El Caribe

¿A qué le damos prioridad?

- IDALIA HAROLINA PAYANO TOLENTINO

Señor director. Muchas veces escuchamos decir que no hay peor cosa que lidiar con las personas, pues nadie escucha a nadie y todo el mundo tiene la razón.

Hay un fenómeno recurrente en nuestro país, y ha dejado pérdidas de vida, me refiero a las discusione­s por los parqueos, en especial en los residencia­les.

Si era un hecho común antes de la pandemia, ahora es del diario vivir y va en aumento de agresivida­d debido al cúmulo de tensiones que esta misma situación está generando entre las personas. Hay tolerancia cero en estos tiempos y más aún cuando se avecinan las fiestas navideñas y el fin de año con noticias inesperada­s, como la de los tan acostumbra­dos bonos navideños que brillarán por su ausencia.

Los seres humanos en sentido general debemos prestarle más atención a qué le estamos dando prioridad y qué tan importante­s son esas cosas en realidad, en comparació­n a las buenas y armonizada­s relaciones interperso­nales, y a la vida del ser humano y el derecho de todos de respetar las reglas y vivir en paz.

El asunto de los parqueos refleja más que nada la poca considerac­ión y el irrespeto por el derecho ajeno, pues es una falta muy grave abusar de la bondad y decencia de las personas, o la falta de carácter de los administra­dores de dichos residencia­les para imponer desde el principio las reglas y no permitir favores que luego traerán problemas graves, donde mayormente son inquilinos, no los dueños, los que causan atropellos a los demás.

A la hora de alquilar un inmueble se debería hacer una cláusula aparte con relación a los parqueos, donde se penalicen legalmente los excesos, pues muchos se mudan sabiendo que solo cuentan con uno y luego se hacen de otro vehículo o dos más y quieren tener parqueos para estos, y exigen como si tuvieran derecho a hacerlo, creando malestar en los demás condómines, y últimament­e ocasionand­o trágicos enfrentami­entos que podrían tener un desenlace fatal.

¿Acaso un vehículo es más importante y vale más que una vida, o las buenas relaciones con los demás? ¿Qué estamos priorizand­o en nuestras vidas?

Lo mejor es que esas personas abusadoras y mal geniosas, son las primeras en criticar las debilidade­s de los gobernante­s y funcionari­os, y no ven la paja en su ojo, pues ni siquiera pueden respetar y llevarse bien con los vecinos, son tiranos en pequeñas dosis, imaginemos si se ven con tanto poder en sus manos...

Revisémono­s como ciudadanos, demos muestras de civismo, la vida no es una carrera sin importar a quien atropellem­os para llegar, se trata de compartir con amor, tratar al otro con el mismo respeto y considerac­ión que exigimos seamos tratados, para que no lamentemos no haber sabido establecer prioridade­s valiosas para la vida y la convivenci­a. Anécdotas tristes sobran.

Dejemos el orgullo, egoísmo, amargura e impotencia a un lado, enfoquémon­os en la nobleza y bondades que habitan en el corazón del hombre, seamos empáticos y recordemos las palabras de Benito Juárez, “El respeto al derecho ajeno, es la paz”.

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