Orlando Jorge Mera, el escritor
Si bien es cierto que desde que nace todo ser humano está destinado a morir, la manera en que se produce el desenlace determina muchas veces la apreciación con que será recordado el individuo en la sociedad que le correspondió vivir. Probablemente, la horrenda como se produjo la partida de Orlando Jorge Mera, asesinado en su despacho por un “amigo”, pueda contribuir a que se conozca su faceta de escritor, autor de libros que al tiempo que aportan a la ciencia jurídica, también enriquecen la literatura dominicana.
Jorge Mera publicó los libros “Derecho de la propiedad intelectual” y “Regulación, comunicaciones y Propiedad intelectual”, que sirven como textos de consulta en una disciplina que con el imperio del libre mercado se ha convertido en fundamental. Ya antes, había producido una obra didáctica junto a su padre, el expresidente Salvador Jorge Blanco, titulada “Introducción al Derecho”.
El finado ministro de Medioambiente y Recursos Naturales era un escritor que logró depurar su prosa, destinada al público lector de los periódicos, de manera que además de la belleza estética, debía agregarle a sus escritos concisión, precisión y claridad. La última columna que publicó, bajo el lema “Una sola tierra”, coincidió con el Día Mundial del Medioambiente”, que tomó esa misma expresión como grito de guerra.
“La consigna “Una sola tierra” destaca la necesidad de vivir de forma sostenible, en armonía con la naturaleza, a través de cambios sustanciales, impulsados por políticas y elecciones cotidianas que nos guíen hacia estilos de vida más limpios y ecológicos”, escribió Jorge Mera desde Estocolmo, Suecia, donde viajó en representación del gobierno del presidente Abinader, ante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medioambiente.
Uno de los versos más conocidos del poeta santiaguero Manuel del Cabral, admirado por el padre de Orlando, reza: “Hay muertos que van subiendo/ mientras más su ataúd baja”. Probablemente eso pase con Jorge Mera, el escritor. Por algo el prestigioso diario El País, de España, en su edición del lunes, define al funcionario asesinado como un hombre excepcional.