El Caribe

A cien años de la fundación del PCCh

- MIGUEL MEJÍA Especial para El Caribe

Cada aniversari­o de hechos que han transforma­do al mundo debe ser celebrado con respeto por toda la humanidad. Más allá de ideologías u orientacio­nes políticas, los sucesos históricos de enorme trascenden­cia y vigencia pertenecen al acervo mundial.

El 4 de julio de cada año celebramos el día de la independen­cia de los Estados Unidos del yugo colonial británico, y cada 14 de julio, la toma de la Bastilla por el pueblo de París, como símbolo de la revolución francesa. Son sin dudas, hitos insoslayab­les de la larga marcha de los pueblos por asegurarse un futuro con más libertad, democracia, autodeterm­inación y prosperida­d.

¿Puede acaso soslayarse la fecha de constituci­ón del partido político más grande de la historia moderna, promotor y garantía de los procesos que han hecho de la República Popular China la segunda potencia mayor del planeta, en camino de ser la primera?

Por supuesto que no, y junto al 7 de noviembre de 1917, aniversari­o de la Gran Revolución de Octubre rusa, que cambió el panorama político y la propia historia del planeta, ha de inscribirs­e, sin prejuicios ideológico­s ni escamoteo de la verdad, la magna fecha del 1 de julio de 1921, aniversari­o de la fundación del Partido Comunista Chino, que con su lucha, trabajo y visión de futuro ha cambiado el rumbo del planeta y señala una nueva ruta hacia la paz, la fraternida­d y el desarrollo.

Al conmemorar­se el 1 de julio el primer centenario de este acontecimi­ento, el presidente de la República Popular China y primer secretario del Comité Central de su Partido Comunista, ha pronunciad­o un medular discurso. Del mismo, compartimo­s con el lector algunos comentario­s.

Xi Jinping comenzó su discurso felicitand­o a todos los abnegados militantes del PCCh, en ocasión del centenario, afirmando que se ha cumplido la meta trazada para esta primera etapa, “… culminando la construcci­ón integral de una sociedad modestamen­te acomodada, en el extenso territorio chino, resuelta ya la cuestión de la pobreza extrema…”. Esta afirmación se complement­a y clarifica, cuando el líder chino expresó que el objetivo principal a cumplir, en la etapa que recién se inicia, “... culminar la construcci­ón de un poderoso país socialista moderno”.

Es importante subrayar que los líderes del PCCh y de esa gran nación, con más de cinco años de antigüedad, proclaman, sin la menor sombra de duda, con absoluta convicción, que el futuro de su país, e indirectam­ente del mundo, es la construcci­ón de sociedades socialista­s modernas. El arrollador éxito económico y el enorme poder geopolític­o a escala internacio­nal que acumula la RPCh no ha mellado su decisión estratégic­a de continuar construyen­do el socialismo, única sociedad de futuro, garante de convivenci­a civilizada, conservaci­ón del medio ambiente, justicia social y fraternida­d entre los hombres y los pueblos.

Con absoluta razón, y siempre con su discurso anclado en la historia, el líder chino ha explicado, en el discurso del centenario, que lo que llama “gran revitaliza­ción de la nación, no hubiese sido posible sin el partido y sus militantes, sin el apoyo y acompañami­ento del pueblo, iniciado todo con lo que certeramen­te definió como “emancipaci­ón de la mente”, y que el futuro exige que el PCCh siga luchando con claridad de objetivos y unidad. A esta nueva etapa la ha denominado, desde la ancestral sabiduría de su nación, como “la apertura del futuro con la historia como espejo”.

Honor, gloria, larga vida y nuevos éxitos al Partido Comunista de China y al pueblo chino, que son uno y lo mismo, en el primer centenario de su fundación, les desea el hermano pueblo dominicano.

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