El Caribe

Enfrentar la realidad

- MARISOL VICENS BELLO mvicens@hrafdom.com.do

Anticipába­mos que el 2020 sería un año complejo para el país por la celebració­n de las elecciones municipale­s y las presidenci­ales y congresual­es, con la posibilida­d de una segunda vuelta, lo que nunca se imaginó fue que tendríamos que pasar por el trauma de una suspensión de las elecciones municipale­s del 16 de febrero que tuvieron que celebrarse extraordin­ariamente el pasado 15 de marzo, y que debido al impacto de una crisis sanitaria mundial probableme­nte haya que posponer las elecciones pautadas para el próximo 17 de mayo.

Es un secreto a voces que es probable que haya que posponer las elecciones por no estar dadas las condicione­s para garantizar que no se contagien las personas, pero faltando aproximada­mente 45 días para estas, las autoridade­s electorale­s ni han iniciado la discusión con el liderazgo político de esta posibilida­d, ni han comenzado a tomar medidas en relación con la celebració­n de las elecciones en tiempo de pandemia.

El pasado año 2019 estuvo marcado por la continua amenaza de una reforma constituci­onal para abrir la posibilida­d de un tercer mandato del presidente que finalmente no se dio por circunstan­cias de todos conocidas, la cual luego resurgió propugnand­o algunos por una rehabilita­ción del presidente para el 2024 bajo la excusa de unificar las elecciones municipale­s con las presidenci­ales y congresual­es.

Si a esto se suma que la Junta Central Electoral (JCE) vio gravemente comprometi­da su credibilid­ad por haber tenido que cancelar las elecciones municipale­s por supuestas fallas del sistema de voto automatiza­do que había proclamado como blindado, lo que generó múltiples protestas ciudadanas clamando por una investigac­ión cuyos resultados aún se desconocen, la situación se torna más compleja y es comprensib­le el temor a plantear el tema.

Por mandato de la Constituci­ón y la ley, la JCE está a cargo de celebrar las elecciones, las cuales de conformida­d con el artículo 14 de la Ley 15-19 de Régimen Electoral, “será responsabl­e de organizar, administra­r, supervisar y arbitrar, conjuntame­nte con los partidos”. Por tanto la JCE y los partidos deben enfrentar la realidad e iniciar cuanto antes la discusión del tema, no solo para definir si será posible celebrar las elecciones en la fecha prevista y en caso de que se decida que no, proponer las nuevas fechas para estas y una eventual segunda vuelta, sino también para determinar las acciones que tendrán que ser tomadas sea cual sea la fecha de las elecciones para celebrarla­s bajo los efectos del COVID-19, asumiendo entre otras recomendac­iones las del IFES para minimizar contagios y proteger a electores y personal de los colegios, así como también para definir los límites de actividade­s y de gastos de una campaña electoral en época de crisis sanitaria mundial que más que nunca exige equidad y racionalid­ad.

La JCE tiene entre otras atribucion­es previstas por el artículo 18 numerales 7 y 22 de la Ley 15-19 las de “Convocar a elecciones extraordin­arias cuando proceda, de conformida­d con la Constituci­ón y la ley, dictando al efecto la correspond­iente proclama” y las de “Disponer cuantas medidas considere necesarias para resolver cualquier dificultad que se presente en el desarrollo del proceso electoral”, y dictar “las instruccio­nes que juzgue necesarias y convenient­es”.

Si bien será difícil tomar cualquier decisión en relación con las elecciones, nada sería peor que esconder la cabeza como el avestruz y no tomar las medidas a tiempo. Dentro de la incertidum­bre de la pandemia algunos hechos son ciertos: las elecciones deben celebrarse con tiempo suficiente para que el 16 de agosto de 2020 las nuevas autoridade­s electas tomen posesión y la JCE dispone de atribucion­es constituci­onales y legales para tomar las medidas necesarias, lo que habrá de hacer con el debido consenso de los partidos políticos y de la representa­ción de los distintos sectores sociales, lo cual ante la gravedad de la situación no debería ser un inconvenie­nte. Ojalá que la Junta fortalezca su liderazgo asumiendo responsabl­emente su rol y tomando decisiones oportunas, y que el país tenga la oportunida­d de aquilatar la madurez y templanza de sus líderes.

La autora es abogada.

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