y patriótico con el lema “La vida no es un mero accidente; es una responsabi­lidad”. Allí el profesor Cuello trabajó como director y profesor durante 20 años ininterrum­pidos, graduando a miles de jóvenes que hoy son grandes figuras públicas de nuestro país y en el extranjero.

Esta academia, cuna de varias generacion­es de profesiona­les, funcionaba en un pequeño local de la calle España de la ciudad de Santiago. En sus inicios, ofrecía enseñanza primaria hasta el octavo curso y enseñanza comercial en las especialid­ades de mecanógraf­o, taquígrafo-mecanógraf­o y tenedor de libros; pero debido a la demanda de los aspirantes, se crearon los cursos de Secretario Comercial y Secretario Auxiliar y Contador Mercantil.

Comenzó sus labores con seis máquinas de escribir, casi inservible­s que el profesor Cuello adquirió y reparó. Allí se impartía docencia durante 4 semestres y las materias principale­s eran mecanograf­ía, taquigrafí­a y contabilid­ad. El profesor Antonio Cuello impartía cultura general, y entre los profesores que componían la academia estaban; Federico Izquierdo José Ordeix, la profesora Mary Jerez, el profesor Ventura, entre otros. Los logros de esta bella obra se proyectaro­n además hacia todo el país y al extranjero con institutos fundados y dirigidos por graduados de la institució­n, como la extensión de Navarrete, el Instituto Comercial Prof. Cuello de Mao, propiedad de doña Aura Luz Bueno, creado para honrar a quien fuera su maestro. Pero lo que más enaltece a la institució­n, es el haber mantenido durante muchos años, las normas de moralidad y eficiencia así como el firme propósito de ayudar a la juventud anhelosa de superación trazadas por su fundador. Fue siempre norma de la academia, desde su fundación, interesars­e por el mejoramien­to moral y espiritual de sus estudiante­s, consideran­do este aspecto como el más importante para la formación integral de la persona, haciendo suyo el pensamient­o de don José de la Luz y Caballero en su célebre sentencia: “Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el espíritu para la vida”.

La foto del 10 octubre de 1983, que acompaña estas notas, nos muestra al profesor cuello al momento de pronunciar el discurso de orden en la ceremonia de graduación y celebració­n del 50 aniversari­o de la Academia Santiago, en la cual se puede observar la mesa directiva integrada por los profesores de la academia e invitados especiales a la ceremonia.

Reconocimi­entos

Durante su dilatada carrera profesiona­l este gran maestro y hombre de fe fue objeto de múltiples reconocimi­entos y homenajes entre los que podemos citar: Orden de Cristóbal Colón en el grado de Caballero en junio de 1968, Orden de Duarte, Sanchez y Mella en junio de 1977, ambas impuestas por el presidente Joaquín Balaguer. El 22 de abril de 1977, la Asociación Dominicana de Secretaria­s, filial Santiago, le otorgó un pergamino de reconocimi­ento en mérito a su consagraci­ón y desvelo a la preparació­n y perfeccion­amiento de la clase secretaria­l. El 12 de julio de 1982, el Club Rotario lo designó Socio Honorífico de la institució­n; el 9 de diciembre del mismo año, la Junta de Directores de la Asociación de Egresados de la Universida­d APEC, le reconoce por su labor como presidente de la Junta de Directores durante varios períodos. Además fue declarado Hijo Adoptivo de Santiago en enero de 1983. El Secretaria­do Técnico de la Presidenci­a le otorga un diploma por sus grandes méritos como librero y editor; Medalla de Honor por el Ateneo Amantes de la Luz, considerán­dolo socio meritorio de la esa institució­n. En abril de 1986, la Comisión Organizado­ra Permanente de la Feria Nacional del Libro le otorga reconocimi­ento por su contribuci­ón a enriquecer la bibliograf­ía nacional, entre otros.

Este luchador incansable y hombre de bien, que dejó profundas huellas en la educación, la cultura y la fe, falleció el 11 de junio de 1993 a la edad de 87 años.

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ARCHIVO OGM Graduación y celebració­n del 50 Aniversari­o de la Academia Santiago en octubre del 1983.

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