Educación presencial
EL RETORNO A LA DOCENCIA PRESENCIAL se está convirtiendo en un reclamo y anhelo entre muchos padres y tutores.
Hay aprestos para iniciar acciones legales en reclamo de que el Ministerio de Educación responda a un emplazamiento para que cree e implemente un plan para la reapertura de las escuelas a nivel nacional.
Las expresiones a favor de volver a las aulas surgen en forma colectiva y también de manera particular. Entidades como Educa y el Colectivo de Padres por la Educación presencial apoyan la docencia presencial. Y en forma individual un gran número de padres están ansiosos por la reapertura de las aulas. Se quejan de situaciones que van desde el tema del aprendizaje en un escenario de limitada capacidad en estructura tecnológica para que los estudiantes reciban clases virtual, hasta el tema del acompañamiento en el aprendizaje, especialmente para los estudiantes más pequeños.
La parte docente, agrupada en la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), no está de acuerdo con la reapertura de la docencia presencial, por entender que todavía no hay condiciones para impartir docencia en las aulas, con alumnos y profesores presentes.
Desde que a mediados de marzo del año pasado se detectó la circulación del coronavirus en el país, el modelo de clase presencial fue suspendido. Afectó el final del año escolar 2019-2020 y el inicio del 2020-2021.
Hay situaciones de la enseñanza virtual, a nivel de básica, especialmente en las zonas rurales y en los barrios carenciados, que no han sido evaluadas, para determinar la calidad del aprendizaje. Se dan quejas de que los alumnos no están “aprendiendo nada”, porque en muchos casos, quienes deben acompañarlos, carecen de la destreza y capacidad necesarias. En ese ambiente el calendario escolar avanza hacia un fin que, de acuerdo a las quejas, luce incierto.
El pasado lunes, el Colectivo de Padres por la Educación Presencial demandó del Gobierno declarar como un tema prioritario y de interés nacional el retorno a la docencia presencial de forma segura, y presentar un plan de desescalada o ruta crítica con las fechas claras de ejecución, atendiendo a criterios objetivos, demográficos y de especialidad, que garantice opciones de educación híbrida o semipresencial en una primera etapa.
La petición debería generar al menos una discusión sectorial, convocada por el Estado.
NELSON ENCARNACIÓN
El desacato personal, ciudadano y como legislador en el que ha estado cayendo el diputado Pedro Botello, debe llamar la atención de los profesionales de la conducta e ir en su ayuda lo antes posible, por lo menos tratar de auscultar alguna desviación psicológica no identificada.
La díscola forma como ha venido comportándose desde hace meses el congresista puede llevar a pensar en el afán de protagonismo desmedido que presenta una persona que se irrespeta a sí misma y pone en riesgo a los demás que le hacen el juego a su desenfreno.
Con dos inconductas expresadas con el ataque al local de su trabajo, colegas, empleados y visitantes, el represente por La Romana va evidenciando que poco sabe del valor que uno tiene de sí mismo.
Es por ello que cada vez su causa se ve perdida. Lo ponen de manifiesto diversos y autorizados hacedores de opinión pública, quienes no entienden cómo una persona elegida por su pueblo para que bien le represente, reduce su accionar a un simple pandillero.
Algunos de ellos han tenido expresiones muy fuertes para referirse a la actitud del legislador, llegando incluso a reclamar que el Congreso Nacional le pida cuenta.
Estamos de acuerdo con que el Congreso no debe dejar pasar por alto el desenfreno de uno de sus miembros que de alguna manera afecta a todo el cuerpo, en este caso, la Cámara de Diputados.
¿Qué imagen se llevan del Congreso Nacional los legisladores de otros países que pudieran asumir, erróneamente, que las acciones de Botello cuentan con el apoyo de la mayoría del cuerpo congresual?
Pero además cabe preguntar: ¿Qué pasaría si cada legislador que presenta una iniciativa decide montarle presión al Congreso mediante turbas, y, peor aún, decide apedrear la sede para obligar a sus colegas a debatir la pieza? Sería algo fuera de la civilización.
Lo cierto es que el diputado reformista no se ha detenido ante nadie ni nada cuando de llevar su cruzada se trata, a pesar de que se le ha evidenciado la escasa viabilidad que tiene su proyecto.
Si Botello pensaba que por haber apoyado en un momento crucial proyectos de los peledeístas, estos le iban a devolver el favor, evidentemente que calculó muy mal su jugada.
Todo indica que la inmensa mayoría de los legisladores opina muy distinto a su colega de La Romana, y ni qué decir de los senadores.
Esto puede significar que la causa de Botello está condenada al fracaso, lo que no debe impedir que se tomen medidas disciplinarias contra quien ha entendido que presionar mediante vías de hecho sería la única forma de conseguir sus propósitos de exhibicionismo y puesta en escena.