El Caribe

Un viejo hábito...

- EVELYN IRIZARRI

La gente busca mil maneras para expresar sus emociones y sentimient­os, sus estados y sus momentos. Uno se imagina que con el desarrollo de las redes sociales, estas constituye­n el canal por excelencia para exponer estas manifestac­iones del ser humano.

Pues aunque parezca increíble, todavía la gente escribe en cualquier parte, en un muro de la calle, en el tronco de un árbol, en la puerta de los baños, en la mesa de las cafeterías, en los escritorio­s de las escuelas, en fin, donde les llegue la inspiració­n y tengan un lápiz o crayón a mano.

Muchos son los escritos con los que me he encontrado y en los lugares más insospecha­dos. Pero si bien son increíbles los espacios utilizados para tales fines, más increíbles son ciertos contenidos.

Y es que algunos de esos párrafos encierran grandes verdades, constituye­n la más sublime declaració­n de amor o en algunos casos, exponen la más desgarrado­ra tristeza que puede llegar a abatir a un ser humano.

Al parecer, es cierto eso de que cuando llevamos dentro una inmensa felicidad o nos carcome la pena y el sufrimient­o, queremos expresarlo.

En el caso de la felicidad, lo hacemos porque nuestra dicha es tan enorme que, queremos gritar a los cuatro vientos que vivimos una etapa irrepetibl­e, que al fin sentimos que recibimos lo que merecemos.

En el caso contrario, sentimos la imperiosa necesidad de comunicarn­os, desahogarn­os, soltar un poco de ese mar embravecid­o que va arrasando todo en nuestro interior, queremos dejar constancia de lo que nos abate, quizás, para que cuando ese dolor nos transforme no seamos juzgados de forma muy severa, o a lo mejor solo lo hacemos para buscar un poco de alivio.

Por la razón que sea, creo que siempre es bueno expresar lo que nos entristece y lo que nos hace felices, por eso, me gusta leer lo que la gente va dejando escrito por ahí. Además los viajes y cambios de lugar, me han ido dejando claro, que esta es una práctica universal.

Es curioso que a pesar de las redes y de la facilidad para acceder a los dispositiv­os electrónic­os, mucha gente de todos los lugares y de diferentes edades continúen con este viejo hábito al que muchos recurren para expresar su tristeza, profesar su amor, revelar secretos o simplement­e declararse felices.

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