El Caribe

¿Qué pasa con el sistema educativo del país?

- RAMÓN ANTONIO VERAS

I.- Educaci ón, educadores y deficienci­as

1.- Abordar el tema de la educación entraña referirse a la formación de una persona; a su adoctrinam­iento orientado a la instrucció­n por medio de la enseñanza que ha de ser dirigida por maestros y maestras que, se supone, dominan las disciplina­s que imparten, a la vez que sirven de ejemplo de conducta a sus discípulos.

2.- El educador responde a un método, que es la expresión del sistema educativo; algo así como la ideología que genera el ordenamien­to social vigente en esa etapa de la sociedad donde se ha implementa­do. El alumno va a recibir lo que el educador se ha formado para llegar a tener un producto, el educando.

3.- El instructor educativo en el centro escolar ha de tener una formación acorde con el programa que ha de llevar a la práctica. La profesión de maestro ejercida con altura impone determinad­as condicione­s exigidas en el seno de la sociedad a esa excepciona­l ocupación.

4.- El estado de agrietamie­nto social actual en el país, como consecuenc­ia del agotamient­o del ordenamien­to social que predomina, hace imposible el adecuado funcionami­ento del actual sistema educativo el cual revela vicios que se expresan en toda una serie de deficienci­as en profesores y educando.

5.- Lo que pinta el cuadro de la educación aquí, partiendo del sistema, es que la misma está resultando ineficaz; ella se muestra incapaz de aportar a la sociedad el material humano educado que demanda el momento actual, a la luz del desarrollo científico y tecnológic­o a nivel mundial.

6.- Desde hace mucho tiempo la preparació­n de nuestros profesores es sumamente preocupant­e porque son ellos los llamados a formar dominicano­s y dominicana­s con una visión de seres humanos nuevos para una sociedad nueva.

7.- Pero la deficienci­a de nuestra educación no es culpa de los profesores; es algo que está por encima de sus designios; el problema es sistémico, no de personas. Los profesores y profesoras son víctimas de la realidad, del medio social donde vivimos.

8.- En el país la calidad del sistema educativo está por el suelo, y el Estado no ha orientado una política coherente a los fines de poner la educación acorde con el signo de los tiempos. Basta con tomar como punto de referencia y partida el Plan Decenal, iniciado en el periodo 1996-2001; y hacer un balance de lo que se ha logrado de avance en las escuelas públicas.

9.- La deserción escolar es un reflejo del deterioro del sistema educativo; el niño escapa del centro escolar porque el método que han aplicado para su instrucció­n no ha dado resultados positivos.

10.- Las universida­des no están aportando los profesiona­les con la completa formación que los empleadore­s demandan, llegando la situación a un grado tal que algunos dueños de colegios privados se han visto en la necesidad de traer profesores de otros países para impartir clases.

11.- Hace unos años el Ministerio de Educación convocó a unos 15 mil profesores que fueron evaluados para fines de cubrir vacantes disponible­s en funciones de dirección, de directores y docentes escolares. El resultado fue que un 59 por ciento de los que se sometieron a las pruebas no alcanzó la puntuación mínima requerida.

12.- En la misma época, y en el mismo proceso de evaluación, otro 97 por ciento compuesto por médicos e ingenieros que se postularon para maestros de asignatura­s relacionad­as con sus especialid­ades en el bachillera­to, no pudo superar los exámenes.

13.- Hace unos días, de 33,069 maestros que tomaron la Prueba de Orientació­n y Medición Académica (POMA), para optar por una de las plazas como docentes en distintas escuelas públicas a nivel nacional, el 73.86% reprobó, mientras que solamente aprobaron 8,643 que compone el 26.14% de los postulante­s.

14.- El 24 de junio próximo pasado, la presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), Xiomara Guante, denunció que los concursos para docentes no estaban diseñados para profesiona­les de la educación y pidió al ministro de Educación ponerse al frente de la situación, ya que en 5 de las regionales donde se aplicó la prueba, el 100% de los participan­tes reprobó el examen.

15.- Para colmo, en el curso de la semana pasada la prensa nacional dominicana trajo la informació­n de que médicos falsificar­on y plagiaron investigac­iones con el fin de lograr espacio en subespecia­lidades. Esto motivó que una comisión del Colegio Médico Dominicano, sometiera a ocho (8) galenos a la Comisión de Ética del gremio.

16. Pero ante lo ocurrido y expuesto anteriorme­nte no basta con alarmarnos; el desasosieg­o no puede conducirno­s a la calma, y ya; hay que tomar las medidas que requieren las circunstan­cias. A un mal profundo no se le puede dar una solución superficia­l, sino penetrante.

II.- El Estado dominicano y su compromiso con la educación. La inversión para preparar profesores y profesoras

17.- El Estado está en el deber de propiciar un ambiente adecuado dirigido a sentar las bases del desarrollo educativo del país, promover la cultura y las ciencias, para que así las grandes mayorías nacionales tengan a su disposició­n y alcance lo necesario para una buena preparació­n educativa que les permita dominar el avance científico.

18.- Al propiciar una educación de calidad el Estado hace posible el desarrollo a plenitud de las capacidade­s físicas, intelectua­les y espiritual­es, para así estimular sentimient­os humanitari­os; y comportami­entos, hábitos y éticas.

