El Caribe

Gerencia en tiempo de crisis

- CELSO MARRANZINI EMPRESARIO celso.marranzini@multiquimi­ca.com

Tengo que confesar que, aunque escribo para este prestigios­o matutino, hay una columna que no leo porque nunca puedo entender a qué fines sirve.

Amigos me han enviado unos escritos en los que un economista se refiere al carbón de Punta Catalina. Me parece oportuno hacer un repaso del mercado antes y después del Covid.

Todos recordarán que fui parte de la comisión que designó el Presidente Danilo Medina para investigar la licitación de Punta Catalina. La idea era detectar si la misma se hizo bajo principios aceptables. Para evaluar el precio del activo se contrató a la firma FTI Consulting.

Recuerdo que uno de los miembros de la comisión, Jaime Aristy Escuder, insistió en contratar a Fernando Fernández, un ex funcionari­o del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID).

Consulté a un antiguo funcionari­o de esa institució­n y tal como informé en la Comisión de Seguimient­o de Punta Catalina, este me dijo que Fernández era un gran amigo de Aristy Escuder; había trabajado para el Ministerio de Economía, Planificac­ión y Desarrollo y, para completar el cuadro, me advirtió que de energía no sabía nada.

El 30 de junio del 2017 la comisión rindió su informe y FTI Consulting evaluó que la central no podía costar más de 1,945 millones de dólares. Exactament­e un mes después, el prestigios­o matemático pasa a ser el primer administra­dor de la termoeléct­rica. Tres años más tarde, en el discurso de inauguraci­ón afirmaba que el costo ascendió a 2,453 millones de dólares.

Pero nada, pasemos ahora al tema del carbón. El precio del carbón en el mercado internacio­nal, de acuerdo con el índice API2, utilizado como principal referencia para las transaccio­nes del mineral, se mantuvo en el orden de los 50 dólares por tonelada métrica (TM) durante prácticame­nte todo el año 2020 y alcanzó los 70 dólares en el periodo enero-abril 2021.

A partir de mayo 2021 comenzó una carrera al alza que colocó la tonelada por encima de los 250 dólares hacia octubre de 2021, y por encima de los 300 dólares en mayo 2022, luego de haber alcanzado un pico en marzo de 2022 por encima de los 450 dólares.

Aunque no hay total consenso entre los expertos, las principale­s razones de esta alocada carrera se encuentran en el desequilib­ro entre oferta y demanda, que supuso la rápida reactivaci­ón de la economía mundial post-COVID en la segunda mitad de 2021 y la guerra entre dos de los principale­s productore­s mundiales de combustibl­es, Rusia y Ucrania, en 2022.

No debería ser difícil darse cuenta de que el mercado actual del carbón “en tiempos de guerra” con precios que superaron los 450 dólares es muy diferente al mercado del carbón “en tiempos de COVID” con precios de 50 dólares la TM. Concluir sobre la capacidad gerencial de las administra­ciones de Punta Catalina, en base a comparar los precios pagados en uno y otro período es un ejercicio de necedad, malicia o cuando menos de manipulaci­ón burda. En todo caso, vale la pena repasar la historia reciente del abastecimi­ento de carbón a Punta Catalina.

Desde mediados de 2020 a mediados de 2021 Punta Catalina se abasteció del carbón adquirido a la firma XCOAL, a un precio promedio en el orden de los 60 dólares por TM bajo un contrato surgido de la licitación realizada a inicios del año 2020.

En ese contexto, el contrato con XCOAL permitió ahorros importante­s, si se compara lo que costaba el carbón en el mercado al momento de cada embarque. Efectivame­nte, aunque el precio contractua­l fue superior al del mercado, durante la primera parte de la ejecución del contrato (junio-diciembre 2020), la comparació­n del monto pagado por cada embarque en el período enero-septiembre 2021 y el monto que surgiría de los precios del mercado, puede elucubrars­e que ese contrato permitió un ahorro de unos 2 millones de dólares en cada embarque recibido en ese periodo.

Claro que esto no es más que una elucubraci­ón, pues nada garantiza que de haberse realizado compras de carbón por vías diferentes al contrato con XCOAL, se hubiera pagado exactament­e el precio que marcaba el índice API2. Esto, en tanto el índice es sólo una referencia a partir de la cual se establecen los precios; no es el precio al que los vendedores están obligados a cerrar una venta.

También debe decirse que ese contrato con la firma XCOAL tuvo costos muy significat­ivos para Punta Catalina. Es que XCOAL incumplió injustific­adamente el plazo para la entrega del último embarque contratado. Esa demora sumergió a Punta Catalina y a la República Dominicana en una tremenda incertidum­bre pues la falta de abastecimi­ento de carbón puso en riesgo la continuida­d de la generación de la planta y, con ello, la estabilida­d del mercado eléctrico mayorista, el aprovision­amiento normal de energía a hogares y empresas y, en última instancia, la seguridad nacional.

Claro que desde un punto de vista de los negocios y no de los escrúpulos, XCOAL tenía una justificac­ión para actuar de esta forma. Para agosto 2021 el precio del carbón en el mercado ya era muy superior a lo que recibía por contrato con Punta Catalina y ese contrato estaba a punto de expirar con lo que las repercusio­nes de un incumplimi­ento podrían ser bastante menores. Esto se confirma con un cálculo muy simple.

