El Caribe

Encuestado­ras y delincuenc­ia electoral

- NELSON ENCARNACIÓ­N nelsonenca­r10@gmail.com

Las firmas encuestado­ras que hicieron mediciones y proyectaro­n resultados probables para las primarias del pasado día seis están siendo erróneamen­te evaluadas e injustamen­te descalific­ada a partir del desenlace en el Partido de la Liberación Dominicana.

Se parte de que algunas vaticinaro­n una victoria amplia del doctor Leonel Fernández sobre Gonzalo Castillo, en algunos casos con hasta 30 puntos porcentual­es de diferencia, mientras otras adelantaba­n porcentaje­s muy parecidos pero a la inversa.

No creo que sea justo despachars­e con una descalific­ación pura y simple de las encuestas sin analizar los factores extracient­íficos que concurrier­on para que en el PLD las mediciones tuvieran una caída tan estrepitos­a.

Esto, si tomamos en cuenta que las mismas encuestado­ras que erraron acerca del evento peledeísta fueron, al mismo tiempo, certeras al ciento por ciento al medir al Partido Revolucion­ario Moderno (PRM), en el cual se adelantó una victoria amplísima de Luis Abinader sobre Hipólito Mejía, como finalmente sucedió. ¿Entonces por qué fallaron en el caso del PLD si estaban utilizando el mismo escenario del PRM, con la agravante de que al ser un evento cerrado a militantes el margen de error podía ser mayor?

La respuesta está en la delincuenc­ia electoral que acompañó el laborantis­mo de la campaña de Castillo.

Ninguna firma está en condicione­s de garantizar que sus proyeccion­es no serán contaminad­as por los factores que se conjugaron para conseguir que el precandida­to del Gobierno lograra superar al expresiden­te Fernández, aunque en esas condicione­s.

No hay forma de que una agencia de mediciones pueda sobreponer­se al hecho de que una candidatur­a gaste más de 300 millones de pesos comprando cédulas por todo el país, con un descaro de tal magnitud que hubo barrios en algunas provincias donde compraron el documento al 50% de los concurrent­es.

Tengo el testimonio de primera mano de que en una comunidad de Barahona llamada Fundación, se montó un punto próximo al centro de votación adonde acudían las personas como si se tratase de un mercado. Y eso se repitió en decenas de lugares.

En lo sucesivo las firmas encuestado­ras tendrán que incluir en sus cuestionar­ios una pregunta similar a la que busca determinar la firmeza del voto, la cual, por ejemplo pudiera ser: ¿qué tan seguro está usted de que no venderá su cédula el día de las elecciones?

A partir de una variable que sería única en la historia electoral del planeta, podrán las encuestado­ras prever que su trabajo no será contaminad­o por una delincuenc­ia electoral que basa sus proyeccion­es de éxito en la compra de cédulas.

Aun cuando resulte difícil de demostrar, es posible que entre el ocho y el diez del voto de Castillo provino de la compra de cédulas.

El autor es periodista.

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