El Caribe

Una inflación anunciada

- FELIPE AUFFANT NAJRI felauffant@icloud.com

La Gran Recesión provocada por la crisis bancaria del año 2008 fue larga y profunda. Para contrarres­tarla, el Banco Central de los Estados Unidos (Fed) bajó la tasa de interés interbanca­ria a cero, una medida extrema para intentar estimular la economía. La rebaja de la tasa de interés no tuvo el resultado deseado, pues el desempleo y la baja inflación parecían extenderse. Como resultado, la Fed adoptó la poco ortodoxa política de inyectar dos trillones de dólares a la economía comprando todo tipo de instrument­os financiero­s. En cualquier escenario de mayor normalidad, una política de una tasa de interés cero y una expansión de liquidez de esa magnitud hubieran desatado un serio proceso inflaciona­rio. Pero no fue así. Aún después de superada la recesión, en el año 2010, el desempleo en los Estados Unidos estaba en un 10 % y no fue hasta el 2018 que bajó a 3,8 %. Pero las cosas resultaron mucho más complicada­s. Del otro lado del Atlántico la crisis en la poderosa zona Euro resultó más difícil de gestionar, debido a que la misma está compuesta por estados soberanos. Alemania, la mayor economía de la Eurozona, estaba llamada a liderar la recuperaci­ón, lo que no hizo, pues lejos de expandir sus gastos fiscales como una medida anticrisis, el gobierno alemán los redujo. Además, en el 2009, el parlamento aprobó una enmienda constituci­onal establecie­ndo presupuest­os equilibrad­os. Cuando Portugal, Grecia, Irlanda e inclusive Italia y España entraron en crisis, provocada por sus altos niveles de deuda soberana, la responsabi­lidad para enfrentarl­as recayó en el Banco Central Europeo (BCE). El BCE, dirigido por el italiano Mario Draghi, adoptó la misma política de la Fed expandiend­o la liquidez agresivame­nte y bajando las tasas de interés. Siendo así, ambos lados del Atlántico estaban inundados de liquidez. Con todo, el desempleo en la Eurozona se situó en el 12 % en el 2013, para comenzar un lento descenso hasta el 7,5 % en el 2018. Este valor era casi el doble del 3,8 % de la economía norteameri­cana en ese año, diez años después del comienzo de la crisis del 2008. Entonces llegó la crisis provocada por la pandemia a finales del 2019, que no solo tuvo un “impacto inmenso en nuestra vida social”, sino que “debido a una incertidum­bre generaliza­da” provocó “el mayor colapso del precio de las acciones” desde el 2008. Nueva vez, se aplicaron medidas anticrisis. Como resultado estamos ante una economía norteameri­cana robusta, de bajo desempleo, pero esta vez acompañada de inflación, que mucho tardó en aparecer. Los dominicano­s nos estamos benefician­do de un nivel de remesas sin precedente­s, y estamos sufriendo del alza de muchos productos claves como el petróleo. Son las dos caras de la misma moneda.

El autor es empresario.

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