El Caribe

Jimaní no olvida a las víctimas de las inundación­es

Tras la tragedia, la comunidad está en alerta ante señales de lluvias

- GENRRIS AGRAMONTE gagramonte@elcaribe.com.do

Jimaní no olvida a sus muertos, fue la respuesta del voluntario de la Defensa Civil, Pedro Nicolás Novas, al responder una pregunta sobre los 20 años que se cumplieron de la tragedia que ocurrió en Jimaní, municipio cabecera de la provincia Independen­cia, la madrugada del 24 de mayo de 2004 cuando el río Blanco se desbordó e inundó el municipio, y se cobró la vida de centenares de personas.

Novas narró que estaba lloviendo desde hacía dos o tres días y el agua se fue acumulando y el 24 de mayo a las 4:00 de la madrugada se despertó sobresalta­do porque sintió que algo había explotado en la boca del río ubicada en las montañas al suroeste de Jimaní.

“Yo tenía un negocio y me levanté unos minutos después de la 4:00 de la madrugada, pero cuando puse un pie en el suelo noté que dentro de la casa lo que había era agua”, dijo Novas.

Explicó que inmediatam­ente llamó a su esposa para salir del hogar, pero cuando abrieron la puerta trasera quedaron asombrados por la cantidad de agua que estaba corriendo en el patio, por lo que optó por quedarse en su casa hasta que amaneciera. Narró que cuando se hizo de día salieron de la vivienda y la escena que vieron a ambos lados del río los dejó petrificad­os.

“No quedó nada, la mayoría de las casas se fueron, la gente no sabía dónde estaban y los que quedamos de pie en los alrededore­s, recibimos ayuda de gente de los barrios cercanos, que nos ayudaron a sacar lo poco que quedó en las casas”, dijo Novas visiblemen­te compungido.

Agregó que algunas casas , que no fueron arrastrada­s por el río, permanecía­n en la orilla, como un testimonio de la furia que aquel día había desatado la naturaleza sobre ese pueblo fronterizo.

“Se perdieron muchas familias a ambos lados del río”, señaló el voluntario de la Defensa Civil, tras agregar que la tragedia dejó marcada para siempre a la población de Jimaní. El barrio Las 40 ha sido tristement­e conocido por ser uno de los más afectados durante la tragedia de las inundacion­es.

“Al sector le llaman Las Cuarenta, porque eran cuarenta casas que construyó el presidente Joaquin Balaguer en uno de sus gobiernos, pero la gente fue construyen­do en los alrededore­s y se hizo un barrio grande con muchas casas, y la mayoría de esas casas se las llevó el río”, agregó Novas.

Monumento 24 de mayo

La población erigió un monumento fue erigido en honor a las víctimas de la tragedia, al que denominaro­n 24 de mayo.

Cada año, los sobrevivie­ntes y otros ciudadanos llevan flores al monumento, elevan plegarias y cantan en conmemorac­ión de las vidas perdidas.

“Algunos participam­os en la conmemorac­ión de ese día, recordando a los que murieron y muchos lloramos porque uno de nosotros en este pueblo de una forma u otra perdió un familiar ese día”, dijo la comerciant­e Juana Medrano, quien asegura haber perdido una hermana durante la riada.

El monumento está ubicado en el barrio Las 40 y sirve como un recordator­io sombrío de la tragedia .

“Cada vez que llega ese día la gente está llorando y cuando llueve en esa zona donde llovió, nosotros nos asustamos, porque fue una experienci­a muy dura”, relató Pedro Nicolás Novas.

El río Blanco

El río Blanco, que afectó a Jimaní en 2004, tiene su origen en el macizo montañoso de la cadena del Selle en Haití.

Fluye hacia el noroeste en la llanura de Cul-de-Sac, cruza la frontera, recorre unos diez kilómetros en República Dominicana y finalmente desemboca en el lago Enriquillo.

Este río es conocido por su belleza natural y es un lugar popular para el senderismo. Sin embargo, también puede ser peligroso durante las fuertes lluvias, como se evidenció en la tragedia de 2004.

En Jimaní el río está seco debido a varios factores, entre ellos la variabilid­ad climática, la estacional­idad de las lluvias y el uso del agua para la agricultur­a.

Sin embargo, es importante mencionar que este río puede experiment­ar crecidas repentinas, especialme­nte durante las fuertes lluvias.

Estas crecidas pueden causar inundacion­es y otros daños, como ocurrió en la tragedia de 2004, por lo tanto, aunque el río pueda parecer seco en ciertos momentos, sigue siendo una fuente potencial de peligro durante las temporadas de lluvia.

Aunque oficialmen­te fueron reportadas entre 400 y 500 personas fallecidas, los lugareños estiman que la cifra puede de muertes puede alcanzar las 2,000 personas.

“No se sabe la cantidad de personas que murieron, No te puedo decir cuántos se fueron, pero eran muchos”, dijo Novas

También se reportaron más de mil personas heridas y más de cinco mil personas quedaron sin hogar como resultado de la inundación.

El río Blanco o Soliete, arrasó esa madrugada con todo a su paso, para dejar su marca en la memoria colectiva de los habitantes de esa zona fronteriza, que todavía, 20 años después, lloran a sus muertos.

Monumento

Cada 24 de mayo acuden a Las 40 a honrar a los muertos por las inundacion­es

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GENRRIS AGRAMONTE Río Blanco, JImaní, provincia Independen­cia.

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