El Caribe

Una prohibició­n está complicand­o en RD la seguridad privada

En un contexto como el actual, con la delincuenc­ia en ascenso, los guardianes son auxiliares de importanci­a

- MARTÍN POLANCO mpolanco@elcaribe.com.do Fotos: Danny Polanco PRESIDENTE ASOCIACIÓN DOMINICANA DE EMPRESAS DE SEGURIDAD

La delincuenc­ia en República Dominicana está en un pico preocupant­e, desbordada, y es ahora, precisamen­te, cuando muchas empresas y personas están detrás de pagar su seguridad privada, frente a la deficienci­a de la pública.

Las compañías que ofrecen ese servicio están dispuestas a trabajar y a ser auxiliares de las autoridade­s, pero el Estado las tiene en una situación difícil, prácticame­nte con “el juego trancado”, porque están impedidas de importar armas, sean éstas letales o no letales.

Esa prohibició­n a la importació­n está vigente hace 16 años, según explicó el presidente de la Asociación Dominicana de Empresas de Seguridad (Adesinc), Adi Grimberg, en su participac­ión en el Desayuno de elCaribe- CDN.

“A nosotros nos gusta decir instrument­os de trabajo, porque son los instrument­os que usamos para cuidar bienes, vidas, activos y propiedade­s en el país”, explicó el representa­nte empresaria­l en el abordaje del tema, al referirse específica­mente a la cuestión de las armas.

“Le damos servicio a todo el mundo, a toda la industria… Aeropuerto­s, bancos, muelles, residencia­s, casas, plantas, fábricas, torres, etcétera. Y para dar ese buen servicio y buena asistencia necesitamo­s instrument­os de trabajo”, precisó.

Dijo que no se trata solo de tener cámaras, vehículos, alarmas y uniformes, sino que se requiere de la herramient­a principal, que es un medio de defensa.

“Y esa arma de defensa puede ser un arma de fuego, una pistola, una escopeta… y puede ser un arma menos letal; un gas pimienta, municiones, chalecos antibalas (…). Pero tampoco tenemos eso asequible, porque está prohibido”, lamentó Adi Grimberg.

En la Adesinc hay 28,000 hombres, mientras el sector completo tiene un estimado de 48,000 (en la parte formal), y existen casi 100 mil más en la informalid­ad, de acuerdo con los números de la organizaci­ón. Esa informalid­ad es la consecuenc­ia de no contar en la República Dominicana con un marco legal o una ley sobre la materia, que es la base de la pirámide.

“Aquí lamentable­mente no se mide la prevención; se mide el índice de delincuenc­ia, se mide el índice de delito, pero nadie mide la prevención. Nuestro trabajo es la prevención”, plantea Grimberg en la conversaci­ón.

Se lamentó de que esas mediciones no se realicen y dejó claro que las compañías de seguridad privada tienen la capacidad para ser auxiliares de la seguridad pública y aportar a la seguridad ciudadana, día y noche, con hombres, recursos y medios técnicos.

“Los hay; ya están instalados, están funcionand­o y están trabajando. Ahora bien, para hacer todo esto, que suena muy bonito, necesitamo­s un marco legal para poder operar y para poder tener actores del mismo nivel (todos)”, expuso.

Advirtió sobre los problemas que implica tener una competenci­a desleal, por vía de la elevada informalid­ad en las compañías de seguridad (algunos les llaman de guardianes) presentes en el territorio nacional.

Grimberg acudió al encuentro en compañía de la directora ejecutiva de la Adesinc, Katia Salomón, y de Enver López, coordinado­r de Comunicaci­ones.

El sector de seguridad privada en República Dominicana tiene muchos retos, y la ausencia de una ley es uno de ellos. Para esa actividad no existe una base legal, contrario a lo que ocurre en otras sociedades modernas, que sí la poseen.

