Una pedagogía con visión democrática

En los años finales del siglo XX, al inicio de la globalización, que conduciría a una transformación radical de la sociedad global del siglo XXI, alertó a pensadores de diversas áreas sobre la necesidad de definir el nuevo papel de la educación. En ese contexto se realizaron intensos debates de ideas y propuestas, destacándose la Declaración Mundial sobre Educación para Todos (Jomtien,1990) bajo la premisa de la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje, adquiriendo conocimientos útiles, la capacidad de raciocinio, así como aptitudes y valores.

Para enfrentar este desafío muchos países transformaron sus programas educativos, adoptando nuevos modelos, enfoques y estrategias para promover el aprendizaje de los niños y jóvenes, de manera que puedan insertarse en los cambios que se están produciendo a nivel mundial. En República Dominicana adoptamos inicialmente un currículo basado en la construcción del conocimiento y hoy estamos tratando de aplicar el enfoque de competencias en los programas educativos del país.

Alineado a lo anterior, el nivel de formación que demanda actualmente la sociedad del conocimiento, aquella que “se nutre de sus capacidades y diversidades” (UNESCO, 2005), precisa de principios que definan con claridad el ser humano social que se necesita formar a través de una educación innovadora. En ese sentido, de Sousa (2019) reflexiona sobre lo que sería un “proyecto de educación posible y coherente con una visión democrática de sociedad”.

La educación que sugiere de Sousa debería ser emancipatoria, es decir, liberada de los modelos rígidos y orientada hacia una pedagogía del conflicto que propugne por la búsqueda de una nueva forma de relaciones más igualitarias y justas entre los conocimientos y, entre las personas y grupos sociales. En lo curricular, esta apunta a contemplar la discusión transdisciplinar que garantice el desarrollo equitativo de las ciencias naturales, las ciencias sociales y las humanidades.