Según Jesús Núñez, ya han muerto 17 ex cañeros por enfermedades que se habrían agravado por las dificultades para recibir atenciones médicas
Organizaciones internacionales, como el Fondo de Población de las Naciones Unidas, y nacionales, como la Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA) han advertido del riesgo de que poblaciones empobrecidas y otros grupos marginados queden excluidos de las estrategias y políticas para enfrentar la crisis sanitaria y económica causada por el nuevo coronavirus tanto en América Latina como en el país.
En República Dominicana las consecuencias de la exclusión estructural ya se sienten en grupos vulnerables como los migrantes, ahora envejecientes, que trabajaron en la industria azucarera, conocidos como cañeros. Muchos de ellos viven todavía en bateyes.
Jesús Núñez, presidente de la Unión Nacional de Trabajadores Cañeros, cuenta que, desde el inicio de las medidas de distanciamiento social, el 19 de marzo, hasta la fecha, han muerto 17 trabajadores de la caña por enfermedades crónicas que se agravaron debido a las dificultades para recibir atención médica. Piensa que, si hubiesen recibido asistencia a tiempo, todavía vivirían. “Más que por falta de medicamentos, fue por falta de ver a un médico, por la distancia”, dice Núñez.
“Hicimos un total de 249 visitas de trabajadores a centros médicos, de esos nos recibieron a 61, no para pruebas del Covid, sino para sus chequeos normales. Nos los rechazaron, en principio nos decían que se vayan a otros centros, que se vean en su casa, veíamos que era imposible”, explica el dirigente sindical al contar su travesía por hospitales para gestionar la atención a un grupo de hombres que trabajaron por décadas en la producción azucarera.
En tanto que Tayiri Acosta, del Círculo de Mujeres con Discapacidad (CIMUDIS), afirma que muchas de sus socias enfrentan serias dificultades económicas, y piensa que tendrán más obstáculos para recibir atenciones médicas mientras dure la pandemia.
“Con el Covid todo se ha agravado. El sector de las personas con discapacidad no puede acceder (plenamente) a los servicios desde antes de la pandemia. No hay camillas accesibles para que las mujeres se hagan mamografía o Papanicolau, tienden a no ir a los servicios, por las barreras tanto físicas como actitudinales (falta de entrenamiento del personal médico para atenderlas sin prejuicios)”, señala Acosta.
El 70 % de las personas con discapacidad no tenía recursos para quedarse en casa durante el confinamiento, según el informe “Resultados de los análisis sobre la situación de las Personas con Discapacidad y COVID-19 en República Dominicana” elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Programa Nacional de la Discapacidad (CONADIS).
Ante esa situación, desde CIMUDIS han entregado alimentos y productos de higiene a parte de sus socias, gracias a diferentes donaciones, porque las ayudas del Gobierno no han sido suficientemente focalizadas para atender todas sus necesidades, asegura Acosta.
El tema del COVID-19 y los grupos vulnerables del país fue discutido en un seminario virtual
Violación de derechos y salud pública
El Fondo de Población de las Naciones Unidas, en su documento Implicaciones del COVID-19 en la población afrodescendiente de América Latina y el Caribe, plantea que “si bien el virus puede contagiar a cualquier persona sin discriminación, sociedades tan desiguales como las latinoamericanas hacen que la afectación de esta pandemia sea de manera
En un conversatorio con productores del campo, también organizado por ADESA, Benita Cordero, de la Confederación Nacional de las Mujeres del Campo señaló cómo la crisis económica ya afecta los ingresos de pequeños agricultores que viven en comunidades más apartadas con servicios de salud reducidos. Sin producción ni dinero, se les dificulta buscar asistencia médica especializada en las ciudades, donde se encuentran los hospitales regionales.
Cordero explicó que le afectó mucho el cierre temporal de los mercados, “En el caso nuestro, los de Yaguate, San Cristóbal, fueron cerrados. Cuando se procedió a abrirlos, el transporte público estaba cerrado, las compañeras que no tienen transporte no podían ir al mercado, es una de las situaciones que hemos tenido”. A las mujeres productoras que obtienen crédito en el mercado informal se les dificulta obtener ayudas del Estado para retomar la producción y reactivar su economía doméstica, dijo la productora.