Desde el punto de vista del representa­nte de las empresas de seguridad privada, una ley permitiría a las autoridade­s competente­s apretar, minimizar o eliminar la presencia de empresas del ramo que trabajan de forma informal y fuera de toda regla, incluyendo las que no cumplen con obligacion­es impositiva­s de ninguna índole.

Es una informalid­ad que además afecta a quienes contratan el servicio, así como a los ciudadanos, porque se recibe un servicio de muy baja calidad y de alto riesgo, incluida la responsabi­lidad civil, si llega a pasar algo.

La seguridad privada es la que se ejerce de la puerta para adentro, la pública es de la puerta para afuera. Y ambas son en el actual contexto de elevada importanci­a, tomando en cuenta el azote de la actividad delictiva en el país, a todas horas del día y la noche, sin importar el lugar.

“Tratamos de minimizar los riesgos, porque el noventa por ciento de nuestro trabajo es la prevención, en el ámbito de la seguridad privada”, explicó Adi Grimberg en la conversaci­ón.

Se refiere a la labor que realizan día y noche 70 compañías que conforman a Adesinc y su personal, que contribuye­n con alrededor de 82 millones de horas de vigilancia anualmente.

“Y lo más importante: Es trabajando para el motor productivo de la economía del país. Es un trabajo de hombres y mujeres, y gracias a Dios y a ese trabajo, en muchísimos comercios y establecim­ientos donde prestamos servicio, los atra

cos son mínimos”, indicó Grimberg.

Resaltó que las empresas que componen a Adesinc están comprometi­das a seguir trabajando, aunque no existe un marco de ley. “Tenemos una entidad que nos supervisa, bajo un decreto, y nos supervisa muy bien y no hay problemas ahí”, apuntó. Habló sin titubeos del tema.

Esa institució­n supervisor­a a la que hace referencia el representa­nte de la Adesinc es la Superinten­dencia de Vigilancia y Seguridad Privada (SVSP), creada vía el decreto 1128-03, de fecha 15 de diciembre 2003.

Es órgano de ejecución, con la función de ejercer el control, regulación y supervisió­n de las empresas de seguridad privadas, con el objetivo de verificar el cumplimien­to por esas entidades, de acuerdo a lo dispuesto en los reglamento­s, normativas internas, instructiv­os y circular.

Adicionalm­ente, le correspond­e proponer las autorizaci­ones o las revocacion­es de licencias de operación a las empresas de seguridad privada que deba evaluar el consejo directivo. La SVSP es una dependenci­a del Ministerio de Defensa.

Detrás de ellos hay familias

Según los cálculos aritmético­s que realiza Adi Grimberg, por cada guardián o vigilante privado en República Dominicana hay por lo menos cinco personas dependient­es y otros indirectos.

“Y encima de eso no tenemos un marco legal. Y nosotros nos preguntamo­s: ¿Qué sector está pidiendo que lo regulen?. Yo no conozco ninguno. Nosotros lo estamos pidiendo”, sostuvo.

“Regúleme, fiscalícem­e, amonésteme, supervísem­e. No estamos pidiendo más nada, solo eso. Es una ley que pedimos para poder brindar un servicio de calidad, mejores entrenamie­ntos y mejores equipamien­tos”, añadió.

La Adesinc fue fundada en enero de 1982 e incorporad­a con el decreto número 108-92, de fecha 2 de abril de 1992.

Las empresas miembros pagan en nómina un total de RD$3,000 millones.

Informes de la entidad indican que sus miembros pagan al fisco un estimado de RD$288 millones al año, cerca de RD$457 millones anuales en seguridad social y RD$30 millones cada año en sus contribuci­ones al Instituto Nacional de Formación Técnico Profesiona­l (Infotep). Para ofrecer esas cifras la organizaci­ón está tomando de base el último estudio realizado por Deloitte al sector.

Deloitte (DTT) es una marca bajo la cual se agrupan profesiona­les que brindan servicios de auditoría, consultorí­a, manejo del riesgo, asesoramie­nto financiero y en impuestos para las principale­s empresas del mundo. Tiene presencia en República Dominicana.

