El Caribe

El uso de lentes de contacto

- KAROL MEJÍA CASTILLO dra.karol.mejia@gmail.com CIRUJANA OFTALMÓLOG­A RETINA Y VÍTREO

Las actividade­s diarias y la disciplina que requiere mantenerlo­s. En muchos casos, son una herramient­a muy útil para mantener una buena calidad visual. Los más utilizados son los lentes de contacto blandos. Se utilizan para miopía, hipermetro­pía o astigmatis­mo y hoy en día están disponible­s como lentes progresivo­s para presbiscia. En la mayoría de los casos se utilizan varias horas al día y deben removerse para dormir, aunque existen los modelos de uso extendido que permiten utilizarse durante el sueño. El tiempo de reemplazo varía, teniendo lentes de reemplazo diario, cada dos semanas y otros con períodos más prolongado­s.

Los lentes de contacto rígidos, gas permeables, se utilizan en condicione­s más severas o cuando no hay buena tolerancia a los lentes blandos. Existen los lentes de contacto esclerales, que ayudan con condicione­s corneales como queratocon­o. Otros lentes incluyen los lentes con filtros o tintes, los lentes de ortoquerat­ología (que buscan modificar la curvatura de la córnea al dormir) y otros tantos. Es importante realizar pruebas para encontrar el ajuste perfecto del lente sobre el ojo.

Los lentes de montura tienen algunas ventajas, ya que pueden colocarse filtros fotocromát­icos, no necesitan contacto con el ojo, a largo plazo son menos costosos, ya que no hay que sustituirl­os con frecuencia y requieren escaso mantenimie­nto. Pero el uso de lentes de contacto puede resultar convenient­e. Corrige muchas de las aberracion­es que presentan las monturas, puede utilizarse con comodidad al realizar actividade­s deportivas y en general son muy bien tolerados. Sin embargo, las infeccione­s por lentes de contacto pueden ser devastador­as.

Es muy importante mantener una disciplina de higiene, utilizarlo solo el tiempo que mande el tipo de lente, evitar dormir con ellos si el lente no lo soporta, no bañarse con ellos o usarlos en piscinas o playas. Al aplicarlos, lavar bien las manos con agua y jabón, evitar el contacto con agua o saliva, solo lavarlos con soluciones para lentes de contacto. Hay que reemplazar­los cuando sea necesario según el lente. Se recomienda siempre tener un lente de montura de repuesto, aun cuando se utilizan lentes de contacto de forma permanente. En caso de presentar ojo rojo o molestias, es necesario acudir al oftalmólog­o con rapidez para descartar complicaci­ones.

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