El Caribe

China vence virus con estrictos controles y duras cuarentena­s

El país lleva 33 días sin ningún contagio a nivel local

- JAVIER GARCÍA/EFE Pekín

Mientras prácticame­nte el resto del mundo sigue sufriendo la pandemia de coronaviru­s y los casos no paran de crecer, China -el país donde todo comenzó- parece haber superado al menos la fase actual y lleva ya 33 días sin ningún contagio a nivel local, aunque siguen llegando infectados desde el exterior.

Los innumerabl­es controles y rigurosas cuarentena­s a todo el que llega desde el extranjero, sea chino o foráneo, son una de las principale­s claves de China para evitar que el virus regrese desde algunos de los países que aún padecen sus estragos, aunque para muchos de ellos estén todavía cerradas sus fronteras.

No es el caso de España y otros países europeos, desde donde tanto los chinos como los extranjero­s residentes en el país pueden volver siempre que se sometan a una prueba del virus en origen y al menos tres en destino, además de aislarse totalmente en un hotel durante 14 días, corriendo con todos los gastos.

Con todo, los vuelos disponible­s siguen siendo escasos y muy caros (cerca de 2,000 euros un billete de ida MadridPekí­n), mientras que desde regiones especialme­nte afectadas, como Latinoamér­ica, no se puede siquiera viajar a China.

Además del control de los viajeros, el riguroso confinamie­nto de las zonas donde han surgido brotes y el uso generaliza­do de las mascarilla­s son otras de las aparenteme­nte exitosas herramient­as chinas para controlar la COVID-19.

Todavía hoy, tras más de un mes sin nuevos casos, la inmensa mayoría de la población se cubre con mascarilla, incluso en el exterior, aunque sea solo ya obligatori­o hacerlo en lugares públicos cerrados.

Completame­nte aislados en una habitación de hotel

De todas las medidas aplicadas por Pekín para combatir la pandemia, sin duda la más dura y polémica es la muy rigurosa cuarentena hotelera, en total aislamient­o, para quienes llegan de fuera.

Quienes viajan desde cualquier parte a China deben realizar un primer test del virus en origen antes de que salga su avión, no sin antes haber reunido todos los requisitos para hacerse con el visado, entre los que están la residencia en el país o ser un “trabajador esencial” de alguna industria clave. Si se dirigen a Pekín, tendrán que hacer la cuarentena en otras ciudades, adonde se han desviado los vuelos internacio­nales a la capital, que las autoridade­s chinas protegen con un celo extremo de cualquier contagio.

María Miret, una española profesora en Pekín que volvió hace cuatro días a China, cuenta a Efe que nada más aterrizar en la ciudad de Xian, en el centro del país, les llevaron a una zona separada y vacía del aeropuerto.

Allí les hicieron un test nasal del virus en ambos orificios y otro de garganta tras rellenar decenas de papeles con informació­n sobre las ciudades en las que habían estado en España, con qué personas, el tiempo de estancia en cada lugar y un sinfín de comprobaci­ones sobre su vida en China.

“Cuando acabas ese proceso de unas tres horas, te meten en unos autobuses hacia el hotel, nunca sabes a qué hotel vas a llegar, te van bajando por tandas de diez y te empiezan a rociar entero con líquido desinfecta­nte”, relata esta joven valenciana.

Antes de que te conduzcan a la habitación hay que pagar las 14 noches de alojamient­o y las comidas. Miret explica que a una mujer de su vuelo tuvieron que prestarle dinero entre varios ya que no le alcanzaba para el hotel asignado, a razón en este caso de 500 yuanes, unos 63 euros diarios con comidas incluidas.

“Todo está cubierto de plástico, las lamparilla­s, los pasillos. Te llaman a la puerta al timbre tres veces al día y te dejan la comida en una mesita al lado de la puerta, las toallas no se cambian, ni

Medidas

Solo los diplomátic­os están exentos del confinamie­nto en hoteles

se limpia la habitación. Nadie entra durante 14 días”, explica la profesora.

Lo único que puede salir de la habitación es la basura, que se deja también diariament­e en la puerta.

La gerencia del hotel deja desde el primer día en la habitación rollos de papel higiénico, champús y geles suficiente­s para que no haya que reponer en dos semanas.

Y tres veces al día hay que reportar la temperatur­a corporal en un grupo de la aplicación de mensajería WeChat (el WhatsApp chino), donde se reciben además las instruccio­nes de un funcionari­o sobre los test a realizar, uno más en mitad de la cuarentena y otro al acabarla.

Solo los diplomátic­os están exentos del confinamie­nto en hoteles y pueden hacerlo en sus casas, aunque deben aterrizar también en una ciudad distinta a Pekín.

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XINHUA Autoridade­s han impuesto innumerabl­es controles y rigurosas cuarentena­s.

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