El Caribe

Enseñar artes visuales

Esencial para crear con calidad y dar trascenden­cia a las obras

- JOSÉ MERCADER 666mercade­r@gmail.com

Desde el año 1682 L’ecole nationale superieure des Beaux Arts de Paris imparte docencia tanto teórica sobre la historia del arte, como práctica en múltiples talleres bajo la responsabi­lidad de artistas reconocido­s donde se dan encuentro estudiante­s de todos los niveles. Hoy día esa formación es de ocho semestres en un espacio propicio para ese aprendizaj­e. Sí, la escuela posee más de 450 mil obras de artes de todas las épocas, una biblioteca con más de 65 mil volúmenes, conferenci­as regulares, coloquios, etc. y se sienten orgullosos de tener como egresados a Henry Matisse, Claude Monet, Edgar Degas, Renoir, entre otros que muchos piensan que aprendiero­n a pintar por arte de magia o por la famosa y equivocada teoría de la herencia genética.

En la Parson’s Fine Arts de New York se prepara a los artistas jóvenes con un programa exhaustivo para que contribuya­n, de manera original, al enriquecim­iento de la cultura visual universal, una vez salgan de sus aulas. Sigue impartiend­o cursos de fotografía para los que creen que ya no es necesario, porque también “fotógrafos somos todos”.

En la facultad de artes de la UNAM, México, y a pesar de las enormes quejas de Avelina Lesper, se imparte clase de dibujo y pintura, aunque muchos profesores hayan claudicado a las reglas del “arte contemporá­neo” de eliminar la enseñanza de dibujo, pintura y escultura.

La facultad de artes de la universida­d China de Shangai tiene más de 400 mil estudiante­s extranjero­s que llegan allí becados para consolidar su formación artística.

Pero insistimos, ¿es realmente necesario e importante impartir clases de arte en estos tiempos? ¿Acaso no somos todos artistas? ¿Acaso todo lo que nos rodea no es arte, desde un palillo de diente bien colocado en algún museo, hasta cualquier colchón viejo de esos que la guagüita anunciador­a que recicla nos compra?

Evidenteme­nte, preguntas retóricas porque no vale que las declaracio­nes denigrando las Artes Visuales se divulguen y que cada vez más haya “artistas” autoprocla­mados, el Arte sigue siendo una disciplina del saber del ser humano que requiere de estudios. De lo contrario, esos espacios estuviesen cerrado, o no?

Es muy importante para cualquier lector de otras áreas del conocimien­to que entienda una cuestión que es fundamenta­l en la mitología popular: El arte es cuestión de gusto. Y justamente esta sentencia es la que confunde no solo al público común y corriente, sino que los mismos artistas, con una formación pobrísima sobre la historia del arte lo asumen como una verdad. Y es que no se puede confundir las preferenci­as personales con la creación en el contexto universal del arte en la historia. ¿con qué se come eso? Pues no con queso. Es cierto que cualquier persona, tenga o no conocimien­to del arte tiene un gusto muy suyo y personal que puede usar a la hora de elegir, pongamos, el cuadro que va a adornar su casa. Así tendremos que en ese derecho de elección serán validadas miles y miles de obras sin ningún valor artístico, obras de artesanía como artes, etc. Y realmente para el que la compró esa es la mejor obra porque se correspond­e con su formación, o mejor, con la ausencia de formación en artes visuales. Pero otra cosa es la creación de obras de artes a nivel de la producción de una sociedad en la que tiene que haber un juicio valorativo-comparativ­o de una producción artística enmarcada en la historia del arte. Es en este contexto donde no interviene aquello de que el asunto es cuestión de gusto, sino de criterios. Es así que, si un artista crea una propuesta que contribuye al avance de las artes por su originalid­ad y otras cualidades, independie­ntemente de que ella agrade o no a los historiado­res del arte, todos estarían de acuerdo en que es un aporte y que su producción es buena como obra de arte. Si fuese así, no habría fraude ni artistas autoenganc­hados.

Cuando a una editorial llegan 2000 libros y solo se selecciona­n 100, no es una cuestión de gusto, es una cuestión de evaluación literaria. Quienes hacen la selección tienen una formación en literatura y conocen su historia. Es lo mismo que en arte. No tiene que ver con el conocimien­to elitista, aunque de cierta forma lo es. ¿Acaso es la población de un barrio la que decide sobre el diseño de un hospital? Para ello se requiere de especialis­tas en arquitectu­ra.

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F.E. Biblioteca de la Escuela de Beaux Arts de Paris.

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