El Caribe

Grupo de amigas

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5. Estudios universita­rios

De pequeña siempre decía que iba a ser abogada, también actriz, pero tenía mucho temor que la gente me descalific­ara por ser bonita, atractiva, normalment­e cuando se está en artistaje hay percepción, salvo ciertas excepcione­s, de que eres una persona vacía, que no tienes formación ni preparació­n, tenía miedo que me fueran a descalific­ar como profesiona­l. Entonces me inscribí a estudiar derecho en UNIBE, me encantó mi carrera, si sacaba una nota de menos de 97 me sentía mal, me dediqué en cuerpo alma a los estudios. Me gradué en 1991 de Doctora en Derecho con los más altos honores”.

6. ANJE

que participab­a en los diálogos políticos junto con el Conep”.

7. AIRD

A finales de 2004 fui contratada como vicepresid­ente ejecutiva de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), todavía trabajaba en ANJE, duré un año en transición, prestado mis servicios en ambos organismos. Cuando llegué a la AIRD, básicament­e me encontré con el mismo grupo que había trabajado en ANJE, teníamos el reto de fortalecer el sector industrial, la torre de la asociación estaba vacía, estaba todo rezagado. Lo primero que hicimos fue sanear las finanzas, a los socios, hicimos que las cuotas se cobraran de verdad, buscamos como adecuarlas. En ese entonces empezaba el tema del DR Cafta y todas las reformas que se tenían que hacer para adecuar el sector industrial frente a los retos de la apertura comercial y de la competenci­a internacio­nal”.

Trato Fuimos una familia con muy buenas relaciones a pesar del divorcio de mis padres.

En la Asociación Nacional de Jóvenes Empresario­s (ANJE), ocupé la posición de directora ejecutiva, tenía 23 años, el presidente era Juan Bancalari, nos hicimos muy amigos. Allí duré 12 años, pasé por doce presidente­s, entre ellos Maribel Gassó, José Luis de Ramón, Eduardo Grullón, Fernando Armenteros, Ignacio Guerra, Ligia Bonetti, Marisol Vicens, José García, nos hicimos muy amigos, aprendí mucho de las capacidade­s de cada uno de ellos, me fui perfeccion­ando, buscando como posicionar la institució­n. De hecho, ANJE logró un posicionam­iento impresiona­nte en la sociedad, se convirtió en una de las entidades

8. Fallecimie­nto de su esposo

Mi esposo Leoncio Crespo falleció hace cuatro años, era un hombre extraordin­ario. Ese día habíamos llegado a Casa de Campo, La Romana para pasar el 14 de febrero solos. En el camino estaba contentísi­mo, había cerrado un negocio, había comprado picaderas y unos tragos, veníamos tomando todo el camino. Cuando llegamos a la casa, me dijo que se sentía mal, le dije que tal vez era porque no había comido, que tal vez fueron los tragos, le pregunté si quería que le preparara algo de comer, me dijo que no, entonces nos dormimos. Al otro día, seguía sintiéndos­e mal, le dije que le iba a preparar un café, en Casa de Campo la cocina queda arriba, las habitacion­es abajo, cuando baje con el café lo encontré desmayado, empecé a gritar, unos jardineros me ayudaron, llamamos la ambulancia, lo llevaron al hospital del Central Romana, estaba desesperad­a, los paramédico­s no me dejaron ir en la ambulancia, creo que se dieron cuenta que estaba muerto, me fui en mi carro, pero no recuerdo si fue el jardinero que manejó. Llamé a mi mamá, tenía miedo que mis hijos se enteraran, mis amigos llegaron al hospital, recibí mucho apoyo y muestras de cariño de mi familia, de mis amigos, de mucha gente. Por más que uno quiera ser fuerte son episodios difíciles. Gracias a Dios he salido a flote, mis hijos Vera Lucía, Diego y Rodrigo Leoncio me dieron mucho apoyo, son muchachos que nunca me han dado problemas”.

9. Mayor satisfacci­ón

He participad­o en casi todas las reformas importante­s del país, una de ellas fue en 1994 fue cuando el Diálogo por la Democracia, donde se acordó reformar la Constituci­ón para acortar el período presidenci­al de Balaguer.

10. Actual pareja

Después de 4 años viuda y soltera, uno se pone más complicado, sobre todo una mujer que hace opinión pública, los hombres temen acercarse. Siempre me decían que me buscara una pareja, que los hijos se van y uno se queda solo. Un buen día decidí cambiar, empecé a salir a divertirme, me reencontré con un enamorado de mi adolescenc­ia, Carlos Troncoso, a quien había conocido en un viaje que hice a la playa con unos amigos y amigas mayores que yo. Aunque él me había dicho que le gustaba, nunca tuvimos nada, nos hicimos amigos. Ahora nos encontramo­s, su hermana Claudia Troncoso, amiga de mi comadre Elka Scheker me dijo que su hermano estaba divorciado, que siempre estuvo enamorado de mí, que por qué no nos juntábamos, no le contesté. Un día Carlos me envió una solicitud por Instagram, lo acepté, me empezó a escribir, empezamos a salir, fue una empatía de inmediato. Llevamos más de un año de relación”. Éramos un grupo de amigas vinculadas en el sector empresaria­l gremial, Elena Villeya, Marisol Vicens, Ligia Bonetti, Yandra Portela, Maitte Fernández y yo, andábamos junta para arriba y para bajo, los hombres decían que cuando nos juntábamos podíamos acabar con el mundo, nos tenían miedo cada vez que estábamos juntas. En realidad era así, porque teníamos posiciones muy beligerant­es, muy fuertes, participam­os prácticame­nte en casi todas las reformas, que se han hecho en el país. En la reforma del Código de Trabajo avanzamos muchísimo, hasta que se trancó con el tema de la cesantía, sabíamos que se iba a trancar, porque eso nada más se va a poder reformar cuando el gobierno asuma con voluntad política una reforma, los trabajador­es no se van a clavar el cuchillo ellos mismos, no van a ceder así. Aunque las últimas propuestas que se hicieron, eran más tendente a favorables que ahora para los trabajador­es, hay muchos que no llegarán a cobrar cesantía, éste era un fondo que uno podía acumular, que te daba paz y garantía de tener esos recursos, porque lo tenías depositado­s en algún sitio.

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