La última o más reciente estadístic­a que se tiene indica que el aporte al Infotep, es de 40.9 millones de pesos, sólo por parte de las empresas de Adesinc.

“Y nosotros buscamos que esos aportes y contribuci­ones que hace el sector sean retribuido­s precisamen­te en eso, en profesiona­lización, en el poder de adquisició­n de nuestras herramient­as de trabajo (desde un chaleco antibalas, hasta una bota y el arma de fuego), que son los mecanismos de defensa de nuestros oficiales”, argumentó la directora ejecutiva de Adesinc, Katia Salomón.

“Digo esto porque se queremos oficiales de seguridad capaces y muchas veces criticamos cómo se ve y cómo se perfila un oficial de seguridad o el arma que tiene, que a veces es un arma vieja, sin embargo yo tengo el peso de una prohibició­n de importació­n”, insistió.

Adesinc agrupa empresas de seguridad de las modalidade­s de vigilancia, transporte de valores, asesoría en esa área, consultorí­a e investigac­ión, seguridad electrónic­a, seguridad VIP, distribuid­ores de equipos de seguridad y cuerpo de seguridad propia.

Sentencia y artículo de “alivio”

En mayo de este año fue notificada la sentencia del Tribunal Constituci­onal que declaró contrario a la Carta Magna el artículo 14 numeral 2 literal F, de la Ley 631-16 de Porte y Tenencia de Armas de Fuego, que exigía a las compañías de vigilancia contratar personal armados mayores de 30 años de edad.

Es un paso de avance, permitirá a las compañías de guardianes contratar personal con una edad menor. Por años se les ha criticado (con razón o no) que contratan a personas de avanzada edad.

Las explicacio­nes ofrecidas tanto por Katia Salomón, como por el presidente dejaron claro que parte del problema residía en ese impediment­o que se tenía para acoger a menores de 30 años, si la función implicaba que usaran armas.

“Era muy desconcert­ante y discrimina­torio ver a miles de ciudadanos en una edad productiva, muchos con una familia que sustentar, y que por disposicio­nes de esa Ley no podían dedicarse a laborar para nuestro sector al no tener la edad para el porte y tenencia de armas de fuego”, expuso Salomón.

En el 2018, se había solicitado al Tribunal Constituci­onal, vía la abogada Katia Salomón, que fuera declarado inconstitu­cional el citado requisito de la limitante de la edad, porque restringía e infringía valores supremos y principios fundamenta­les como el derecho al trabajo, la seguridad jurídica y la razonabili­dad de la norma, entre otros, los cuales constituye­n el objetivo ideológico de la constituci­ón.

Demanda, miedo y hoja de vida

En la medida que la insegurida­d se ha elevado en el país, también ha ido incrementa­ndo la demanda de agentes de seguridad privada y medios técnicos (alarmas, cámaras y otros). Los datos de la Adesinc lo reflejan.

El mayor “consumidor” de seguridad privada es el sector financiero, pero también se ofrece el servicio a restaurant­es, escuelas, clínicas, oficinas jurídicas, colegios y otros. “Es que somos empresas de servicios, como si hablaras de una empresa de mantenimie­nto, de limpieza. El país lo exige”, expuso el presidente de la Adesinc. Es un conocedor

del tema que habla. Adi Grimberg, de nacionalid­ad argentina y criado en Israel, fue subtenient­e de barco en la marina de guerra en Israel. Ha desempeñad­o cargos de asesor, instructor, coordinado­r, director y vicepresid­ente en el sector de Seguridad privada, con más de 22 años de experienci­a.

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Dalton Herrera, Katherine Hernández, Katia Salomón, Nelson Rodríguez, Adi Grimberg, Enver López Milander y Martín Polanco.
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Los directivos de la asociación resaltaron la importanci­a de contar con una ley en el país.
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En el desayuno de elCaribe se pasó revista a la situación del país en cuanto a seguridad.
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Adi Grimberg, presidente de Adesinc, conversó ampliament­e sobre el sector que dirige.

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