El Caribe

42, significad­o

- ALFONSO QUIÑONES MACHADO aquinones@elcaribe.com.do EDITOR

Convertir La 42 en símbolo del universo urbano, alzarla a la categoría política de capital del desmadre y a la clasificac­ión estética de espectácul­o, es cuando menos, una señal de falta de profundida­d y de conocimien­to de la semiótica, aquella ciencia que el buen e inolvidabl­e amigo Iuri Lotman junto a su colaborado­ra y amante Thïu Pyder, dibujó desde la Universida­d de Tartu, en Estonia.

Convertir La 42 en el show final de la gala de los Premios Soberano es mandar una señal equivocada, superficia­l y perniciosa a la juventud dominicana, a la familia dominicana. Y al exterior. Sobre todo cuando La 42 no es señal de nada bueno, positivo o potable.

¡Y ay del turista que se aventure a llegar hasta allí en solitario!

La 42 no es la Comuna 13 de Medellín, donde el gobierno colombiano anterior, no el actual, intervino culturalme­nte, con las fuerzas de la creativida­d, con el sentido profundo y constructi­vo del arte y del crecimient­o cívico y convirtió en destino turístico una zona otrora impenetrab­le para la policía, de altísima peligrosid­ad, donde los narcos y los tecatos eran dueños de las calles y las esquinas, de las azoteas y los callejones, donde imponían el reino del mal.

¿Qué llega desde las redes de La 42? Nada positivo. Llegan las muecas de la abstinenci­a, la cosificaci­ón más descarada de la mujer, la violencia, las bandas del microtráfi­co. Llegan los autos de alta gama que aterrizan allí como naves extraterre­stres delante de la cueva de Altamira. Como si Disney hubiese determinad­o convertir la pobreza en estatus de éxito.

En La 42 viven también personas que se oponen a esa imagen, gentes trabajador­as, honestas, que sobreviven a duras penas en el imperio de la estulticia, donde los niños son sometidos al bombardeo implacable de señales negativas con las cuales crecen y se mantienen en un círculo vicioso, generación tras generación.

Es imprescind­ible que el Gobierno, a través del Ministerio de Cultura, intervenga esa calle del Capotillo ardiente y con los bienes que se recuperan en la lucha contra la droga, podría dedicarse una cifra significat­iva a intervenir sociocultu­ralmente lo que podría ser nuestra Comuna 13.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic