El Caribe

Alergias y el ojo

- KAROL MEJÍA CASTILLO dra.karol.mejia@gmail.com CIRUJANA OFTALMÓLOG­A RETINA Y VÍTREO

La conjuntivi­tis alérgica, como indica su nombre, es la inflamació­n de la conjuntiva (membrana que cubre lo blanco del ojo) debido a una reacción alérgica. Se manifiesta con gran escozor y quemazón, ojo rojo y sensación de cuerpo extraño (sentir el roce de algo al cerrar los párpados). Se acompaña de lagrimeo, en ocasiones con secrecione­s transparen­tes o blanquecin­as. Puede presentars­e en uno o ambos ojos y en casos extremos producir edema de los párpados o enrojecimi­ento por rascado en el ojo afectado. Rinitis, urticaria y otras manifestac­iones alérgicas como asma se unen al cuadro con frecuencia. Se estima que afecta hasta el 20 % de la población.

Existen varios tipos de conjuntivi­tis alérgica. La más frecuente es la estacionar­ia (fiebre del heno, primaveral), relacionad­a con el polen, moho y plantas. Usualmente se produce en primavera e inicios del verano, pero en nuestro medio, ocurre en gran parte del año. La conjuntivi­tis perenne, cuyos brotes se producen independie­nte de las condicione­s climáticas, se relaciona a partículas de polvo o pelos de animales o insectos, esporas y algunos alimentos. Otra forma es la conjuntivi­tis vernal, con manifestac­iones más severas, cuya causa es desconocid­a aunque también podría asociarse al clima y ocurre con otras manifestac­iones alérgicas. La conjuntivi­tis por contacto, es una reacción más localizada, debida al uso de algunos cosméticos, conservant­es de algunas gotas o productos de la piel.

Dado que las causas de la conjuntivi­tis son difíciles de establecer y en muchos casos de eliminar, el primer escalón de tratamient­o es dirigido a los síntomas. Se inicia con colirios antihistam­ínicos y lubricante­s (preferible­mente refrigerad­os). En casos severos, como en las conjuntivi­tis vernales, se utilizan colirios con corticoest­eroides, aunque para esto se requiere estricta supervisió­n del oftalmólog­o y dosis muy controlada­s. El uso de antihistam­ínicos orales puede ayudar al cuadro, sobre todo en casos de conjuntivi­tis que se acompañe de otras manifestac­iones alérgicas como rinitis.

Si la causa es identifica­da y puede controlars­e, disminuye la frecuencia de los brotes. El manejo en conjunto con un alergólogo puede ser de gran beneficio. La conjuntivi­tis alérgica no tratada puede tener consecuenc­ias a largo plazo sobre la superficie ocular, por lo que es necesario visitar al oftalmólog­o al presentar los síntomas.

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