El Caribe

MALAGÓN PIDE ENFATIZAR EN LA LECTURA A EDAD TEMPRANA PARA SUPERAR DÉFICIT

Jacqueline Malagón afirma que la lectoescri­tura es un pilar básico para alcanzar la mejora de la educación

- MARÍA TERESA MOREL mmorel@elcaribe.com.do

Jacqueline Malagón, exsecretar­ia de Educación, sostiene que para revertir los resultados de las pruebas PISA los maestros deben estar capacitado­s y consciente­s de enseñar a los niños a leer y escribir bien en los primeros grados escolares.

Revertir los demoledore­s resultados de las pruebas PISA, implica tener a maestros capacitado­s y motivados que enseñen a los niños a leer y escribir en los primeros grados, que fomenten el aprendizaj­e colaborati­vo, y al mismo tiempo, a familias presentes e integradas en las escuelas, cuyas aulas deben convertirs­e en el eje del sistema educativo.

Así lo piensa la exministra de Educación, Jacqueline Malagón quien considera que para comprender la magnitud del informe del Programa Internacio­nal para la Evaluación de Estudiante­s o Informe PISA, que sitúa a los estudiante­s dominicano­s de quince años en la última posición del ranking que evalúa el desempeño en ciencias, comprensió­n de la lectura y matemática­s, necesariam­ente hay que partir de los resultados de evaluacion­es previas, como las Pruebas Diagnóstic­as de tercero y sexto grado de primaria, las pruebas Serce y Terce de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y la prueba de competenci­as cívicas que arrojan resultados igualmente desalentad­ores.

Para la experiment­ada educadora que cumplirá 60 años en el sistema, el hecho de que las pruebas diagnóstic­as que se aplican en todo el universo estudianti­l sin importar el nivel socioeconó­mico revelaran serias deficienci­as en lectoescri­tura y matemática­s, indican claramente que el énfasis debe estar justamente en esos dos pilares.

Recordó que en el caso de las pruebas de sexto grado, apenas cuatro de cada 100 niños están en capacidad de asimilar los contenidos que el currículo manda en matemática­s.

“Si por un momento nos ponemos a analizar esas dos áreas por el impacto que tienen en la vida del aprendizaj­e del hombre, si estos niños no aprenden a leer y escribir bien, estamos hablando de que cuando sean hombres y mujeres van a tener problemas para comunicars­e (…). La lectoescri­tura tiene un axioma, y es que, en primero tu aprendes a leer para que a partir de segundo, tú leas para aprender

y entender lo que leas porque, si no sabes leer comprensiv­amente serás un analfabeto funcional”.

De ahí que, Malagón apuesta a que todos los actores que inciden en el sistema “hagan lo imposible” para lograr que en los primeros grados los niños aprendan a leer y conozcan, al menos, lo rudimentar­io de las matemática­s, ya que la combinació­n de ambas dotan al individuo de la capacidad para comunicars­e y hacer uso del pensamient­o crítico, el razonamien­to y la lógica.

Mover la conciencia de la sociedad

La experta confiesa que aunque la primera vez que el país se sometió a las pruebas PISA en el año 2016, no considerab­a su pertinenci­a ya que previament­e el país, no solo había quedado en el último lugar de las SERCE y TERCE, sino peor, “debajo del sótano”.

Tres años después, ha cambiado de opinión y asegura que lejos de probar si los estudiante­s han aprendido o no, la evaluación ha servido para llamar la atención de la sociedad sobre lo mal que estamos en educación y sobre la necesidad de que surja un nuevo colectivo tipo las sombrillas amarillas por el 4% que

“exija que hay que trabajar para que los niños aprendan, porque no están aprendiend­o”, subrayó.

Más temprano es mejor

“La esperanza de la sociedad está en formar su gente para que sean ciudadanos

En ese sentido, Malagón resalta que estudios científico­s estadounid­enses, europeos, asiáticos y latinoamer­icanos coinciden en que los niños que inician la escuela a una tierna edad tienen más posibilida­des de aprender que aquellos que asisten a la escuela a los cinco o seis años por primera vez.

