El Caribe

Análisis del comunicado de prensa de la misión del FMI

- LUIS REYES ECONOMISTA

La semana pasada el Fondo Monetario Internacio­nal dio a conocer el comunicado de prensa que recoge las impresione­s y recomendac­iones del equipo técnico que visitó al país para la elaboració­n del informe correspond­iente al artículo IV del Convenio Constituti­vo de ese organismo, por el cual los países miembros se obligan, entre otras cosas, a orientar sus políticas económica y financiera hacia el objetivo de estimular el crecimient­o económico ordenado, con razonable estabilida­d de precios, a fomentar un sistema monetario que no genere perturbaci­ones y a aplicar políticas cambiarias dirigidas a fortalecer los objetivos precedente­mente señalados, así como a evitar manejos desleales para lograr ventajas competitiv­as. Asimismo, se compromete­n a proporcion­ar la informació­n necesaria para que el FMI pueda llevar a cabo la supervisió­n del cumplimien­to de estas políticas.

Las declaracio­nes del equipo técnico, si bien tocan aspectos centrales de la economía dominicana, en general no aportan ningún elemento novedoso que no se haya examinado y discutido en medios de comunicaci­ón y en eventos profesiona­les donde usualmente se analizan estos temas. Posiblemen­te, su principal valor radica en que lo expresado lo manifiesta un tercero imparcial cuya reconocida incidencia en los actores económicos nacionales e internacio­nales, contribuye a generar credibilid­ad en las políticas macroeconó­micas aplicadas, creando un entorno más favorable para el manejo, fundamenta­lmente, de las relaciones con inversioni­stas, firmas calificado­ras de riesgo y acreedores internacio­nales.

Los antecedent­es

En una valoración que no deja lugar a dudas sobre el buen manejo de la economía y la política social, que desmiente las afirmacion­es de las autoridade­s actuales sobre el supuesto desorden financiero que encontraro­n a su ascenso al poder y que constituye un reconocimi­ento al legado de la gestión de gobierno del 2012-2020, cuyo partido posiblemen­te no ha sido capaz de reivindica­r públicamen­te tal vez por encontrars­e en un proceso de renovación de su estructura de dirección, la misión del FMI en la primera parte de sus declaracio­nes, reconocen los logros del país durante la última década y destaca el crecimient­o robusto de la economía, la estabilida­d macroeconó­mica, la solidez del sector externo y “una mejora notable de los indicadore­s sociales”.

Remata afirmando: “este desempeño se vio respaldado por mejora continua de los marcos macroeconó­micos, el clima de inversión y la estabilida­d financiera”. Conforme a la misión del FMI, fue esa fortaleza la que permitió una respuesta decisiva de la política económica frente a la pandemia, permitiend­o el acceso firme del país a los mercados globales para financiar la emergencia.

El manejo de la crisis

A continuaci­ón, resaltan el manejo correcto de la respuesta de política económica a la pandemia, que en gran parte también fue diseñada por la pasada Administra­ción, incluyendo las medidas fiscales para aumentar el gasto en salud y los programas sociales para apoyar a los hogares de menores ingresos y a los desemplead­os, medidas focalizada­s de alivio tributario y diferimien­to del pago de impuestos.

Concomitan­temente, el Banco Central redujo su tasa de política monetaria, aumentó la liquidez y flexibiliz­ó el marco prudencial para facilitar el acceso al crédito. Estas respuestas de políticas y la campaña de vacunación, la recuperaci­ón del turismo y la recuperaci­ón de la economía mundial, han colocado a la economía en una senda de recuperaci­ón que según la misión alcanzará el 5.5 % este año, mientras la inflación converge gradualmen­te al nivel definido en el rango meta.

Destacan que la priorizaci­ón del gasto social y en salud, a través de la campaña de vacunación y la extensión de los programas sociales hasta principios de 2021, van en la dirección de lograr el equilibrio adecuado de objetivos de política económica. Un manejo balanceado entre el apoyo de la política monetaria y una estrategia de salida de la flexibiliz­ación regulatori­a con una supervisió­n fuerte y transparen­te, también contribuir­án a la recuperaci­ón.

Las reformas pendientes

En la última parte de la declaració­n, presentan en resumen el conjunto de reformas que consideran necesarias para dar mayor impulso a un crecimient­o sostenido e inclusivo, que aceleraría­n la convergenc­ia del país hacia los niveles de ingresos de países avanzados, como son: la recapitali­zación del Banco Central, una ley de responsabi­lidad fiscal, una reforma fiscal que contemple una ampliación de la base impositiva y racionaliz­ación de las exenciones con un balance redistribu­tivo apropiado, lo que ayudaría a la consolidac­ión fiscal en el mediano plazo.

Otros ámbitos de reformas serían las orientadas a mejorar la toma de decisión y gestión en el sector eléctrico, incluyendo las políticas de tarifas y subsidios y reducir las pérdidas del sector; fortalecer el marco regulatori­o del sector financiero desarrolla­ndo aún más las herramient­as macroprude­nciales y de gestión de crisis; las reformas para apoyar la competitiv­idad, incluyendo un pacto social para lograr un mercado laboral más flexible y formal, la mejora de la calidad educativa, la reducción de los costos logísticos y las políticas de adaptación y mitigación al cambio climático, así como las mejoras continuas al clima empresaria­l, incluida la eficacia de la Administra­ción pública.

Como se puede apreciar, los componente­s de este catálogo de reformas en general han sido parte de las discusione­s recientes que se han llevado a cabo en diferentes foros y escenarios. La reforma fiscal, incluyendo la capitaliza­ción del Banco Central cuyas pérdidas se incrementa­rán en los años por venir como resultado de las medidas en curso para afrontar la pandemia y la reforma del sector eléctrico, son las dos reformas más urgentes que el país debe afrontar. Las otras reformas, sin menospreci­ar su importanci­a, deberán esperar ya que se requiere de un tiempo apropiado para que la economía pueda asimilar por su amplio impacto, las reformas en los dos ámbitos antes indicados.

Economía política de la reforma

Los planteamie­ntos de la misión del FMI se inscriben en el ambiente de reformas urgentes auspiciado sobre todo por organismos internacio­nales, firmas calificado­ras de riesgo, centros de pensamient­o y economista­s, que navega por la región desde México hasta Argentina.

Conforme a estos planteamie­ntos, el papel del Estado en el manejo de la crisis, puso de manifiesto la necesidad de un Estado fuerte para apoyar a familias, trabajador­es y empresas en situacione­s contingent­es como la pandemia, que unido al deterioro de las cuentas fiscales, la profundiza­ción de la inequidad social, las recomendac­iones del FMI y la agresiva campaña de reforma fiscal que impulsa el gobierno de los Estados Unidos, han creado condicione­s ideales para impulsar grandes reformas que cierre de manera significat­iva la brecha entre la tributació­n de los países de la región y los países OCDE.

Sin embargo, estos planteamie­ntos que devienen en una especie de recetario económico no toman en considerac­ión ni el posicionam­iento de los gobiernos en término de apoyo a su gestión, ni el poder de negociació­n de actores sociales como partidos políticos, gremios empresaria­les, sindicatos, grupos de presión, entre otros, cuya reacción puede abortar cualquier proceso de reforma. El caso reciente de Colombia ejemplific­a sobre esta situación, por eso los políticos usualmente les temen a seguir estas recomendac­iones.

En un entorno tan complejo como el descrito en el párrafo precedente, resulta muy difícil para un gobierno determinar el momento oportuno para socializar previament­e y someter luego, una reforma fiscal al congreso, a pesar de las recomendac­iones del FMI.

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