La reforma fiscal es un “trago amargo” para Luis Abinader
Reto. Hay consenso sobre la necesidad de realizar la reforma tributaria, pero políticos y economistas difieren en torno a cómo y cuándo hacerla.
El tema está en agenda, se necesita una reforma fiscal, pero antes de dar el paso, hay muchas interrogantes. ¿Se debe hacer una reforma fiscal en un contexto de crisis? Y si se hace ¿podría resultar un remedio peor que la enfermedad? Si se implementa ¿Quiénes pagarán? ¿Quién cargará con el costo político de la medida más impopular en cualquier momento y en cualquier país?
Por el contexto de crisis en que llega el tema de una reforma fiscal y lo difícil de plantearle a la población que pagará más impuestos, es “un trago amargo” que reta al presidente Luis Abinader al cumplirse el tercer trimestre de su gobierno.
Antonio Ciriaco
Si hay una recuperación de la economía y se está expresando, para qué someter una reforma que va a relantizar la recuperación de la economía” Henry Hebrard
Definitivamente, nunca hay un momento ideal para realizar una reforma fiscal; hay un costo político envuelto, pero sería mayor de no hacerla”
De hecho, esta Administración ya dio un paso en falso con el tema cuando incluyó nuevos gravámenes en el presupuesto de este año, lo que luego tuvo que dejar sin efecto por la ola de críticas y rechazo que generó en menos de 48 horas.
Recientemente, el presidente Abinader dijo que ya se discute el tema y en cualquier momento lo presentará al Consejo Económico y Social (CES) para que se discuta en ese escenario.
“El Gobierno está trabajando en esa propuesta. No estamos hablando de algo simple, estamos hablando de algo que afecta a todo el país, a algunos de manera positiva a otros de manera negativa en términos de pagar más impuestos”, expresó recientemente.
La confirmación del Presidente de que se discute la reforma fiscal generó reacciones de economistas, políticos y la población en general está atenta para “gri
tar” si los nuevos impuestos afectan sus finanzas que se han deteriorado por el aumento generalizado de precios en casi todos los renglones.
Habría que ver cuáles lecciones aprendió el Gobierno dominicano del caso de Colombia, el primer país de América Latina que intentó aumentar los impuestos en el contexto de la crisis de la pandemia y el resultado no pudo ser peor: protestas masivas con más de 20 muertos y el presidente Iván Duque tuvo que echar para atrás su plan impositivo a pesar de que contenía capítulos de beneficio, como la renta básica universal. Pero generaba impuestos sobre el salario y gravaba los productos básicas y servicios tan esenciales como el agua y la luz.
¿Se debe hacer una reforma fiscal en un contexto de crisis?
Economistas tienen puntos de vistas encontrados sobre el tema. Los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recomiendan que sí, pero políticos del calibre y experiencia del expresidente Leonel Fernández dicen que no procede.
Recientemente, el FMI recomendó ampliar la base impositiva racionalizando las exenciones con una adecuada combinación del impacto distributivo. Contrario a lo que plantea el FMI, los economistas Antonio Ciriaco y Daris Javier, ambos catedráticos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), coinciden en que las reformas tributarias no son aconsejables en tiempos de crisis económica como la actual y que deben hacerse en tiempos de bonanza. En ese mismo planteamiento se coloca el expresidente Fernández, que dijo que esa reforma debió hacerse cuando la economía estaba “boyante”.
Coincide con el FMI el especialista en economía Henry Hebrard y el propio Gobierno, pues tanto el presidente Abinader como el ministro administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, han dicho que se trabaja en la reforma.
El expresidente Fernández argumentó que el Pacto Fiscal debió hacerlo el pasado gobierno y que no lo llevó a cabo. “Generalmente, las reformas fiscales se hacen cuando hay una situación económica boyante, cuando hay crecimiento y
estabilidad, en República Dominicana y América Latina se debe entrar en un proceso de reactivación y cuando eso se produzca se podrá hacer la reforma fiscal”, subrayó. “Si se procede en un momento como el actual en que se dejan sin efecto las ayudas sociales, se incrementa la tarifa eléctrica y se hace una reforma fiscal, eso hay que pensarlo con cuidado; una reforma fiscal tiene que ser socialmente incluyente y políticamente viable”, subrayó el presidente del partido Fuerza del Pueblo (FP).
Ciriaco expresa que para plantear un aumento de impuestos se debe esperar una recuperación mayor de la economía, que se puedan generar los empleos y que las empresas, sobre todo pequeñas y medianas, se puedan ponerse al día en sus obligaciones tributarias, porque según ha dicho la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), muchas no han podido hacerlo.
“Se debe esperar la consolidación, a partir del año 2022 se comienza la discusión o quizás un poco antes, pero la discusión de cualquier reforma o pacto se va a tomar mucho más de un año si tomamos en cuenta la experiencia de la República Dominicana, lo que planteo es que se discuta y se aplique en el 2023”, sostuvo. Agregó que si se hace ahora la reforma, el efecto será una relantización de la recuperación de la economía.
Sostuvo que la otra cara de la moneda sobre la economía dominicana es el alto nivel de deuda. Sin embargo, dijo que en el actual contexto es poco probable que algún organismo multilateral impulse procesos de ajustes. Otra razón que esboza para justificar su postura es que el país tendrá “un golpe de suerte”con la expansión de la economía norteamericana.
El economista Daris Javier, también de la UASD, sostuvo que el gobierno está en una encrucijada pues necesita recursos para resolver las responsabilidades del Estado y, por otro lado, la reforma podría producir convulsiones sociales. Sostuvo que lo menos riesgoso para el gobierno es seguir tomando prestado para cubrir los gastos. “Todo indica que desde el gobierno interpretan el déficit como algo malo, pero lo que sugiere la coyuntura es aplicar políticas de corte expansivo para no frenar el gasto público”, dijo.
Advirtió que la actual crisis económica no resiste la combinación de crear nuevos impuestos y reducir la inversión pública. “Esa combinación generaría un shock peor en la economía”, advirtió.
En un punto muy distante sobre el déficit está el economista Henry Hebrard. “Consideramos, tal como lo sugiere el informe del FMI y recientes publicaciones de la CEPAL y del Banco Mundial, no hay escapatoria, debido al elevadísimo peso del servicio de la deuda sobre las finanzas públicas, lo que obliga a corregir la trayectoria recurrente de déficits fiscales constantes que se vienen acumulando desde el año 2008”, consideró.
El Gobierno tendrá que hacer el mejor uso del arte de comunicar para no cargar con costo político de reforma