¿Quién cargará con el costo político?
Otro aspecto que enseñan históricamente las reformas impositivas es que tienen un costo político y alguien tiene que cargar con él. El último paquete impositivo que se aprobó en el país fue en el 2012 para aplicarlo en el 2013 y el costo político fue para Leonel Fernández, luego que el recién instalado presidente Danilo Medina declaró que encontró un maletín cargado de facturas y un gran déficit fiscal. El descontento de la población se manifestó en protestas en contra del expresidente Fernández, mientras Medina a pesar de aplicar los impuestos vio su popularidad subir a las nubes para esos años.
En el actual contexto hay un factor que podría justificar ante los ojos de la gente un incremento de los impuestos: la pandemia. Sin embargo, lo que pasó en octubre del pasado año cuando el gobierno estableció nuevos impuestos en el Presupuesto, indica que no hay nada que permita que la gente admita tranquilamente que pagará más impuestos. En menos de 48 horas el recién instalado gobierno de Abinader tenía una crisis y hasta convocatoria de protestas en la Plaza de la Bandera. El expresidente Fernández sostuvo que el gobierno pasado debió hacer el Pacto Fiscal establecido en la Ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo, pero que no lo hizo, a pesar de la buena marcha de la economía, porque “se estaba en otros proyectos políticos ocultos”. Una de las debilidades que se ha señalado al gobierno de Abinader desde que se instaló hace casi nueve meses, es la política comunicacional, por lo que tendrá que mejorar esa área si no quiere cargar con el costo político de la reforma fiscal, porque para eso se necesita construir un relato y saber transmitirlo a la población. “Para no repetir los costosos errores de Colombia (o de la misma República Dominicana en septiembre de 2020), será necesario que desde la Presidencia de la República se construya un relato ambicioso y movilizador para que la población quiera adherirse a este pacto social”, advirtió Hebrard. El planteamiento de Ciriaco de que el gobierno deje para el 2023 la reforma fiscal podría no ser políticamente viable para el presidente Abinader y el Partido Revolucionario Moderno (PRM), pues será un año preelelectoral y no resultaría políticamente rentable aplicar nuevos impuestos. Además, hay quienes consideran que el presidente Abinader ha perdido tiempo, desde el punto de vista político, para someter un proyecto de reforma que no afecte su aprobación en la gente.