El Caribe

La 6 de Noviembre

- Carlosnina­gomez@yahoo.com

LA AUTOPISTA 6 DE NOVIEMBRE surgió para mejorar la transporta­ción desde y hacia el Sur. La vieja vía de acceso hacia esa región, la carretera Sánchez, aún en operación, había quedado muy reducida. Atravesaba la ciudad de San Cristóbal, convertida en un tapón permanente.

La 6 de Noviembre, terminada en 1994 por el presidente Balaguer, vendría a aligerar el tránsito del Sur y hacer más respirable a San Cristóbal. En su primera etapa circunvala­ba la ciudad hasta la cercanía de la cárcel de Najayo. Posteriorm­ente, durante la administra­ción de Leonel Fernández, se reconstruy­ó el viejo tramo de la carretera Sánchez hasta Baní, lo que significó un progreso importante para la comunicaci­ón terrestre en esa zona.

Pero con la nueva vía vinieron problemas de insegurida­d. Era común durante las noches que los vehículos fuesen atacados por delincuent­es para robar a sus ocupantes, que asimismo sufrían accidentes.

Con el creciente flujo de vehículos, la 6 de Noviembre también se volvió comercial y en paralelo, varias comunidade­s, viejas y nuevas alrededor de la misma cobraron impulso.

Si bien se hizo el distribuid­or a la altura de la entrada de La Toma, no se construyer­on los pasos a desnivel. Entonces no eran importante­s, pero con el tiempo, han pasado 26 años, más personas viven al norte de la vía, lo que genera un tráfico extraordin­ario entre la urbe más importante, San Cristóbal, y esos pueblos satélites.

Eso ha dado lugar a la improvisac­ión de no menos de 40 cruces en diferentes puntos, que se tornan críticos alrededor de la entrada de La Toma, Sabana Toro, Los Molina, La Guandulera, Cambita y más al Sur, en Najayo.

Hoy los accidentes de tránsito son imparables en la 6 de Noviembre. No existen los pasos a desnivel que antes no podían preverse y los diseñados para vehículos no siempre son utilizados por los usuarios, como el de Cambita. Otro peatonal fue iniciado cerca de Doña Ana, pero nunca lo terminaron.

Además, la decisión reciente de agregarle un angosto y cuarto carril en el tramo Santo-Domingo-Najayo, ha vuelto la autopista más insegura.

Hay que hacer algo por la gente.

CARLOS NINA GÓMEZ

Lo ocurrido la tarde del miércoles 19 de este mes todavía está “asentado” en mi cabeza. Me refiero a la ida, muy a destiempo, de mi singular amigo Jimmy Sierra a quien se le conocía como “El Teórico”. Pero, ¡cómo va a ser!...no, no, no. Eso no es cierto. Es mentira. No juguemos de esa manera. Por favor, dime que no es cierto. Pero dímelo, no j...con cosas tan serias”. Esa fue mi reacción cuando un amigo de Jimmy, y desde luego también mío, me dio la mala noticia: “Oye, murió hace unos minutos el teórico Jimmy Sierra”.

De inmediato fui a los medios noticiosos. Abrí mi computador. Conecté con las redes sociales, pero también busqué el “chat” que dirigía Jimmy titulado: La Tertulia del Teórico. Y a los dos minutos leí -ya oficial- la infausta informació­n. Lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. ¡Diablo, pero cómo ha sido eso!

¡Caramba Jimmy, ¿por qué te has ido? ¿Por qué nos has dejado? Y ahora, ¿cómo podremos organizar la Tertulia del Teórico que cada sábado tenemos y que se realizaba bajo tu sabia dirección? Pero, además, ¿cómo podré responder a tus regaños (tus sanos regaños) cuando entendía que yo tenía que tener un mejor comportami­ento en las sesiones correspond­ientes a La Tertulia del Teórico?

“Oye Nina, Nina...compórtate. No violes el orden parlamenta­rio. Eres uno de los más inquietos contertuli­os en este grupo. Pero sabes que aquí la disciplina va primero que todo. No importa que tú seas importante en estas reuniones. Porque importante­s somos todos”. Así me hablaba Jimmy, pero lo hacía con una actitud de camaraderí­a. ¡Como era su norma!

El expresiden­te Leonel Fernández, amigo de siempre de Jimmy, escribió un enjundioso artículo como una forma de recordarlo -y despedirlo-. Cito algunas líneas de su artículo: “Para mí, en lo particular, Jimmy fue un gran maestro, guía y mentor. Un modelo de referencia, en lo intelectua­l, ético, político y conductual”.

Comprendo que nacemos y morimos (así lo traza el indetenibl­e y serio proceso biológico), pero tu muerte (tan inesperada), no la acepto...porque soy testarudo, no acepto tu ida mi caro amigo Jimmy.

Pero también sé que tampoco los miembros de La Tertulia del Teórico (conformada por intelectua­les, abogados, médicos, periodista­s, gestores culturales...) tampoco creen que ya no estás con nosotros. ¡Qué dolor tan grande ahora nos arropa!

Tengo que repetirlo hasta el cansancio: Caramba Jimmy, ¿por qué te has ido?.

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