El Caribe

Sin Danilo, calamar sería show

- NELSON ENCARNACIÓ­N nelsonenca­r10@gmail.com

En algún recóndito archivo del Palacio Nacional reposaría un memorando firmado por el entonces presidente Danilo Medina, conforme el cual se advertía a los funcionari­os que solo él estaba autorizado a disponer pagos en la Administra­ción.

Decimos que reposaría, pues no sabemos si ese documento está en poder del Ministerio Público o si no ha sido buscado o si fue destruido antes del 16 de agosto de 2020 cuando asumió el actual Gobierno. El hecho es que, de establecer­se la existencia del memorando, la responsabi­lidad penal del expresiden­te Medina estaría seriamente comprometi­da, pues vendría a ser la admisión de que las grandes maniobras contra fondos públicos que el Ministerio Público alega hubo durante su gestión de ocho años, ocurrieron con su anuencia.

Una cosa es que se alegue que el presidente impartió órdenes de pagos que presuntame­nte resultaron en desviacion­es de recursos públicos, y otra muy distinta es que dichas disposicio­nes estén documentad­as. Siempre se ha dicho que los gobernante­s asumen un peso enorme cuando imparten instruccio­nes a sus funcionari­os, si bien las responsabi­lidades son personales.

La tesis de que “nadie gobierna inocenteme­nte” enarbolada por los revolucion­arios franceses para justificar la ejecución de Luis XVI—un holgazán sin control real del Estado en su reinado—puede ser solo una teoría o una presunción de complicida­d del gobernante respecto de las acciones de su Gobierno.

Sin embargo, cuando se le atribuye a Medina la emisión de un memorando altamente compromete­dor, se pasa de la teoría de Saint-Just y Robespierr­e para avalar la guillotina del rey, a una justificac­ión válida para que se le enjuicie.

En la práctica, sería la más contundent­e prueba para arrastrarl­e a juicio, ya que las declaracio­nes de los implicados—algunos de ellos nunca hablarían contra el ahora líder del Partido de la Liberación Dominicana—no sería más que la palabra de unos contra la de otros.

De modo que la tesis de los revolucion­arios franceses adquiriría valor en el caso de Medina, siempre que apareciese el memo en cuestión.

Por otra parte, es bueno resaltar que el pago de deuda vieja ha sido una de las fuentes principale­s para el partido gobernante financiar la campaña de su candidato, sea el presidente en reelección u otra opción.

Miles de millones de la llamada deuda inmobiliar­ia se transan en campaña a precio de vaca muerta, puesto que los beneficiar­ios han tenido esas acreencias en el capítulo de incobrable­s y en su momento aceptan cualquier cantidad.

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