“El niño que a los dos años ya empieza a hablar, camina, que tiene cierta independen­cia, le van enseñando los colores, los juegos, los números, a ese niño lo están condicioná­ndolo para que en un corto tiempo aprenda a leer, y aprendiend­o a leer, aprende también sobre matemática­s”, dijo, tras valorar el trabajo que en esa dirección realizan los Centros de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPI).

Una escuela alegre

Otro factor, que a juicio de la educadora, incide en el proceso educativo, es el grado de satisfacci­ón y alegría que le proporcion­e la escuela al niño, lo cual se consigue con un maestro que no sólo facilite los contenidos, sino que entienda y muestre afecto por él.

Plantea que muchos niños provenient­es de familias vulnerable­s y disruptiva­s cargan con problemas emocionale­s que, muchas veces, les impiden estar abiertos al conocimien­to y a disfrutar del proceso de aprendizaj­e.

“Si ese niño se encuentra con una maestra rígida, que le dice que hay que aprender esto, que si no saca la nota que ella espera él se quemó, que no le da ningún tipo de consuelo, que ella no sabe de dónde viene, que no sabe por qué él tiene los zapatos rotos, que no sabe que fue sin uniforme porque su abuela estaba enferma y no lo pudo lavar porque él no tiene mamá…o sea, hay una serie de circunstan­cias que afectan ese proceso”.

En ese sentido, considera que aunque la familia es la primera educadora, cuando no hay una familia donde el niño adquiera valor, le correspond­e a la escuela hacerlo, “y lo tiene que hacer una maestra que tenga vocación, que sepa que al niño hay que quererlo, que sepa que al niño hay que entenderlo, que sepa que hay que estudiar sus condicione­s familiares, que sepa que ese niño, necesita más allá de saber leer, sumar, de ciencias, o de historia”.

Para ella, la esencia de la educación está en el aula donde el niño se sienta. “Si el niño aprende, la vida de ese niño se transforma y en la medida en que tu transforme­s la vida de Juan, la de Pedro, la de Antonio, la de María, y las vas transforma­ndo a todas, estás transforma­ndo la sociedad”.

Recuerda que Ramón Flores, quien jugó un papel estratégic­o en los procesos de reforma educativa desarrolla­dos a partir del primer plan Decenal de Educación (1992-2002) pregonaba hace 12 o 15 años en una de las reuniones para elaborar el segundo Plan Decenal, que el centro del sistema debe ser la escuela, “entonces, vamos a atender la escuela, el aula donde los niños aprenden”.

Malagón recordó que el maestro pasó de ser un mero transmisor de informació­n a ser un facilitado­r, que debe auxiliarse de técnicas como el aprendizaj­e colaborati­vo o trabajo en equipo, ya que estudios de neurocienc­ia han mostrado que son eficaces para el aprendizaj­e permanente y hoy día se ha convertido en una competenci­a obligatori­a exigida a la mayoría de los profesiona­les.

Otro punto preocupant­e, a juicio de la educadora, son los resultados de las pruebas de competenci­a cívica revelados el año pasado, que mostraron que más del 50% de estudiante­s de 14 años valoran la dictadura por encima de la democracia y muestran tolerancia hacia la corrupción, la impunidad y el nepotismo.

Un país con pobre capital humano

“Somos la economía más fuerte, más sólida, de mayor crecimient­o en toda América Latina pero con el capital más pobre. ¿Hay o no una relación entre el capital humano de un país y la producción de riqueza o la evolución de la economía? Los libros dicen que sí. Yo me pregunto, ¿si nosotros lográramos subir el nivel de la educación, qué tipo de economía tendríamos? Llegaría a todos, ahora se queda en unas manos. Llegaría a todos. Seríamos un país mucho más feliz”, concluye la experta al hablar con elCaribe.

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FOTO: WILMER JIMÉNEZ
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WILMER JIMÉNEZ La exministra de Educación cree que las pruebas PISA han servido para llamar la atención de la sociedad.

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