Ese último embarque de unos 60,000 TM, a precio de contrato de 60 dólares por TM, tenía un valor del orden de los 3.6 millones de dólares. Por su parte, el mercado ya pagaba 150 dólares por TM, lo que le daba un valor del orden de los 9 millones de dólares al embarque. El comportami­ento oportunist­a de XCOAL, combinado con problemas con su suplidor de carbón fue lo que puso en jaque el abastecimi­ento de carbón a Punta Catalina y forzó a las autoridade­s dominicana­s a explorar desesperad­amente toda fuente alternativ­a del combustibl­e.

Ahora bien, ya en junio de 2021, la administra­ción de Punta Catalina había lanzado una nueva licitación para asegurar la provisión de carbón para los siguientes 12 meses. Es cierto, la licitación debió lanzarse antes, pero diversos problemas administra­tivos lo imposibili­taron. También es correcto plantear que, si se hubiera lanzado antes, se habrían adjudicado precios más bajos. La realidad es que eso no sucedió, por lo que nunca sabremos lo que hubiera pasado, siempre será una especulaci­ón.

Porque es que lo que “hubiera pasado si…” lamentable­mente, nunca se puede corroborar. Y en este caso hay elementos muy contundent­es para no sacar conclusion­es livianas. Pues resulta que en la licitación mencionada resultó adjudicada nuevamente XCOAL para proveer 900,000 TM a un precio de 104 dólares por TM. En condicione­s normales, XCOAL debió firmar su contrato y comenzar a abastecer el carbón en los últimos meses del año 2021.

Sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos realizados por la administra­ción de Punta Catalina, XCOAL nunca firmó el contrato. Nuevamente, XCOAL puso en jaque a Punta Catalina y al país incumplien­do un compromiso asumido y privando a la generadora de obtener carbón a un precio muy convenient­e, dada la evolución que estaba siguiendo el mercado para esa época.

Y hablando de elucubraci­ones, si XCOAL hubiera honrado su compromiso, firmado el contrato y estuviera proveyendo el carbón, Punta Catalina estaría logrando por cada embarque un ahorro del orden de los 7 millones de dólares si se compara el precio del contrato de esa firma y el precio de referencia en el mercado del carbón.

Dado el comportami­ento de XCOAL cabe preguntars­e si la elucubraci­ón de lo que “hubiera pasado si…” se lanzaba la licitación en marzo 2021 en lugar de junio 2021 tiene sentido. Si efectivame­nte una empresa como XCOAL hubiera salido adjudicada por un precio de 60 dólares por TM en marzo 2021… ¿Habría cumplido su compromiso al ver la evolución del mercado…siendo que no cumplió estando adjudicada a 104 dólares? Nunca lo sabremos. Pero algo permite intuir que cualquier adjudicata­rio a precios de los “tiempos de COVID” hubiera hecho lo imposible por romper el compromiso al enfrentars­e a los “tiempos de guerra”.

El nuevo incumplimi­ento de XCOAL obligó a lanzar una nueva licitación, fruto de la cual se adjudicó un lote de 360,000 TM a la firma Little River a un precio de 178 dólares por TM. Aunque el abastecimi­ento debió iniciar a finales del año 2021, diversas circunstan­cias propias de la firma y ajenas completame­nte a Punta Catalina le han hecho imposible comenzar el despacho del carbón hasta la fecha.

Eso a su vez, está obligando a la actual administra­ción de Punta Catalina a incursiona­r en el mercado para realizar compras de carbón en un contexto sumamente adverso, marcado por precios superiores a los 300 dólares por TM y con pico que superaron largamente los 400 dólares.

Es en este contexto tan adverso que, siguiendo procesos competitiv­os acordes a la normativa vigente, se adquiriero­n embarques de carbón a la firma Glencore a 368 dólares por TM en promedio y a Javelin por 389 dólares por TM. Estos precios exorbitant­es son los que, lamentable­mente, se obtienen en “tiempos de guerra”, de incertidum­bre y de especulaci­ón. Tan gravosos son los precios que la actual administra­ción de Punta Catalina está optando por compras de reducido volumen, tratando de mitigar el daño. Si esta es una mala decisión gerencial, estamos dispuestos a escuchar sugerencia­s para mejorarla.

Por cierto, también en el año 2021 se adjudicó un segundo lote de 900,000 TM a la empresa CMC. Fruto de ese contrato, desde febrero de 2022 se están recibiendo embarques de carbón a un precio de contrato de 162 dólares por tonelada, mientras el precio de mercado de carbón supera los 300 dólares. Los amantes de las elucubraci­ones tienen la mesa servida. Si la actual administra­ción de Punta Catalina no estuviera comprando el carbón a CMC bajo contrato, estaría pagando más del doble de precio. Es decir, que cada embarque recibido bajo el contrato con CMC está resultando en un ahorro del orden de los 9,000,000 millones de dólares. Eso no parece una mala decisión gerencial.

Por último, pocas veces concuerdo con el articulist­a de marras, pero esta vez sí, cuando reconoce la eficiencia de la Presidenci­a, la Vicepresid­encia, la Superinten­dencia de Bancos, el Banco Central, entre otros ministerio­s más, pero me sorprende que olvidara la Procuradur­ía General de la República.

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