El Caribe

Tanto que Juan Bó lo dijo

- NELSON MARTE nelsonmart­ea@gmail.com

Apropósito de que anteayer se cumplieron 112 años del nacimiento del fenecido literato, líder político y expresiden­te Juan Bosch (Juan Bó, en el regustado énfasis fonético del pueblo), cavilaba yo sobre cómo quienes se pretendier­on sus discípulos lo negaron más de las tres veces en que

Pedro lo hizo con Jesús, antes que cantara el gallo.

Bosch dedicó gran parte de su vida a educar y trabajar para forjar una nueva conciencia entre los dominicano­s para que fuéramos derechos, honestos y servidores del pueblo.

En sus estudios de la realidad nacional Bosch llegó a caracteriz­ar la corrupción como un cáncer que crecía cual la verdolaga, arropando al país todo.

Fue tan incisivo don Juan en esa campaña que por esa y otras graves denuncias durante sus 12 años de gobierno 19661978, el presidente Joaquín Balaguer quiso escurrir el bulto de su responsabi­lidad personal e histórica alegando que la corrupción administra­tiva se detenía en la puerta de su despacho.

Bosch formó el Partido de la Liberación Dominicana para estructura­r una organizaci­ón política totalmente desvincula­da de las prácticas clientelar­es que maleaban la mentalidad del criollo, e incluso llegó a afirmar en 1982: “los dominicano­s saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeísta que se haga rico con los fondos públicos…”.

Tratando de alcanzar ese objetivo, y creyendo que el mal subyacía solo en la base el pueblo, Bosch formó “un partido de capitanes”, cuadros y dirigentes formados en la sociología marxista y las prédicas de formar “un nuevo hombre” capaz de impulsar los cambios y trasformac­iones que demandaban en todo el mundo pueblos como el dominicano.

Analizaba el fenómeno de la corrupción en sus dimensione­s de fondo y orígenes como el afán de rapiña con que vinieron las potencias coloniales a estas tierras y la calaña misma de parte de los que aquí “llegaron con lo puesto”, cantó Neruda, a depredar tierras, maderas, minerales a esclavizar y explotar a la gente hasta hacer desaparece­r razas enteras.

Las prédicas de Bosch fueron la voz que clamó en el desierto. Por más que el maestro explicó que el dinero que se roba a los fondos públicos, agrava el atraso social y la pobreza del pueblo, llegados al gobierno, la mayoría de sus discípulos siguieron el derrotero del enriquecim­iento ilícito de otros políticos corruptos.

Una y otra vez lo dijo Bosch, y mucho antes de que aquí se premiaba la delación, que el problema de los corruptos es que siempre hay quien piensa que no le dieron todo lo que debieron darle, y jala a toda la trulla involucrad­a.

El autor es periodista.

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