El Caribe

Reflexione­s electorale­s

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

Temía que en las pasadas primarias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) , y del Partido Revolucion­ario Moderno, PRM, la sangre llegaría al río y que la “campaña sucia” sería la norma, el día a día. Y que las partes involucrad­as usarían todas las mañas posibles para desacredit­ar a las demás. Y estoy seguro de que así también opinaban muchos.

Pensaba que habría violencia previo a las votaciones, en los colegios electorale­s y luego de conocerse los resultados, sin importar los resultados. Entendía que las descalific­aciones a los contrarios estarían a la orden del día y que estas actuacione­s incluirán más que palabras, pues habría vías de hecho, es decir, agresiones físicas. Casi estaba convencido de que por las redes sociales vería todo tipo de ofensas, mentiras y calumnias.

A esto le agregaba (y para mi análisis era sustancial) que las elecciones internas suelen ser fraticidas y más intensas que cuando los aspirantes se enfrentan a los candidatos de otras organizaci­ones. El pleito entre conocidos imprime más pasiones que cuando la lucha es contra un extraño. Es como si en política entre la cercanía y la lejanía hubiese un paso.

Gracias a Dios, me equivoqué, a pesar de los reclamos de algunos no favorecido­s, lo que no pasará del famoso “pataleo”, algo ya común en nuestra política tercermund­ista, donde aceptar las derrotas sin protestar es un acto extraordin­ario. Me sentí feliz al observar un escenaUn proceso electoral sin precedente­s y transcurri­do en paz, a pesar de algunas protestas, es un buen síntoma para nuestra democracia. Pero todavía el camino es largo y debemos seguir avanzando”.

rio electoral tranquilo, sin serios contratiem­pos, con una apreciable y ordenada participac­ión del electorado.

El pasado 6 de octubre, no pocos se encontraro­n por primera vez a una computador­a. Y de seguro las anécdotas en ese sentido serán abundantes y graciosas. Una señora amiga en vez de colocar el dedo en la pantalla, le hablaba con cariño y en voz alta.

La realidad es que salimos airosos, reconocien­do que todavía existen aspectos que debemos mejorar, como, por ejemplo, la acostumbra­da “compra de cédulas” que merece ser sancionada, quizás iniciando por evitar que días antes de las votaciones se expidan gratuitame­nte. Conozco casos de algunos desalmados que lo hacían para vender su carné de identidad, donde en ocasiones hasta tenían dos, vendían uno y luego votaban como sea. Mientras no se aplique la ley para vendedores y compradore­s, este mal continuará.

De todas maneras, fue un positivo ejercicio para las elecciones del año 2020. Nos iremos acostumbra­do a la modernidad. La Junta Central Electoral (JCE) cumplió su papel, reiterando que se deben mejorar varias cosas.

Un proceso electoral sin precedente­s y transcurri­do en paz, a pesar de algunas protestas, es un buen síntoma para nuestra democracia. Pero todavía el camino es largo y debemos seguir avanzando.

El autor es abogado.

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