En la picota
SIGUE VIVO EN EL RECUERDO EL ASESINATO de los esposos evangélicos en Villa Altagracia, a manos de agentes policiales, y nos encontramos de nuevo con otros hechos que ni siquiera han podido ser explicados. Las muertes de cuatro personas en una “disco” en Villa Riva, provincia Duarte, cae en lo que se puede considerar un misterio. El incidente, en el que incluso resultó gravemente herido un sargento y otras personas, todavía no ha sido relatado por la Policía. Eran las tres de la mañana del lunes, es lo que se ha dicho, una patrulla policial entra al establecimiento donde se efectuaba una fiesta “clandestina”, a pocos metros del cuartel, y se desata una balacera. Horror: cuatro muertos.
En la madrugada de ayer martes, otro hecho protagonizado por policías ha desatado la protesta de figuras del propio gobierno de Luis Abinader. Agentes de la uniformada se presentaron a la parte frontal del edificio del Congreso Nacional y embistieron a pacíficas mujeres que defienden sus derechos. Reclaman una legislación sobre el aborto acorde con lo que según su parecer es la mejor manera de preservar su integridad física y salud mental. La acción ha provocado que el presidente de la Cámara de Diputados Alfredo Pacheco condenara la irrupción y declaró: “Nada tuvo que ver la vigilancia del Congreso Nacional, sino que son protocolos policiales, que bien debería la Policía dar las explicaciones de lugar”. No solo Pacheco ha protestado el proceder policial. Igual lo hicieron Raquel Arbaje, la esposa del presidente de la República, la viceministra de la Presidencia Lidia Leticia Jorge Mera. También concitó el repudio de la senadora Faride Raful, la ex vicepresidenta Margarita Cedeño y Minou Tavárez Mirabal. ¿Qué pasa en la Policía Nacional? No nos vamos a referir a otros hechos violentos que cualquier parte interesada pueda considerar “aislados”, pero el cúmulo de acciones violentas que involucran a agentes hace pensar cosas. La más visible es que la Policía está en la picota, y no hay que hacer ningún esfuerzo para descubrir que la han puesto sus propios miembros.