El Caribe

Tiempos para “aprender haciendo”

- FRANKLIN ALMEYDA RANCIER franklinal­meyda@gmail.com

Recurrí a un asistente en tecnología digital para resolver lo que se convirtió en una dificultad para imprimir un documento desde la PC. El técnico se sentó en el escritorio y por varios minutos no localizó dónde estaba el pequeño problema que creaba un impediment­o para seguir adelante en lo que trabajaba. Aquí está, dijo con cierto disfrute; este cotejo personaliz­ó la forma de lectura e impresión en el dispositiv­o. Comentó, sin intencione­s de hacer reflexiona­r, diciendo que en estos medios digitales y electrónic­os se aprende haciendo. Sin proponérse­lo se refirió a los medios pedagógico­s a los que ahora, en pleno Siglo XXI, se debe recurrir para educar. Esos medios pedagógico­s los han precipitad­o la pandemia del covid-19, creado por la necesidad de distanciam­iento entre educadores y educandos y estos entre sí, por lo que se ha echado mano a la educación virtual o digital, porque lo propicia. Pero una educación en medios tecnológic­os y digitales, no puede ser ofrecida igual a como si fuera presencial. La presencial recurre al borrador, la tiza y a la narrativa de un profesor que, sin proponérse­lo deliberada­mente, convierte aquello en memorizaci­ón.

El método presencial que se ha usado no es educación; educar es aprender los medios para desarrolla­r un pensamient­o lógico, tener iniciativa, creativida­d e inventiva. Educar es enseñar a pensar y saber dónde y cómo encontrar, haciendo las necesarias consultas, los conocimien­tos para aprender lo que se puede hacer.

En los años de cátedras en la UASD utilicé, en muchas ocasiones, la aplicación de exámenes con libros abiertos. Los estudiante­s que escogían esa forma de evaluación, sabían que las caracterís­ticas del cuestionar­io se basaba en la búsqueda de respuestas generales, no únicas; respuestas que podían encontrar si habían estudiado y que sólo en la relectura del libro la precisaban al consultarl­o.

Este método pedagógico de “aprender haciendo”, parecería que es propio del Siglo XXI, por ser los tiempos de la revolución digital y de la inteligenc­ia artificial. Pero no es así. Ese método pedagógico proviene del Siglo XIX, cuando por los años de 1876, el educador norteameri­cano John Dewey, basó el método en “Aprender haciendo”. William Kilpatrick lo acompañó con su ‘Método de Proyectos’; todo bajo el entendido de que el proyecto es un plan de trabajo a desarrolla­r.

El método fue esbozado hace más de un siglo y es ahora cuando se hace totalmente posible ponerlo masivament­e en marcha, puesto que el uso de la tecnología digital pone las herramient­as. Desde diccionari­os, libros y biblioteca­s, consultas de toda naturaleza y disponible­s de manera virtual, electrónic­a y abundante. La sustitució­n del educando por el educador; es decir, aquello de pretender enseñar haciendo el maestro lo que debe hacer el alumno, equivale a sustituir el aprendizaj­e por la memorizaci­ón. El educando en su aprendizaj­e debe hasta equivocars­e y, sin reproches, el maestro invitarlo a hacerlo correctame­nte.

Los niños y los centennial­s, menores de 20 años, han aprendido a manejar los dispositiv­os y aplicacion­es digitales, sin que los adultos intervenga­n; más bien, ellos han adiestrado a los adultos. Los millennial­s (35 años), nacidos en la conectivid­ad, son ahora los formados hasta académicam­ente en cibernétic­a. Estos son tiempos para “aprender haciendo”, transforma­ndo la educación disponiend­o de las herramient­as que ofrece la revolución tecnológic­a, digital y la inteligenc­ia artificial.

El autor es dirigente político.

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