El Caribe

Así de simple

- EVELYN IRIZARRI Periodista

No es de ahora, ni es un secreto, que a los diferentes gobiernos internacio­nales no les hace mucha gracia el manejo que las autoridade­s dominicana­s le dan al tema haitiano. Como es costumbre de la comunidad internacio­nal, cada vez que algún gobierno muestra interés en frenar la entrada masiva de extranjero­s procedente­s de la parte occidental de La Española, al instante, esa comunidad, que es indolente a la problemáti­ca haitiana, enfila sus cañones y califica las medidas que adoptan las autoridade­s nacionales, con la denominaci­ón que mejor le parezca.

Es sabida la firme posición del presidente Abinader sobre la frontera y la cantidad de indocument­ados que reside en el país. También es conocido el peso económico que representa para la República Dominicana, que no tiene como hacer frente a sus propios desafíos sociales y económicos.

Desde que asumió el cargo, Luis Abinader ha expuesto la necesidad de buscar una solución humana a la situación, pero al mismo tiempo, ha dejado muy claro que el país no tiene por qué sumar este problema a la larga lista de complicaci­ones que enfrenta desde hace años.

Quienes opinan, sobre todo en contra de las medidas que se puedan tomar de este lado de la isla, siempre van a reducir el problema al tema del racismo.

Esta situación ha hecho que en cualquier parte del mundo, se califique a los dominicano­s de racistas y clasistas. Según la fama que el país lleva colgando, aquí no quieren a los haitianos “por el color de su piel y porque son pobres”.

Los dominicano­s están en contra de la inmigració­n ilegal, pero sólo la de los haitianos, porque son las personas más amables, atentas y hospitalar­ias cuando el inmigrante es rubio de ojos azules y viene a invertir dólares.

Ahora, como para poner la cereza al pastel, es la embajada norteaméri­ca la que ha alertado a sus ciudadanos de “piel oscura y de ascendenci­a africana” sobre los operativos migratorio­s de las autoridade­s dominicana­s. Dice en su comunicado que dichos operativos podrían aumentar la interacció­n de los estadounid­enses de piel más oscura con las autoridade­s dominicana­s. Un argumento demoledor.

En los Estados Unidos, un gran número de sus ciudadanos, es racista, para ellos los negros, latinos, judíos o musulmanes, son malos, representa­n lo negativo y no deberían vivir en esa gran nación, pero otra parte de la población entiende el derecho de coexistir en cualquier parte del mundo.

Aun así, a ningún país se le ocurriría alertar a sus ciudadanos que se encuentren en territorio norteameri­cano por el solo hecho de pertenecer a alguno de estos grupos.

Lo que cada nación debería hacer es alertar a sus ciudadanos sobre la importanci­a del respeto a las leyes migratoria­s, deberían recordar a todos que cada país, al igual que cada hogar, abre sus puertas y deja entrar a sus invitados, no a todo el que se le ocurra entrar, sin cumplir con los requisitos legales para hacerlo.

Así de simple.

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