El código verde como salvoconducto
Otro instrumento clave en China para controlar la pandemia han sido las aplicaciones electrónicas de salud en el móvil, que detectan tus movimientos y saben si has estado en algún lugar o con alguna persona “de riesgo”, tras lo que te aparece un código rojo -que te veta los accesos- o uno verde, el salvoconducto para hacer vida normal.
Sin el código verde casi mejor quedarse en casa: no puedes comer en ningún restaurante, entrar a un comercio, viajar a otra ciudad del país, coger un tren o un avión o incluso visitar a unos amigos o parientes en un complejo de viviendas, habituales en China.
Ahora incluso se ha añadido a la aplicación un botón para que tú mismo registres el lugar al que entras -por si acaso la tecnología ha sido incapaz de averiguarlo- y así “colabores en informar sobre tu ubicación por el bien de todos”, según rezan algunos carteles a la entrada de los locales. Cada provincia china tiene su propia aplicación y sus propios códigos, de forma que el verde que puedas tener en Pekín no sirve para otro lugar y hay que instalar nada más llegar al aeropuerto una nueva aplicación provincial, que automáticamente te dice si gozas de ese color o sufres el rojo, en cuyo caso no podrás siquiera salir de la terminal. Afortunadamente para los extranjeros, el personal en los aeropuertos ayuda en todo lo posible y te explica pacientemente qué datos debes introducir en cada aplicación (en chino) o te los rellena él mismo.