Cultura machista aún frena avance político de la mujer
El 16 de mayo de 1942, la mujer dominicana votó por primera vez. En 80 años transcurridos desde la fecha, la política sigue siendo una actividad predominantemente de hombres. Tanto es así, que resulta fácil contabilizar las mujeres que han sobresalido en esas ocho décadas en la política electoral.
Tres damas han ocupado la vicepresidencia: Milagros Ortiz Bosch, Margarita Cedeño y Raquel Peña. Dos, Lucía Medina y Rafaela Alburquerque, han dirigido la Cámara de Diputados; y Cristina Lizardo ha sido la única mujer presidenta del Senado. La alcaldía del Distrito Nacional la ocupa ahora, por primera vez una mujer, Carolina Mejía y Emma Polanco es la única mujer que ha ocupado la rectoría de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), un cargo que aunque no es partidista, tiene un alto ingrediente político y de participación de los partidos.
Hasta el momento ninguna ha logrado la primera magistratura ni presidir órganos tan relevantes como la Suprema Corte de Justicia o la Junta Central Electoral.
Las que más cerca han estado del solio presidencial, son Ortiz Bosch, en su mejor época política entre el 2000 y el 2008, no alcanzó a encabezar la boleta del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Ahora Cedeño compite a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con posibilidades reales de ser la oferta electoral de esa organización política. Minou Tavárez Mirabal, fue candidata presidencial para las elecciones del 2016.
Casi 55 años después que la mujer votó por primera vez, se aprobó la primera ley de cuota de 25% que obligaba a los partidos a incluir ese porcentaje de féminas en sus propuestas de candidaturas para los cargos de elección popular.
Luego se aprobaron otras dos leyes que aumentaron la cuota a 33% y luego a 40%. Actualmente, la Junta Central Electoral (JCE), encabezada por Román Jáquez, impulsa que se apruebe el 50/50 de cuota femenina, propuesta que no cuenta con el apoyo de ninguno de los partidos políticos. Las organizaciones respaldan el modelo de 40% mínimo y 60% máximo de candidaturas para ambos géneros.
En materia legal, el tema también se tata en el artículo doce de la ley de la Estrategia Nacional de Desarrollo manda a que el enfoque de Género sea transversal en todos los planes, programas, proyectos y políticas públicas a fin de identificar situaciones de discriminación entre hombres y mujeres y adoptar acciones para garantizar la igualdad y la equidad de género.
A pesar de todos los esfuerzos legales, todavía la participación política de la mujer es muy limitada. El sociólogo Wilfredo Lozano explicó que hay tres razones fundamentales para que eso ocurra. La cultura machista que permanece, que históricamente la mujer ha sido un ente subordinado, lo que no ha podido superar y que los espacios de poder donde se toman decisiones siguen dominado por hombres.
“Nadie debe hacerse el tonto y debe saber que las estructuras de mando político generan ventajas relativas a los hombres; el segundo punto es que hay una cultura política en que la mujer, la ciudadana común y corriente por esas primeras razones y la socialización que tiene como un ente sometido, subordinado, tiende a tener una perspectiva más marginal en los manejos de los cargos de dirección”, afirmó. Agregó que a pesar de esa realidad las mujeres votan más que los hombres y suelen tener una participación más organizada en la actividad política.
La cultura machista es principal limitante para el avance de la mujer en la actividad política