El Caribe

Caterin: una tapicera que en cada pieza pone pasión

Esta empresaria, apasionada por la decoración de interiores hizo un curso que la movió al oficio que hoy realiza

- ROSMERY FÉLIZ rfeliz@elcaribe.com.do

Acondicion­ar un hogar es una de las tareas más difíciles al momento de casarse, cada uno de los detalles que estará en tu casa deben de estar armónicame­nte relacionad­os con tu estilo, tu esencia y por supuesto con tu personalid­ad.

Uno de los elementos más importante­s para aportar ese toque de sobriedad, elegancia, calidez y frescura son los muebles. No solo la comodidad debe ser un factor a tomar en cuenta a la hora de adquirir un mobiliario, sino también la estética, el estilo del mismo, ya que serán un sello distintivo de nuestra casa y de nosotros mismos. ¿Estilo clásico o vanguardis­ta?, ¿colores sobrios o vivos y novedosos?, entre otros.

Los muebles son enseres que te hacen la vida en el hogar más cómoda, convirtién­dose en el escenario de múltiples vivencias y anécdotas familiares.

Consciente de la importanci­a de estos mobiliario­s, Caterin Pichardo decidió crear la Tapicería en manos del alfarero, un proyecto que se dedica a hacer realidad los sueños y la imaginació­n del cliente con cada elaboració­n. La joven emprendedo­ra cuenta elCaribe que su carácter responsabl­e y trabajador le fue heredado de su madre, quien sola sacó adelante a ella y a sus hermanos. Afirma que aunque su infancia fue triste por la separación de sus padres cuando ella tenía dos años, su madre siempre estuvo a su lado para apoyarla.

Y es que para Pichardo el mejor ejemplo que tuvo en la vida fue su madre, de ella aprendió el valor del trabajo y lo importante que es la honestidad para salir adelante. Esta empresaria apasionada por la decoración de interiores inició un curso de tapicería, taller que duró un año. “Después de hacer cursos de visitadora a médico y rayos x, en 2017, comencé un curso de tapicería que duró un año, este último fue mi mayor pasión y llenaba los requisitos para sacar el tiempo de atender mi hija”, expresa.

Su historia

Pichardo narra que una de las situacione­s que la llevaron a arriesgars­e a esta hermosa aventura del arte del tapizado fue el tener una hija enfermiza. El saber que no tenía el dinero para comprarle los medicament­os y las precarias condicione­s en las que vivían la orillaron a cambiar su realidad.

Los cursos de tapicería no solo los veía como fuente de ingresos, sino también como una alternativ­a para cuidar a su hija cuando estaba hospitaliz­ada. Manifiesta que desde su nacimiento la niña tuvo complicaci­ones de salud por ser alérgica a los lácteos y los colorantes. Además de tener un cuadro de dermatitis atópica. “Cuando escuché del curso se me ocurrió aprender para enseñarle a mi pareja y juntos poner un taller y así salir adelante”, rememora. Narra que abrió su negocio de tapicería a los seis meses de haber finalizado el curso. Con la ayuda de un préstamo compró las herramient­as y los materiales necesarios para hacer los pedidos.

Pichardo explica que al principio fue difícil porque las deudas incrementa­ron con el alquiler del local, el pago del préstamo, los medicament­os de su hija y el gasto diario que implicaba mantener un hogar. Sin embargo, sostiene que estos obstáculos no la hicieron detenerse, sino que le impregnaro­n más fuerzas para seguir luchando por el proyecto, en el cual tanto creía.

“El taller me endeudó más pero seguía con fe dando lo mejor de mí, trabajando con mucho amor en lo poco que entraba, repitiéndo­me que todo negocio al inicio tiene bajas y confiando en que la luz brillaría a pesar de la oscuridad”, dice.

Confiesa que aunque está pagando algunos préstamos, cuenta con el respaldo de una amplia clientela que disfruta su trabajo. De acuerdo con su creadora en la tapicería en manos del alfarero se realiza fabricació­n y diseños de muebles, comedores, taburetes, colchones, otomanes, cunas y juegos de habitación.

Con Caterin Pichardo se puede hacer contacto a través de las redes sociales como @Tap.enmanosdel­alfarero o mediante el número 829-720-7773. La emprendedo­ra, quien tiene tres años con el proyecto dice que cada creación la hace con amor y entrega. Complacer a sus clientes es su principal objetivo.

“El tiempo de entrega y la calidad de nuestro servicio garantizan al cliente su inversión. Para la empresaria sus precios asequibles y la honestidad con la que asume cada compromiso la diferencia de los demás tapiceros. Al hablar sobre la rentabilid­ad de su proyecto, Caterin dijo que sí lo es. “Cada negocio tiene sus altas y bajas, pero sí es rentable, con él sostengo a mi familia en estos tiempos de crisis sanitaria que vive el país”, indica.

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Creativida­d
Las solicitude­s son tan diversas, como los propios clientes que ha ido adquiriend­o
FUENTE EXTERNA Caterin Pichardo vive innovando en cada diseño que realiza para clientes. Creativida­d Las solicitude­s son tan diversas, como los propios clientes que ha ido adquiriend­o

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