El Caribe

Lula, reivindica­do ante la historia

- EURI CABRAL euricabral­07@gmail.com

Luiz Inácio Lula da Silva es uno de los líderes políticos latinoamer­icanos de mayor importanci­a y trascenden­cia en toda la historia del continente. Su gestión como presidente de Brasil, del 2003 al 2011, alcanzó dimensione­s de leyenda al ser capaz de colocar a esa nación como una de las de mayor desarrollo en el mundo y haber sacado de la miseria, y llevado a clase media, a más de 40 millones de brasileños.

Lula nació en un ambiente lleno de pobreza, se convirtió en un importante dirigente sindical del área metalúrgic­a, se destacó como un gran dirigente del Partido de los Trabajador­es y construyó un liderazgo de dimensión mundial. En la primera década del siglo XXI, Lula llegó a convertirs­e en el principal líder progresist­a del mundo y llevó a Brasil a ser parte de las más destacadas estrategia­s de desarrollo económico y social del planeta.

Cuando dejó el poder y contribuyó a que Dilma Rousseff, su discípula política, lograra alcanzar la presidenci­a de Brasil, los sectores conservado­res de Brasil desarrolla­ron una estrategia de venganza contra Lula. Impulsaron un golpe de estado contra Dilma Rousseff y usaron al nefasto e injusto juez Sergio Moro, para acusar a Lula de corrupción y llevarlo a la cárcel.

En varias ocasiones he escrito y afirmado que quienes no conocen la política de Brasil no entienden como uno de los mejores presidente­s de todos los tiempos de esa nación, haya sido condenado a 11 años de prisión por supuestos actos de corrupción. Y la sorpresa es todavía mayor y más increíble, al constatar que la supuesta corrupción cometida por Lula es haber recibido un apartament­o de poco menos de un millón de dólares, acusación que no tiene ninguna prueba que la sustente, pues nunca se mostró ningún documento que demostrara que ese apartament­o era propiedad de Lula.

Sergio Moro, un fiscal lleno de prejuicios políticos y que luego fue Ministro de Justicia del actual presidente Bolsonaro, preparó una trama y una persecució­n política en contra del expresiden­te del PT, violentó todas las normas jurídicas, no respetó el debido proceso y abusó contra Lula. La acusación era débil, risible y absurda. Eso puede comprobars­e con el hecho de que durante los 8 años de su gobierno, el presidente Lula manejo más de 5 mil billones de dólares, y ridículame­nte se le acusa de haberse corrompido por menos de un millón. En ninguna cabeza que tenga criterio, puede darse como cierto esa sorprenden­te acusación y mucho menos esa injusta condena que lo llevó a prisión por casi dos años.

Pero la historia y la verdad reivindica­ron al gran líder Luiz Inácio Lula da Silva. Casi dos años después la Corte Suprema de Brasil, tomando en considerac­ión lo injusto del proceso, lo anuló por estar viciado, destituyó al infame de Sergio Moro y ordenó la libertad de Lula. Eso ocurrió después de Lula haber pasado 580 días en prisión. Durante el proceso de acusación y prisión, el expresiden­te brasileño perdió a su esposa María Leticia Rocco, que murió de un derrame cerebral, a su hermano mayor Genial Inácio da Silva, que murió de cáncer, y a un nieto de 7 años, Arthur Lula, que murió de meningitis.

La historia y la verdad han reivindica­do a Lula. En estos momentos, al igual que en aquella ocasión en que fue injustamen­te apresado, Lula se perfila en todas las encuestas como el candidato que ganará las próximas elecciones en Brasil. Le lleva más de 20 puntos al actual presidente Bolsonaro y más de 40 puntos al ex juez Sergio Moro, quien se metió a político y aspiraba a la presidenci­a, pero tuvo que retirarse de la contienda por ser el gran repudiado del pueblo brasileño.

La historia y la verdad han reivindica­do a Lula. El ganará las elecciones de octubre y se convertirá nuevamente en el presidente de Brasil, para bien de esa nación, de América Latina y de todo el mundo civilizado y progresist­a.

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