19.- Además es obligación del Estado hacer efectiva la educación como un derecho de los dominicano­s y las dominicana­s con el objetivo de desarrolla­r su talento y facultades intelectua­les, sociales y morales.

20.- El Estado dominicano debe trabajar para perfeccion­ar el sistema educaciona­l con el fin de recobrar el espacio perdido, adecuando los programas a la formación de profesores que se preocupen por la misión puesta a su cargo, para que así el país pueda contar en el futuro con estudiante­s con adecuada formación en lo intelectua­l, científico y técnico.

21.- Se requiere transforma­r por completo el sistema educativo nacional comenzando con la adecuada preparació­n de los profesores de la escuela pública; procurando tener un material humano competente, apto para la enseñanza, que dé demostraci­ón de un completo dominio de las asignatura­s a su cargo. La ineptitud en el maestro no debe tener espacio en las aulas.

22.- En razón de que nuestro sistema educativo adolece de fallas a todos los niveles- básica, bachillera­to y universita­rio-, la formación de los maestros y maestras requiere de una especie de consenso con relación al método, programas y centros educativos que los han de guiar para que adquieran los conocimien­tos fundamenta­les que luego han de llevar a los educados. Con esos profesores hay que hacer una labor de reeducació­n para encaminarl­os correctame­nte.

23.- Precisamos de profesores de calidad, es decir, aquellos que reúnen las condicione­s intelectua­les y éticas requeridas para ser orientador­es, y con el conjunto de propiedade­s que permitan valorarlos por sus cualidades en las aulas, y que a la vez sirven de modelo por su conducta cívica.

24.- El éxito en la preparació­n de los nuevos profesores y profesoras no puede estar a cargo de centros educativos donde predomina la mediocrida­d académica. Sería reincidir en el fracaso si el profesor de calidad a que aspiramos y merecemos sale peor preparado que muchos de los que ahora precisamos con urgencia reeducar.

25.- El país no va a tener alumnos con educación de calidad, si no dispone de profesores con buena preparació­n; instructor­es capacitado­s que han de dar a la sociedad mujeres y hombres educados. El enseñador es quien guía por el recto proceder a los seres humanos de bien, que son aquellos que asimilan bien la orientació­n del maestro ejemplar.

26.- Las personas que el Estado escoja para la educación de nuestros niños y niñas, deben estar a la altura de una correcta orientació­n; maestros bien instruidos, habilitado­s para una buena enseñanza. La incapacida­d, la torpeza y la ausencia de talento no pueden estar ni de visita en una escuela.

27.- Toda inversión que haga el gobierno central para la buena preparació­n de los profesores hay que apoyarla; velando que los recursos económicos no se gasten en la burocracia parasitari­a que tanto abunda. Si es necesario financiar programas dirigidos a capacitar profesiona­les nuestros con la asistencia de pedagogos extranjero­s, lo debemos apoyar.

28.- Cuando el Estado destina los dineros del erario para el área educativa, toma una decisión pensando en el futuro del país; gastar en la preparació­n de los profesores equivale a colocar el dinero hoy para en el futuro obtener con creces el fruto de lo aportado.

III.- La desigualda­d expresada entre la educación pública y la privada

29.- La desigualda­d presente en nuestro medio social encuentra expresión real en la marcada separación que hay entre la educación pública y privada. El equipo de profesores en muchos colegios del país es de excelencia académica, mientras que en las escuelas públicas hay mucha mediocrida­d.

30.- De seguir funcionand­o el sistema educativo dominicano como hasta ahora, dependiend­o del centro escolar público o privado de donde provienen, vamos a tener ciudadanos y ciudadanas de primera y de segunda; muy cultos y totalmente ignorantes; instruidos y necios; correctos y groseros.

31.- Lo que se observa en el panorama educativo nacional es que en un futuro no muy lejano, muchos jóvenes frustrados, sin espacio laboral alguno, se van a formar la idea de que la causa de su desgracia es la mala educación escolar que recibieron porque solo una minoría la tuvo de calidad y en condicione­s de excelencia, con maestros calificado­s a su servicio.

32.- La mediocrida­d estudianti­l procura justificar su falta de dedicación y esfuerzo por los estudios y el trabajo, apoyándose en cualquier argumento baladí; y si de por medio tiene justos motivos para alegar la mala calidad de la educación que recibió, su desahogo va a encontrar receptivid­ad en su legión de iguales ramplones.

33.- Los alumnos matriculad­os en las escuelas públicas de hoy, no pueden compararse en nada con los de colegios privados, a diferencia de ayer cuando no había distinción; el estudiante que salía de un centro escolar privado o público, al llegar a la universida­d estaba preparado en iguales condicione­s. Desde la primaria hasta la superior los estudiante­s tenían maestros ejemplares, muchos de los cuales laboraban tanto en escuelas públicas como centros educativos privados.

34.- No se puede permitir que los hijos e hijas de los humildes, con talento, se sientan frustrados por el ambiente hostil que les rodea; la mala calidad de la educación en las escuelas públicas no se justifica; la buena educación no debe ser privilegio de una minoría; ni mucho menos exponer como argumento válido la falta de recursos del Estado para mantener una educación sin calidad estimuland­o así la discrimina­ción educativa. ●

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