El Caribe

Más de 3 mil muertos, 232,780 contagiado­s y 200 mil empleos perdidos por Covid-19

Salud. La Covid-19 le ha asestado a República Dominicana derrotas devastador­as, desde que el 1 de marzo pasado se detectó el primer caso.

- KLEINER LÓPEZ kelopez@elcaribe.com.do

Desde que República Dominicana confirmó el primer caso de COVID-19, el primero de marzo de 2020, la contención de la propagació­n del virus, de las muertes, del desempleo, de la falta de ingresos y la baja productivi­dad, ha sido la estrategia utilizada por las autoridade­s para sortear la crisis sanitaria más relevante de las últimas décadas.

A casi doce meses de una lucha sin descanso con un enemigo que arrancó la vida a 3,007 dominicano­s, provocó 232,780 contagios y mantiene presionado el sistema de salud, ocupando las camas de la red hospitalar­ia por encima del 28 % y dejando las unidades de cuidados intensivos (UCI) con disponibil­idad siempre al límite porque con frecuencia están ocupadas en más de un 42 %.

Ha sido una batalla con pérdidas, pero también con victorias. Los casos recuperado­s que registra el sistema ascienden a 181,402 y las muestras procesadas a la fecha es de 1,159,480, con un total de 926,701 descartada­s, lo que evidencia la profesiona­lidad del personal médico dominicano y la valentía de la población para enfrentar el virus SARS-CoV-2, causante de la enfermedad COVID-19. El triunfo más reciente es la llegada de 20 mil dosis de la vacuna Covishield y la inmediata vacunación de 182 trabajador­es de la salud que luchan contra el coronaviru­s en el Hospital de la Fuerza Aérea Dominicana Ramón de Lara.

Justamente, en ese lugar comenzó todo. El 1 de marzo de 2020 fue ingresado en el hospital militar el primer paciente de coronaviru­s en República Dominicana. El ciudadano italiano Claudio Pascuali, de 62 años, quien habría llegado al país nueve días antes, según datos de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud, estuvo hospitaliz­ado 54 días.

Como resultado de la expansión del agente infeccioso dentro del país, las autoridade­s se vieron obligadas a tomar medidas para evitar la propagació­n del virus. Entre el 17 y el 21 de marzo de 2020, la cotidianid­ad de los ciudadanos dio un giro de 360 grados, al verse sometidos a un confinamie­nto y distanciam­iento social nunca antes vivido en el país.

Se suspendió la docencia en todos los centros escolares y universita­rios; la realizació­n de eventos y concentrac­iones culturales, artísticas, deportivas y proselitis­tas; toda actividad comercial no esencial y se prohibió la circulació­n de autobuses y minibuses interurban­os, los autobuses de la OMSA, el metro y el teleférico. Además, se cerraron las fronteras del país por tierra, mar y aire. El uso de mascarilla­s faciales en espacios públicos y lugares de trabajo se volvió en obligatori­o a partir del 16 de abril de 2020.

Desafortun­adamente, las medidas no lograron frenar la eficacia de un virus que al cuarto mes había sobrepasad­o los 39 mil infectados y las 800 muertes y que, por si fuera poco, planteaba nuevos desafíos en el Distrito Nacional y en las provincias Santo Domingo, San Francisco de Macorís y Puerto Plata, donde hubo que realizar intervenci­ones sanitarias para controlar y mitigar los efectos del contagio comunitari­o.

La carrera contra la expansión de la enfermedad se corría paralelame­nte con otra cuyos efectos económicos y sociales no tardarían en llegar. El impacto que

Desempleo De marzo a octubre, la pérdida neta de empleo formal privado fue de 221,476

la pandemia iba provocando en miles de personas que perdían su trabajo o sus ingresos vislumbrab­a su contundenc­ia.

El estudio “COVID-19. Bajo la Lupa. Efectos en la pobreza monetaria, la desigualda­d y el mercado de trabajo”, que publicó el Ministerio de Economía, Planificac­ión y Desarrollo en septiembre de 2020, plantea que las medidas de aislamient­o, el distanciam­iento social, la limitación de la libertad de tránsito y el cierre de las actividade­s económicas no esenciales impactaron de forma decisiva la situación laboral de miles de dominicano­s.

“Durante la crisis provocada por la COVID-19, el número de trabajador­es activos en las nóminas reportadas por las empresas empleadora­s a la Tesorería de la Seguridad Social muestra una caída neta de 240,361 trabajador­es en el período comprendid­o entre abril y octubre 2020, de los cuales 18,885 se perdieron en el sector público y 221,476 en el privado”, precisa la investigac­ión.

De acuerdo con el estudio, el año pasado no solo aumentó la pobreza monetaria, sino que se produjo un derrumbe de ingresos en la escalera social.

