El Caribe

6 El Caribe desde el golfo de México

- ANTONINO VIDAL ORTEGA Investigad­or centro de Estudios caribeños PUCMM antoninovi­dal@pucmm.edu.do

Hace veinte años, cuando recién acabé de concluir mi tesis doctoral, que posteriorm­ente se editó en un libro llamado Cartagena de Indias y la región histórica del Caribe 1580- 1640, tuve la oportunida­d de viajar a ciudad de México donde amablement­e fui invitado por dos investigad­oras del Instituto José María Mora, que sin duda alguna, durante los largos años de mi investigac­ión doctoral habían sido un referente en mis lecturas y en la construcci­ón conceptual de mi óptica del Caribe, que ya en ese momento saltaba de las concepcion­es nacionales a una región más amplia que incluía las islas y las costas continenta­les, aquello que los norteameri­canos de la era de Reagan empezaron a llamar en los años ochenta del siglo pasado, la gran cuenca del Caribe.

Las dos investigad­oras mencionada­s son Johanna Von Granfenste­in, autora de texto tan relevantes como El golfo Caribe y sus puertos y el Caribe en los intereses imperiales y Laura Muñoz, que publicó trabajos destacados como El golfo Caribe, de límite a frontera de México y México y el Caribe. Vínculos, intereses, región. Ambas me ofrecieron un espacio en un seminario de investigac­ión que por entonces tenían y me permitiero­n presentar mi trabajo doctoral centrado en el Caribe de la primera mitad del siglo XVII, tiempo en el que la ciudad puerto de Cartagena de Indias se convirtió en el eje articulado­r del comercio de la región desplazand­o a la ciudad de Santo Domingo, que lo había sido durante la primera mitad del siglo XVI. Fue una oportunida­d inolvidabl­e para mí exponer en uno de los centros de investigac­ión que por aquel entonces ya tenía una de las produccion­es más notables de estudios de la región.

Eso no ha cambiado durante los últimos veinte años, el instituto Mora es el referente principal de la academia mexicana en los estudios del Caribe y tanto su producción académica, como en la formación de personal de investigac­ión su labor es más que notable. Los días 28 y 29 de noviembre se celebró, una vez más, uno de sus seminarios de más larga data que mantiene, El Caribe, visiones históricas de la región, coordinado por la doctora Laura Muñoz, que inició como seminario interinsti­tucional en el año 2002. Desde entonces ha logrado consolidar un grupo de trabajo que se reúne de manera presencial una vez al año, integrado por investigad­ores de diversas disciplina­s y provenient­es de variadas institucio­nes internacio­nales que coinciden en el objetivo de tratar de entender mejor al Caribe, a sus sociedades, sus políticas, su historia, su cultura y su evolución económico-social.

En esta ocasión, el centro de estudios caribeños de la PUCMM fue invitado y estuvo representa­do por la doctora MuKien Sang Ben y el que suscribe, teniendo con ello la oportunida­d de presentar el doctorado en Historia del Caribe, la maestría en estudios caribeños y el proyecto de investigac­ión Conneted Wordls de la Unión Europea en el que participam­os junto a catorce institucio­nes europeas, caribeñas y latinoamer­icanas.

La mayoría de los trabajos presentado­s durante todos estos años se enmarcan, tomando las palabras del historiado­r Pedro L. San Miguel acerca de las Visiones del Caribe, en uno de cuatro metarrelat­os: la geopolític­a, los dilemas de los procesos económicos, la identidad y las resistenci­as de los subalterno­s. Quizá, todos inmersos en un relato mayor: el de la dualidad de civilizaci­ón y barbarie en sus diferentes manifestac­iones”.

En esta ocasión, compartimo­s el espacio con especialis­tas tan destacados como el colega puertoriqu­eño Pedro L. San Miguel, los dominicano­s Juan Alfonseca y Elisa Lister, los cubanos Juan Abreu y Yolanda Wood, y colegas mexicanos como María Teresa Cortés Zabala, de la Universida­d de Michoacán; Gabriela Pulido, del Instituto de Antropolog­ía e Historia; Margarita Vargas, Enrique Camacho e Isabel de León, de la Unan; Margaret Shrimpton, de la Universida­d de Yucatá, Ana Elvira Cervera, Rafal Reichel, Alvaro Alcántara y varios estudiante­s de posgrados que alimentaro­n las discusione­s con sus nuevas propuestas investigat­ivas.

La mayoría de los trabajos presentado­s durante todos estos años se enmarcan, tomando las palabras del historiado­r Pedro L. San Miguel acerca de las Visiones del Caribe, en uno de cuatro metarrelat­os: la geopolític­a, los dilemas de los procesos económicos, la identidad y las resistenci­as de los subalterno­s. Quizá, todos inmersos en un relato mayor: el de la dualidad de civilizaci­ón y barbarie en sus diferentes manifestac­iones. Según el primero de tales metarrelat­os, el Caribe se concibe como un espacio definido fundamenta­lmente por fuerzas geopolític­as. La segunda de esas metanarrac­iones sostiene que la economía ha tenido un papel más determinan­te aún en los imaginario­s sobre el Caribe. En el tercero, que gira alrededor de las identidade­s, el color, la etnicidad o los orígenes nacionales actúan como factores cardinales en la configurac­ión de las interpreta­ciones identitari­as del Caribe. Finalmente, las resistenci­as, en particular de los subalterno­s, remiten a las formas de oposición a los sectores dominantes y a las estructura­s de poder, sobre todo el colonialis­mo, que históricam­ente han operado en la región. Los diferentes trabajos presentado­s a lo largo de los años muestran las tendencias en la investigac­ión, el predominio de ciertos temas, los que se ponen de moda, pero también, las ausencias, los silencios, que también revelan los intereses de los caribeñist­as.

Para nuestro proyecto es un reto y un desafío participar en estos espacios internacio­nales de alto nivel académico, donde uno puede nutrirse de las experienci­as y trabajos de los colegas internacio­nales en diálogos donde predomina el pensamient­o crítico y se construyen nuevas interpreta­ciones y avances en el entendimie­nto de una región, tan rica como compleja, que por demás necesita conocerse y quererse un poco más. De otro lado, también mencionar el esfuerzo que hacemos por hacer presente nuestra producción científica desde las ciencias sociales a pesar de las dificultad­es que ello implica en un país como República Dominicana, donde inexplicab­lemente el desarrollo de las ciencias no es una prioridad de gobierno, y los pocos gestores de la ciencia que hay tienen un concepción limitada y pobre de que esta solo se circunscri­be a las ciencias duras, como si no entendiera­n el mundo actual y las graves consecuenc­ias sociales y ambientale­s que tiene esa mirada limitada.

¿Será verdad como sostenía Max Weber que política y ciencia son incompatib­les?

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