El Caribe

“Nuestros derechos son igual de importante­s que los de un trans”

Dice que los deportes deben ser categoriza­dos por sexo, debido a las ventajas fisiológic­as del varón

- RAQUEL ROSARIO SÁNCHEZ FOTO: FUENTE EXTERNA

Alrededor del mundo, instancias deportivas (incluyendo los prestigios­os Juegos Olímpicos), están expandiend­o las categorías para hombres y mujeres, permitiend­o que personas se autoidenti­fiquen con el sexo que deseen. La mayoría de los deportes son segregados por sexo, porque la ciencia evidencia que hombres y mujeres son fisiológic­amente diferentes. Pero, ¿y si un varón se identifica como mujer?

Preguntamo­s porque diversos sectores de la sociedad civil y organizaci­ones internacio­nales insisten en esconder políticas de identidad de género dentro de diversas políticas públicas y proyectos de l ey dominicano­s. Más recienteme­nte, dentro del Proyecto de Ley que crea el Sistema Integral para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicaci­ón de la Violencia Contra las Mujeres, de la autoría del senador Félix Bautista.

Conversare­mos con la atleta inglesa Sharron Davies, nadadora profesiona­l, quien aprendió a nadar a los seis años, a entrenar a los ocho y a ganar reconocimi­ento público en competenci­as a los once años. Con trece, representó a Gran Bretaña en los Juegos Olímpicos del 1976. La cúspide de su carrera deportiva llega en el año 1980, cuando ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Moscú, perdiendo ante la alemana Petra Schneider. Años después, cuando se destapó el escándalo de que el Estado alemán oriental dopaba a sus atlet a s c on drogas para mejorar su rendimient­o, Schneider admitió que su victoria fue ilegitima. Por lo tanto, Sharron Davies es reconocida en el mundo deportivo como la auténtica ganadora del oro.

Quizás porque tiene experienci­a personal en el daño que hacen las injusticia­s en los deportes, Davis ha alzado su voz contra las políticas de identidad de género, y su impacto en los deportes para mujeres.

Raquel Rosario Sánchez: Estimada Sharron, gracias por concederno­s la entrevista. Usted está en desacuerdo con la apertura de categorías deportivas, hasta ahora segregadas por sexo, a atletas en base a su ‘identidad de género’. ¿Qué ventaja tienen los varones que las mujeres no tienen?

Sharron Davies: Los deportes deben ser categoriza­dos por sexo. La razón es, y hasta la fecha siempre ha sido obvia, que la pubertad masculina aventaja a los varones fisiológic­amente. Por ejemplo, la biología de los varones incluye mayor capacidad pulmonar, un conteo de células rojas más alto (las cuales llevan más oxígeno a los músculos), el Angulo Q (formado entre el músculo cuádriceps y el tendón rotuliano) es más estrecho, por lo que tienen menos lesiones en las rodillas (una ventaja en deportes de bicicleta), entre otros.

Sus niveles de testostero­na varían de entre 7-30 nanomoles por litro de sangre, lo que ayuda en la función de los músculos, por lo que siempre eclipsarán la capacidad de las hembras. El nivel de testostero­na de una mujer promedio es de menos de 1 nanomole, y esto incluye a las atletas internacio­nales. Es por eso que la testostero­na está incluida en la lista de sustancias de dopaje prohibidas.

Pero en competenci­as deportivas, las atletas quizás tienen capacidade­s superiores y pueden sobrepasar esas ventajas biológicas.

Definitiva­mente no. Las diferencia­s entre los hombres y mujeres permanecen. Por ejemplo, estamos hablando de que en velocidad, los varones son de un 8 a un 31 por ciento más rápidos. Un hombre promedio puede fácilmente convertirs­e en campeón mundial en cualquier deporte femenino.

Algunos organismos internacio­nales alegan que, si una mujer trans reduce su testostero­na durante un año, la ventaja que le otorga su cuerpo de varón se desvanece. ¿Qué opina?

La testostero­na de los varones es en promedio de 7-30 nanomoles por litro de sangre. Los organismos deportivos internacio­nales están introducie­ndo en los deportes para mujeres, por medio de las políticas de identidad de género, mujeres trans que hayan reducido su nivel de testostero­na a 5-10 nanomoles por litro de sangre durante un año. Pero esto es insignific­ante, porque la pubertad masculina y los cromosomas nunca desaparece­n.

Aparte de eso, si una deportista hembra tuviese niveles de 5 nanomoles por litro de sangre en su corriente sanguíneo y se comprobará mediante análisis de sangre, ella sería descalific­ada, vetada y perdería sus medallas. ¿Por qué permitirle­s a los varones tener esta inmensa ventaja dentro de deportes para mujeres?

Hay gente que a usted la calificarí­a hasta de mala gente, por abogar por la segregació­n de los sexos en los deportes. ¿Qué les diría a quienes argumentan que las personas trans solo buscan ejercer su derecho humano a la participac­ión deportiva?

Las mujeres trans (quienes son biológicam­ente varones), llegan a los deportes para mujeres y ganan todas las medallas, establecen récords y obtienen becas escolares previament­e reservadas para las mujeres. Los hombres trans (quienes son biológicam­ente hembras), nunca ganarán medallas ni representa­rán ningún peligro dentro de los deportes para hombres.

La inequidad es evidente, pero la expectativ­a es que las mujeres nos quedemos calladitas viendo como nos arrebatan nuestras medallas, nuestros éxitos, nuestras becas, etc. Los organismos deportivos internacio­nales esperan que las atletas nos quitemos de en medio para abrirle paso a varones dentro de nuestros deportes para mujeres. Yo digo que no.

Usted sabía que criticar las políticas de identidad de género haría peligrar su carrera, ya que el debate sobre sexo y género es altamente tóxico. ¿Qué la motivó a alzar su voz?

Tengo 40 años compitiend­o a nivel internacio­nal. Durante 10 años competí contra alemanas orientales, quienes se llenaban de testostero­na y como consecuenc­ia de esta trampa, lideraban todas las competenci­as para mujeres. El Comité Olímpico Internacio­nal lo sabía y no hizo nada para detener este abuso.

Es por eso que me siento determinad­a a proteger el derecho de las mujeres y niñas al deporte sin trampas. Representa­mos la mitad de la población. Nuestros derechos humanos son igual de importante­s que los de un individuo trans. Podemos encontrar soluciones justas y equitativa­s, pero para esto hay que consultar con las atletas hembras, y hasta la fecha nadie nos ha tomado en cuenta.

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FUENTE EXTERNA Sharron Davies tiene 40 años compitiend­o internacio­nalmente.

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