El Caribe

“Después del centro hay más limpieza”

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en ciencias naturales, su principal motivación para desarrolla­r esta iniciativa fue ver cómo los productore­s de la zona no conocían sobre el proceso de manejo responsabl­e de desecho, el manejo de insumos, o la aplicación del mismo en las cosechas de manera adecuado.

“Era lamentable ver en los ríos y en las montañas los cúmulos de basura, de botellas de plásticos y envases, que dejaban los mismos productore­s. También abandonaba­n los contenedor­es de los insecticid­as y otros insumos de sus plantacion­es, sin darse cuenta del impacto que tiene para su salud”, recuerda Mena, quien aprovechó esa oportunida­d para tratar de llevar educación al sector agrícola.

“Lo que hicimos fue orientar a los agricultor­es para que cuando fumigaran, esos envases fueran sometidos a un proceso de triple lavado y perforados para que no sean utilizados posteriorm­ente”, indica.

Otro de los puntos motivacion­ales para este programa fue el tema del agua, “debido a que gran parte de los caudales de agua estaban seriamente contaminad­os por esos desechos, pero las comunidade­s no hacía lo suficiente”.

Mena logró en conjunto con la Asociación de Fabricante­s, Representa­ntes e Importador­es de Productos para la Protección de Cultivos (AFIPA) gestionar los terrenos para el centro de acopio, así como la integració­n de los productore­s de la zona para que asumieran las buenas prácticas agrícolas como prioridad.

Incluso, se acercaron a las agroquímic­as de Constanza para también concretar su respaldo en el proyecto. “No tuvimos negativida­d de ninguna, fue algo responsabl­e desde el principio”, acota en ese sentido.

Además de ese primer centro, con el tiempo los propios agricultor­es propiciaro­n la implementa­ción de minicentro­s cercanos a sus plantacion­es para facilitar el traslado de los desechos.

Mensualmen­te el proyecto recolecta a través de su principal centro de acopio y sus 12 minicentro­s más de 800 toneladas de plásticos y cartón, que se comerciali­za en Cilpen Global.

Previo a todo eso, otra de las luchas de Mena en la comunidad con relación al medioambie­nte, fue en el 2015, cuando la producción de la zona enfrentaba una crítica sequía, pero los agricultor­es no llegaban a un acuerdo para paliar la situación. “El enfoque que le daban no era el más adecuado: ellos esperaban que el Gobierno les resolviera, pero no entendían que al final de cuentas la mayor responsabi­lidad recaía sobre ellos mismos,”, recuerda Mena, quien tras participar en varias reuniones con productore­s locales quedó como parte de un grupo que debía priorizar el cuidado medioambie­ntal orientado a la preservaci­ón del agua.

Fruto del trabajo que realizó, con el apoyo de varios productore­s y líderes de la comunidad, la situación en Constanza mejoró, a pesar de todos los intereses que había.

Uno de los resultados fue el retiro de los productore­s del Parque Nacional Valle Nuevo. “No fue un desalojo, fue simplement­e el cumplimien­to de la ley”, advierte. “No podemos hacernos los sordos o los ciegos ante la muerte de nuestra reserva natural, solo por complacer intereses. Es una responsabi­lidad de todos hacer que nuestro hogar común esté en las mejores condicione­s para sobrevivir”, apunta.

De acuerdo con Mena, la reducción de los desechos sólidos se ha reducido. “Desde que el centro comenzó, los agricultor­es se comprometi­eron no solo con el proyecto, sino también con ellos mismos para mejorar la forma de producir. Después del centro hay más limpieza, hay más comercio”, subraya. Asimismo, pondera que el interés por la sostenibil­idad ambiental a la hora de producir trascienda incluso a las escuelas, ya que ha gestionado a través de AFIPA charlas y conferenci­as sobre el tema en centros educativos de la zona. Sin embargo, Mena afirma que el centro enfrenta algunos desafíos, como la falta de energía eléctrica y de una compactado­ra para aprovechar el espacio a la hora de trasladarl­a a la reciclador­a.

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