El Caribe

Abinader en Ginebra y Davos

- Nelsonenca­r10@gmail.com

EL PRESIDENTE ABINADER retorna hoy de Suiza, donde estuvo desde el pasado sábado exponiendo en Ginebra, durante la Asamblea Mundial de la Salud, la experienci­a de República Dominicana en el manejo del COVID-19, para luego en Davos, en el Foro Económico Mundial, hablar de lo que ha sido clave para la pronta recuperaci­ón económica del país.

En la asamblea patrocinad­a por la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), República Dominicana fue punto de referencia por sus logros en el combate al coronaviru­s, se resaltó el buen manejo de la emergencia sanitaria, lo que posibilitó la pronta recuperaci­ón de la economía y un crecimient­o de los más elevados de la región, pese a los pronóstico­s negativos de todos los organismos internacio­nales.

Inclusive, por el manejo de la pandemia durante los momentos más difíciles y por la adquisició­n con recursos propios de vacunas en cantidad más que suficiente, Abinader tuvo calidades para hacer propuestas específica­s para que la OMS revisara sus criterios de solidarida­d.

El desempeño de nuestro mandatario tampoco pasó inadvertid­o en Davos en el Foro Económico Mundial, lo que merece una mención aparte.

Allí expuso, lo que concitó interés, que la clave de la recuperaci­ón económica del país en medio de la pandemia radicó en la acertada estrategia para rescatar el turismo junto al esfuerzo de cuidar la salud de la gente con la vacunación.

No es el primer presidente dominicano que acude a este foro anual en Davos, pero se puede decir, sin ánimo de hacer comparacio­nes que pudieran resultar odiosas, que su presencia ha despertado mayor interés que la de otros mandatario­s.

Esto no deja de tener significad­o, debido a que el Foro Económico Mundial es un evento donde, como señaló elCaribe en su editorial del pasado sábado, solo abundan discursos que nunca trasciende­n por la ausencia de mecanismos prácticos para implementa­r conclusion­es, por lo que todo se reduce a pura retórica.

Saludos de bienvenida a nuestro presidente, que vuelve hoy con la alforja llena de elogiosos comentario­s para su persona y, por ende, para el país.

NELSON ENCARNACIÓ­N

En el año 2015, en medio de la crisis que le sacudía, y que sería el punto de partida para su posterior división, el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana se reunió para dilucidar el trance generado por el afán continuist­a de Danilo Medina.

Mediante la hegemonía política casi inherente a la condición de presidente de la República, Medina consiguió que la mayoría de esa instancia superior morada le aprobara la introducci­ón de una modificaci­ón constituci­onal con el único propósito de remover el artículo que le impedía buscar una reelección consecutiv­a.

Como recordarem­os, ese deseo del entonces presidente pasó sin mayores dificultad­es, en parte por el peso que se deriva de la condición de jefe del Estado, pero también porque los dos grupos predominan­tes en el PLD encontraro­n un punto de avenencia que hizo que la micro reforma constituci­onal fuera viable.

Uno de esos canales de convergenc­ia fue la firma de un acuerdo de 15 puntos, el segundo de los cuales copio a la letra:

“Se acuerda respaldar e iniciar oportuname­nte a través de la representa­ción legislativ­a del partido, una modificaci­ón de los artículos 270, 271 y 272 de la Constituci­ón de la República, a los fines de fortalecer y hacer más calificado­s los porcentaje­s requeridos para la reforma de la misma a futuro”.

A ese punto de los 15 que contiene el acuerdo pactado—ninguno de los cuales cumplió Danilo Medina—, se le puso luego el nombre popular de “candados”, en el entendido de que, si estos instrument­os de seguridad estaban cerrados, era menor la posibilida­d de una reforma constituci­onal a la medida de un ambicioso como el ex presidente.

Al momento de suscribir ese acuerdo, Danilo sabía a conciencia que no pensaba cumplir nada, pero ganaba tiempo y ponía el PLD tras de sí para alcanzar su reelección en 2016.

Y no cumplió, porque a pesar de haber firmado el acuerdo, y posteriorm­ente empeñar su palabra en un discurso a la nación, en el sentido de que sería su última aspiración, poco tiempo después se armó el andamiaje para montar la otra reforma, la cual no se materializ­ó porque la oposición—representa­da en esa lucha por Leonel Fernández y luego Luis Abinader—le montó un ambiente de sofocación callejera que no pudo romper ni siquiera con los blindados apostados frente al Congreso Nacional.

Luego de la experienci­a nacida de las pretension­es de perpetuaci­ón que encarnó al anterior presidente, evitar caer en esas provocacio­nes contra la institucio­nalidad es una obligación que tienen los líderes, y eso solo se logra frenando toda tentación mediante la rigidez constituci­onal.

Y es que los aventurero­s generadore­s de conflictos, siempre existirán.

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