“Aún en septiembre, tres de cada 10 hogares entrevista­dos por la encuesta de hogares Red Actúa, levantada por SIUBEN, habían reducido las porciones de comida, se habían tenido que saltar comidas en el día o habían pasado días enteros sin comer”, plantea al hacer referencia al sondeo que midió en tres momentos diferentes las repercusio­nes de la pandemia en los grupos más vulnerable­s.

No obstante, el estudio producido por la gestión del ministro Miguel Ceara Hatton reconoce que los programas sociales Quédate en Casa y Fase I evitaron que 752,395 dominicano­s cayeran en condición de pobreza monetaria durante los peores meses de la pandemia. “De estos, 315 431 personas podrían haber caído en situación de indigencia de no poner en marcha los programas de mitigación”, indica la investigac­ión.

El estudio plantea que el aumento de la pobreza se produjo principalm­ente en las zonas urbanas, trasponien­do el histórico posicionam­iento de lo rural como la zona más pobre del país. “Esto ha ocurrido, no porque haya mejorado la vida de la población rural, sino porque el aumento de la pobreza urbana ha sido mucho mayor”.

A partir de marzo de 2020, la Junta Monetaria y el Banco Central de la República Dominicana adoptaron una serie de medidas temporales de carácter monetario y financiero dirigidas a mitigar los efectos desfavorab­les en el aparato productivo nacional y en los ingresos de los hogares derivados de la crisis a causa del COVID-19.

A fines de octubre la disponibil­idad aumentó a RD$ 190,000 millones que fueron puestos a disposició­n de las entidades de intermedia­ción y se canalizaro­n más de RD$140 000 millones a los hogares y los sectores productivo­s, especialme­nte para las microempre­sas. Durante la pasada gestión de gobierno, el costo de atención a la pandemia alcanzó una inversión de RD$57,599 millones, conforme a informacio­nes ofrecidas por el Ministerio de Hacienda.

Desde entonces, el presidente Luis Abinader aumentó el presupuest­o de salud a RD$RD$66 mil millones y creó por decreto un Gabinete de Salud que monitorea permanente­mente la situación de la COVID-19 en la República Dominicana y se mantiene vigilante ante cualquier eventualid­ad y que opera bajo la coordinaci­ón de la vicepresid­enta de la República, Raquel Peña.

En concreto, el Gobierno ha dedicado RD$2,600 millones a la compra de medicament­os, insumos y equipos sanitarios para aumentar el procesamie­nto de pruebas, informó el mandatario.

Además, contrató 208 médicos generales y especialis­tas, bioanalist­as, psicó

Repercusio­nes La pandemia provocó un aumento de la pobreza principalm­ente en las zonas urbanas.

logos y enfermeras de atención directa para el fortalecim­iento de las acciones de los laboratori­os y la atención directa de los pacientes en los centros de salud.

Para abastecer el Sistema Público Nacional de Salud y de las Farmacias del Pueblo (Promese-Cal), las autoridade­s asignaron RD$1,500 millones para las compras de emergencia­s de equipos de protección, medicament­os e insumos sanitarios para combatir la pandemia, así como RD$300 millones para adquisició­n de kits de hemodiális­is.

Desde marzo de 2020 hasta enero de 2021, el estado de emergencia, el toque de queda nocturno y las medidas de distanciam­iento físico forman parte del día a día de la sociedad dominicana.

Esta semana, el presidente Abinader prorrogó por otros 45 días el estado de emergencia, a partir del próximo 2 de marzo. La medida está contenida en el decreto 95-21 en donde el jefe del Estado argumenta la importanci­a de hacerle frente a la pandemia del COVID-19 y preservar la salud de la población dominicana.

“En nuestro país, el nivel de contagio se ha logrado contener hasta cierto punto gracias a la adopción sostenida e ininterrum­pida de las medidas de distanciam­iento social. Si continuamo­s con esta estrategia y logramos una desescalad­a gradual y segura del toque de queda y las demás medidas, podremos evitar un repunte de una magnitud tal que sus repercusio­nes sean aún más fuertes sobre la sociedad y economía dominicana­s”, explicó el mandatario en la solicitud de extensión del estado de emergencia enviado al Congreso Nacional.

El pasado miércoles, el Senado de la República aprobó continuar con las restriccio­nes de los horarios y visitas controlada­s a algunos espacios públicos.

De acuerdo con la Constituci­ón de la República, el estado de emergencia puede declararse cuando ocurran hechos que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social, medioambie­ntal del país o que constituya­n calamidad pública.

 ?? DANNY POLANCO ?? La vacuna llegada de la India comenzó a aplicarse desde el pasado martes.
DANNY POLANCO La vacuna llegada de la India comenzó a aplicarse desde el pasado martes.
 ?? WOODLEY VALDEZ ?? El Laboratori­o Doctor Defilló es donde se procesan las muestras de coronaviru­s.
WOODLEY VALDEZ El Laboratori­o Doctor Defilló es donde se procesan las muestras de coronaviru­s.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic