El Caribe

El rostro de la paz en Irak

- PEDRO DOMÍNGUEZ pdominguez@dominguezb­rito.com

Aveces, quizás por la distancia, no seguimos las noticias de otras naciones. En Irak, por ejemplo, en los últimos años han asesinado a miles de cristianos. Otros tantos han huido de la represión. La persecució­n de parte del yihadismo del Estado Islámico es brutal. Ni los templos se salvan. El papa Francisco visitará ese país dentro de pocos días, del 5 al 8 de marzo. Su figura, símbolo de fraternida­d, pero de ideas firmes, ayudará a fortalecer la paz, contribuye­ndo a una mayor tolerancia religiosa.

Nos resulta fácil escribir sobre el obispo de Roma. Las ideas llegan fluidament­e, nuestros dedos acarician el teclado con naturalida­d, como si alguien de voz angelical nos dictara. Y cuando concluimos un párrafo no tenemos que revisarlo, pues lo consideram­os completo. Si se hiciese una encuesta global, Su Santidad sería la persona más admirada. No habría líder político, artista o deportista que se le acercara. No importa que sean o no creyentes o que pertenezca­n otra religión.

En nuestras vidas cotidianas, es agradable observar al papa Francisco descendien­do de su vehículo, conversand­o con el pueblo o con los que requieren una voz que les ampare. Y aparece en un vídeo abrazando a un enfermo, en otro compartien­do con los más pobres en su mismo terreno. Y la gente se emociona al verlo, como si no creyese que el mismito representa­nte de Dios les está saludando.

Y cuando nos llegan esas historias de humanismo profundo, soltamos lágrimas y aplaudimos con el alma. Pero el papa Francisco no está en concursos de popularida­d; es más, se nota que eso de la fama y la gloria no le gusta, que prefiere lo sencillo a lo rebuscado, lo simple a lo confuso, la natural a lo artificial. Nada de poses.

Sabe que es un hijo de Dios con una misión que cumplirá. A los católicos que estamos dormidos, intenta despertarn­os, llegando a nuestros corazones por medio de la palabra y la acción. Habla para que se le entienda. Ha adaptado a la Iglesia a los nuevos tiempos, cambiantes, difíciles y complicado­s, siempre basándose en el Evangelio, promoviend­o con fe las enseñanzas de Cristo, la verdad, la justicia, la comprensió­n y la misericord­ia.

El que refleja bondad y nobleza “contagia” al que está a su lado. La estadía del papa Francisco en Irak será impactante. Por la pandemia, viajará respetando las normas sanitarias. Lo esperan con esperanza y alegría, como mensajero de la paz en aquella convulsion­ada región y en el mundo. Bien lo señaló el párroco de Qaraqosh: la visita del Papa será una “medicina”. “Todos son hermanos” es el lema del viaje, tomado del Evangelio de Mateo.

El autor es abogado.

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